DARFUR: Civiles también amenazados en campamentos de refugiados

Un informe de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre un bombardeo de la fuerza aérea de Sudán en el noreste de Chad, cerca de un campamento para refugiados, provocó fuerte condenas de la Coalición para Salvar a Darfur (SDC, por sus siglas en inglés).

El 28 de mayo, aviones de guerra de Jartum lanzaron bombas cerca del campamento de Oure Cassoni, donde se refugian desplazados de la occidental zona sudanesa de Darfur. El ataque mató a dos chadianos e hirió a otros cuatro, según la misión de ONU en la República Centroafricana y Chad. Los proyectiles también acabaron con una importante parte del ganado de la zona.

Oure Cassoni se encuentra en territorio chadiano, a siete kilómetros de la frontera sudanesa. Chad y Sudán se acusan mutuamente de respaldar a las fuerzas del rebelde Movimiento por Justicia e Igualdad (JEM).

Los ataques obligaron a la ONU y otras organizaciones a suspender sus operaciones humanitarias dentro del campamento de refugiados.

"Este comportamiento, después de la expulsión a comienzos de este año de 13 grupos de ayuda, demuestra la disposición del gobierno sudanés a cometer actos indignantes contra su población civil", señaló en una declaración el presidente de la SDC, Jerry Fowler.
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La campaña de Jartum contra el JEM y otros grupos insurgentes ha causado la muerte de 300.000 personas y el desplazamiento de otras 2,7 millones, según estimaciones de la ONU.

Los problemas de Darfur, reino independiente anexado por Sudán en 1917, comenzaron en los años 70 como una disputa por las tierras de pastoreo entre nómadas árabes y agricultores indígenas negros, ambos musulmanes.

La crisis derivó en una guerra civil en febrero de 2003, cuando guerrilleros negros respondieron con violencia al hostigamiento de las milicias árabes Janjaweed ("hombres a caballo"), que se presume son apoyadas por Jartum.

Los Janjaweed y el régimen sudanés son acusados de implementar una campaña de limpieza étnica contra tres tribus negras que respaldan a los grupos guerrilleros.

En marzo, Sudán expulsó a 13 grupos de asistencia humanitaria de Darfur, acusándolos de espionaje, y fijó el plazo de un año para que todos abandonaran el país. Analistas interpretaron esto como una repuesta a la orden de arresto emitida por la Corte Penal Internacional con sede en La Haya contra el presidente Omar al Bashir, el 4 de marzo.

El gobierno sudanés desde entonces ha permitido que las operaciones de ayuda humanitaria regresen paulatinamente a Darfur, pero los 13 grupos explícitamente señalados siguen prohibidos.

La SDC señaló que el bombardeo contra el campamento de refugiados en Chad es parte de una tendencia inaceptable del gobierno sudanés

"Ya es tiempo de que Estados Unidos y otros líderes mundiales coordinen sus mensajes y le den a elegir a Jartum: o readmite a los grupos expulsados y da pasos concretos hacia la paz o sigue obstruyendo la paz y poniendo en peligro a los civiles", afirmó Fowler.

Esta última opción, señaló la SDC, provocaría "reales y significativas reacciones de la comunidad internacional, incluyendo el aislamiento diplomático, las sanciones económicas y un efectivo y expandido embargo de armas".

La organización dio a entender así que las acciones de la comunidad internacional hasta la fecha han sido prácticamente simbólicas.

"Esto va a requerir del liderazgo de Estados Unidos y de una acción conjunta de otros países", dijo Fowler a IPS. "Queremos ver un acceso humanitario sin restricciones, un cese de las hostilidades y finalmente un acuerdo de paz".

Todavía no está claro si esos castigos presionarían efectivamente a Jartum para que actúe. Fowler dijo a IPS que "las sanciones dirigidas contra individuos que atacan a civiles" es una opción viable.

"La ONU ya ha autorizado esto contra cuatro personas, pero son muy periféricas. Puedes hacer eso con figuras más importantes", indicó.

A pesar de la presencia de una fuerza de paz conjunta de la ONU y de la Unión Africana, así como de trabajadores humanitarios internacionales, los civiles en Darfur siguen siendo vulnerables a los ataques del gobierno y de las milicias árabes.

Esta falta de seguridad es una de las razones por las cuales cientos de miles de sudaneses han huido a los campamentos en Chad, como el de Oure Cassoni.

Pero los bombardeos en la frontera son sólo una de las amenazas a los refugiados. Un reciente informe de la organización Médicos para los Derechos Humanos detalla la discriminación y la violencia física que sufren las mujeres sudanesas en el campamento de Farchana, en Chad.

Según el informe, los ataques sexuales son una continua amenaza para las mujeres. No hay suficiente comida para alimentar a todos, y en 60 por ciento de los campamentos estudiados, las personas tenían hambre todo el tiempo. Muchas mujeres dijeron tener miedo de salir fuera a buscar comida porque muchas lo habían intentado y habían sido golpeadas o violadas.

La violación de mujeres es algo común tanto en Darfur como en los campamentos para refugiados. Las víctimas quedan con múltiples daños físicos, como sangrado, dolor pélvico crónico y dificultad para caminar.

El informe de Médicos por los Derechos Humanos también reportó el significativo estigma social que padecen las víctimas de violaciones, quienes luego de ser atacadas sufren el divorcio, el rechazo de la comunidad e incluso la violencia física de parte de integrantes de su propia familia.

El estudio también da cuenta de la deteriorada salud de los refugiados en 12 campamentos chadianos. Todas las mujeres padecían de graves desórdenes depresivos o de estrés postraumático, junto con otros problemas psicológicos.

Un acuerdo de paz en 2005 técnicamente puso fin a la guerra civil de 21 años en Sudán, pero la violencia persiste, y más de dos millones de personas siguen viviendo en campamentos para refugiados o en países vecinos.

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