DESARROLLO: Monedas locales contra la globalización

Como respuesta a un sistema económico que consideran está basado en el daño ambiental y en el lucro, varias comunidades de Estados Unidos y del resto del mundo comienzan a experimentar con formas alternativas de moneda local, con la mira puesta en la sostenibilidad.

Esha Gordon sostiene BerkShares. Crédito: Matthew Cardinale/IPS
Esha Gordon sostiene BerkShares. Crédito: Matthew Cardinale/IPS

Entre las unidades de valor locales que existen actualmente en Estados Unidos figuran: la Moneda de la Comunidad Humboldt, en Eureka, en el occidental estado de California; los BerkShares, en la región de Berkshire, en el nororiental Massachusetts; los Bay Bucks en Traverse City, en el septentrional Michigan; los Ithaca Hours en Ithaca, en el nororiental Nueva York; los Cascadia Hours, Corvalis Hours y RiverHours en el noroccidental Oregon; los Equal Dollars en Filadelfia, en el nororiental Pennsylvania; y los Madison Hours en Madison, en el norteño Wisconsin, según la Sociedad E. F. Schumacher, que administra los BerkShares.

En Canadá se emplean monedas comunitarias en Calgary, en la sudoriental provincia de Alberta; Salt Spring Island, en la también sudoriental Columbia Británica; Tamworth, en Toronto y el valle de Madawaska, en la meridional provincia de Ontario, que promueve un «dólar sin usura».

También hay monedas comunitarias en Tlaxpana, México, y en East Sussex y Devon, Gran Bretaña, y una regional en Basilea, Suiza, que también puede intercambiarse en partes de Alemania y Francia.

Lo que estas monedas tienen en común es que representan un esfuerzo por responder a las diferentes presiones de la globalización, como el advenimiento de enormes cadenas de almacenes que compiten con los comerciantes locales.
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Los habitantes de Berkshire pueden acudir a uno de los cinco bancos locales participantes a cambiar 95 centavos por un BerkShare, a cinco por ciento de descuento en relación con el dólar. Luego pueden gastar los BerkShares en unos 400 comercios participantes, en directo reemplazo de los dólares, y por lo tanto se ahorran cinco centavos con cada BerkShare que gastan.

Aunque los dueños de los negocios pierden esos cinco centavos cada vez que van al banco para cambiar los BerkShares por dólares —lo que tienen que hacer para poder comprar algo que no se produzca en el lugar—, igual están felices de poder conservar a una clientela leal y perderla a manos de cadenas como Wal-Mart, Starbucks y Barnes & Noble.

«Las monedas locales son parte de lo que educa a la gente sobre la importancia de sus empresas pequeñas e independientes. Es sacar a las personas de Internet y devolverlas a la principal calle de la ciudad para que realicen intercambios cara a cara. Una vez que están allí, les gusta», dijo a IPS Susan Witt, fundadora de los BerkShares.

Hay muchas maneras de hacer que una moneda local pueda ayudar a crear una economía más sostenible, dijeron los líderes del movimiento local que promueve la iniciativa.

Primero, usar una moneda comunitaria obliga a la gente a comprar en el lugar donde vive, por lo que se importan menos mercaderías.

«Al tener transacciones económicas tan centradas en lo local, se reduce el uso de combustibles fósiles. Si es el mercado de un agricultor del lugar, los alimentos se producen a 30 millas (casi 50 kilómetros) de distancia, en vez de a 3.000 millas (casi 5.000 kilómetros)», explicó Steve Burke, director ejecutivo de Ithaca Hours.

Los economistas pueden objetar que el hecho de que diversos bienes se produzcan en muchas comunidades es menos eficiente que cada comunidad se especialice en cultivar uno solo para exportar, incluso sumando los costos del transporte.

Pero, «¿se tienen en cuenta el costo real del transporte y las consecuencias de nuestra dependencia de los combustibles fósiles para transportar mercaderías? ¿Se considera el deterioro climático? ¿Se lo incluye en conflictos por los limitados suministros de combustibles fósiles?», preguntó Witt.

