Fidel Castro ha sido por décadas el más tenaz opositor al eventual retorno de Cuba a la Organización de Estados Americanos (OEA), a la cual ha llamado desde «ministerio de colonias», hasta institución «infame», «desvergonzada», «podrida» y que «huele mal».
Sin embargo, siguió de cerca la XXXIX Asamblea General del foro hemisférico que concluyó el miércoles en Honduras con una resolución que puso fin a la suspensión de Cuba como miembro pleno, "sin condiciones" de ningún tipo. "Nunca se vio tanta rebeldía", escribió Castro al referirse a las discusiones que precedieron a esa decisión.
Como quien ya lo ha dicho todo, el ex gobernante se abstuvo de nuevos comentarios, al menos en lo inmediato, tras conocerse el resultado de los debates, interpretado este jueves como una "gran victoria para América Latina y el Caribe y también para el pueblo de Cuba", por el presidente del parlamento (unicameral) cubano, Ricardo Alarcón.
En opinión de Alarcón, la derogación de la cláusula excluyente de 1962 "pone fin a una injusticia y a un atavismo realmente prehistórico", aunque desestimó cualquier cambio de punto de vista respecto de la OEA. "No sé cuántas veces hemos dicho lo mismo: lo que ha ocurrido ayer (miércoles) no modifica en nada lo que Cuba pensaba ayer, anteayer y hasta hoy", señaló.
"Cuba no ha pedido ni quiere regresar a la OEA, llena de una historia tenebrosa y entreguista, pero reconoce el valor político, el simbolismo y la rebeldía que entraña esta decisión impulsada por los gobiernos populares de América Latina", resumió el moderador de un programa televisivo dedicado al tema, con participación del investigador y analista político, Luis Suárez Salazar.
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Para este experto en asuntos de integración, el hecho no puede explicarse sin tener en cuenta el precedente histórico de cómo en los últimos años las "multiformes" resistencias de los pueblos de América Latina y el Caribe han ido cambiando el panorama político de la región.
Opinó que la decisión de los cancilleres en Honduras es también una "derrota de la política de Estados Unidos" hacia Cuba y la región, aunque recordó que, "no obstante la importancia de esta resolución", la OEA no ha cambiado su carácter y tendría que pedir perdón a los países latinoamericanos por sus acciones al servicio de los intereses de Washington.
La "madre de todas las batallas" a partir de ahora se orienta hacia la creación de una organización de Estados Latinoamericanos y Caribeños que no contemple la participación de Estados Unidos, añadió Suárez.
"Ahí es donde se decide el futuro del continente", afirmó este ensayista y especialista en asuntos de integración.
En breves declaraciones a IPS, Suárez indicó que ese tema ya no es un mero deseo, sino un proyecto que "se está discutiendo" y estará presente en la agenda de la venidera II Cumbre de América Latina y el Caribe sobre Integración y Desarrollo, que tendrá por escenario a México.
"La política exterior cubana hacia la región no pasa por el retorno a la OEA, sino por seguir trabajando en función de una organización sin la presencia de Estados Unidos", recalcó el experto, quien aseguró que esa es una postura conocida por los gobiernos que promovieron y aplauden el levantamiento del veto sobre Cuba.
En rigor, la nueva resolución deja abierta la puerta para el retorno, pero el gobierno cubano nunca ha ocultado su desinterés por volver al foro interamericano con sede en Washington. A juicio de Suárez, se trata de una posición que se va a mantener y no puede ser interpretada como un desaire a los demás gobierno del área.
En su XXXIX Asamblea General los países miembros de la OEA aprobaron por consenso un texto de dos puntos que derogó la resolución 662, del 31 de enero de 1962, que apartó a Cuba de este foro americano por considerar que había cambiado "su rumbo" hacia el marxismo-leninismo.
Junto con dejar sin efecto la exclusión cubana del sistema interamericano, la declaración adoptada deja explícito que "la participación de Cuba en la OEA será el resultado de un proceso de diálogo iniciado a solicitud del Gobierno de Cuba y de conformidad con las prácticas, los propósitos y principios de la OEA".
Suárez recordó que también el presidente de Cuba, Raúl Castro, rechazó el eventual retorno del país a la entidad hemisférica cuando asistió en Brasil a la primera cita presidencial de América Latina y el Caribe para el desarrollo. "Primero se unirá el Mar del Norte al Mar del Sur y nacerá una serpiente de un huevo de águila", dijo entonces el gobernante.
En esa ocasión se hizo oficial el ingreso de Cuba como miembro pleno del Grupo de Río, el principal mecanismo de consulta y concertación política de la región que celebró una cumbre extraordinaria en el contexto de ese encuentro en Brasil, la primera de carácter regional que se realizó, en diciembre, sin participación de Estados Unidos.
Ese proceso de inserción regional continuó en los primeros meses de este año con la visita a la Habana de una decena de gobernantes latinoamericanos, el último de los cuales, el presidente de Paraguay, Fernando Lugo, llegó la noche del martes procedente de Honduras para una estancia que se prolongará hasta este viernes.
También esta semana, el flamante gobierno salvadoreño del izquierdista Mauricio Funes restableció relaciones diplomáticas con Cuba, lo cual convirtió a Estados Unidos en el único país de América sin vínculos bilaterales normales con la isla caribeña de gobierno socialista. (FIN/IPS/pg/dm/ip if pr/la na ca sl la fc/09)