El sur de Madagascar sufre sequía y hambres severas. La falta de lluvias en el verano austral arruinó la principal cosecha de este país insular africano en marzo y abril. Medio millón de malgaches tienen poco o ningún acceso a agua limpia ni alimentos.
El Programa Mundial de Alimentos (PMA) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) comenzaron a distribuir comida, pero alertaron que su presupuesto actual sólo alcanza para ayudar a unas 116.000 personas en las meridionales regiones de Androy, Anosy y Atsimo Andrefana, las más afectadas.
En la localidad de Andranovory, los precios de los alimentos y del agua aumentaron enormemente debido la sequía. "Es difícil encontrar algo para beber, porque un bidón de 10 litros de agua cuesta 2.000 ariarys (un dólar)", dijo Jeannette Ratianarivo, madre de cinco niños en una pequeña aldea cercana. El ingreso promedio mensual en Madagascar es de 26 dólares.
Para obtener agua potable gratis, Ratianarivo tiene que caminar unos 15 kilómetros por día al pozo más cercano. La calidad del agua es muy mala, y sólo debe ser usada para los animales o para lavar la ropa, admitió la mujer, pero explicó que, en la desesperación, la gente también la bebe y la usa en la cocina.
La directora del Centro de Salud Básica de Andranovory, Jocelyne Somarline, informó que muchos aldeanos se han enfermado y sufren de diarrea porque consumen agua contaminada. "La mayoría de los que viven cerca de las carreteras nacionales recolectan el agua de lluvia que queda en éstas porque es la única fuente que tienen, pero no es segura", dijo a IPS.
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Otros no tienen nada para comer más que el fruto del cactus "raketa", planta común del desierto. Este producto, con un sabor similar al boniato, es jugoso y sacia el hambre, y por ello es aprovechado con frecuencia por los pobres para reemplazar el arroz en su dieta. Pero como alimento básico, no es sostenible en el largo plazo, alertó Somarline.
Para sobrevivir, las familias también han comenzado a vender artículos de sus casas y su ganado, cuyo precio se redujo a la mitad desde el comienzo de la sequía.
PRECIOS CRECEN
Aunque las sequías son algo común en el sur de Madagascar, la escasez de lluvias este año fue extrema. "La cosecha de cereal en abril se perdió debido a la demora o falta de agua. Esta pérdida de nuestro principal producto tuvo como consecuencia el alza en los precios de otros alimentos básicos en el mercado, como el maíz y la mandioca", explicó Andrien Hatsisenjanahary, jefe tradicional de Androy.
La situación va camino a empeorar. Encuestas realizadas por Unicef y por el PMA en abril indican que la situación se deteriora mes a mes, en parte porque las cosechas de sorgo y maíz también se redujeron. Según la revista trimestral Système D'Alerte Précoce, el número de malgaches afectados por la sequía y el hambre aumentará a 560.000 en septiembre próximo.
Pero los agricultores no son los únicos perjudicados por la falta de lluvias. Aquellos cuya subsistencia depende de la ganadería también son vulnerables. En combinación con la caída de los precios del ganado, muchos granjeros están perdiendo animales debido a la falta de agua y a que las tierras de pastoreo se encuentran secas.
"La situación es preocupante, porque el próximo periodo de dificultad, en febrero (de 2010), será incluso más duro que éste debido a la mala cosecha", señaló Bruno Rakotoson, portavoz del PMA en Androy.
La inestabilidad política que vive Madagascar desde enero de 2009, cuando un golpe de Estado derrocó al presidente Marc Ravalomanana, ha agravado la ya precaria situación de los pobres.
La asistencia humanitaria fue retirada por la mayoría de las organizaciones internacionales desde que el nuevo mandatario, Andry Rajoelina, formó un gobierno de transición que no ha sido oficialmente reconocido por la Unión Africana ni la Comunidad para el Desarrollo de África Austral ni por varios de los países que colaboran con Madagascar.
SIN AYUDA
La gubernamental Oficina Nacional Malgache para la Nutrición construyó el año pasado varios centros en el sur de la isla para ofrecer apoyo alimentario adicional a los afectados por la sequía, especialmente a niñas y niños pequeños, pero la falta de recursos está comprometiendo la iniciativa.
"Uno de nuestros objetivos es recuperar confianza de los donantes para ser capaces de continuar con nuestras actividades", dijo la coordinadora nacional de la Oficina, Patricia Djiivadjee.
Las agencias de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) trabajan junto a Care International y organizaciones no gubernamentales locales para ayudar a los afectados. "Se deben movilizar fondos adicionales (para obtener otras) 4.000 toneladas de alimentos", explicó la representante residente en Madagascar del PMA, Christina Bednarska.
La ONU hizo un llamado internacional en abril para obtener nuevos recursos. En respuesta, el gobierno de Francia prometió 1,8 millones de dólares al PMA y otros 628.000 a Unicef para prevenir y tratar la desnutrición aguda.
Sin embargo, la donación francesa cubrirá sólo ocho por ciento de toda la ayuda financiera necesaria para contrarrestar los efectos de la sequía, según el coordinador residente de la ONU en Madagascar, Xavier Leus.