También se preguntó si se consideran todos los costos del desempleo en las comunidades, el vacío de la experiencia vital allí y los costos humanos causados en otros países por prácticas manufactureras que no se permitirían en el propio, agregó.

Una segunda manera en que las monedas comunitarias promueven la sostenibilidad ambiental es que pueden conducir a una reducción del consumo, sostuvo Witt.

Ella cree que la gente compra cada vez más cosas, pero no porque las necesite sino para llenar un vacío que la moneda local puede satisfacer.

Con las monedas locales, «se sabe toda la historia de los bienes que compra: cómo fueron producidos, quién fue el carpintero que hizo la mesa, quiénes son sus hijos. Una se da cuenta de que comprar la mesa es apoyar a esa familia», enfatizó.

Los productos comprados con la moneda local lo vinculan a uno «al vecindario, a su lugar, a la gente que vive en el mismo lugar. No son simplemente cosas; enriquecen su vida de un modo en que las cosas no lo harían. Así que se necesita menos», dijo.

«Un suéter tejido a mano con lana de la oveja que pasta en la ladera de la colina por la que usted pasa en su camino al trabajo, le satisface de un modo en que no lo hacen cuatro suéters de origen desconocido. Usted lo cuida de un modo diferente», opinó.

Una tercera manera en que la moneda comunitaria puede llevar a una economía sostenible es que las comunidades pueden imprimirla en las cantidades que necesitan para emitir préstamos sin intereses o sin fines de lucro.

Permitir que se extiendan créditos sin intereses elimina la necesidad de involucrarse en deudas crecientes. Las deudas de altos intereses de individuos, empresas y gobiernos para con los bancos privados es uno de los principales factores que impulsan a las economías a crecer exponencialmente, generando cada vez más deuda para que el sistema sea estable.

Así como las deudas de altos intereses empujan a la economía hacia un crecimiento constante, también impulsan a la industrialización hacia nuevos mercados, nuevos productos y nuevas tecnologías, lo que a menudo conduce a la deforestación y la contaminación aérea.

Cuando las comunidades imprimen y emiten su propio dinero, en parte mediante préstamos productivos sin fines de lucro, la economía puede funcionar sin ese constante crecimiento que pone en peligro el ambiente.

Hay por lo menos dos modelos diferentes sobre cómo organizar y operar una moneda local que las comunidades estén usando. Uno es utilizado por los BerkShares. Del otro, el pionero fue el Ithaca Hour.

Fundado en 1991, el Ithaca Hour es la moneda local más antigua que existe en Estados Unidos, desde que desaparecieron esas divisas a principios del siglo XX.

A partir de entonces, numerosas monedas locales replicaron el modelo del Ithaca Hour.

Las empresas se asocian al sistema de Ithaca Hours pagando para figurar en la guía de comercios participantes. Reciben dos «hours» cada año a cambio de su cuota por membresía. Los empleados de estos negocios pueden aceptar «hours» en vez de dólares como parte de sus salarios. La gente puede aceptar esta moneda en vez de dólares por realizar servicios como cortar el césped.

Además de los préstamos de bajo costo, éste es el principal modo en que los Ithaca Hours ingresan en la economía de Ithaca.

«Hay una diferencia bastante fundamental entre nuestro modelo y el de los BerkShares. Ellos los venden. Los nuestros no se pueden comprar, sólo se pueden ganar», dijo Burke.

Su moneda se llama «hours» («horas», en inglés) porque sus fundadores «querían enfatizar la relación entre tiempo y dinero», explicó.

* Este artículo es parte de una serie producida por IPS (Inter Press Service) e IFEJ (siglas en inglés de Federación Internacional de Periodistas Ambientales) para la Alianza de Comunicadores para el Desarrollo Sostenible (http://www.complusalliance.org). Excluida la publicación en Italia.

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