El enfrentamiento entre partidos políticos palestinos y los obstáculos que impone Israel al tránsito de personas pone en peligro la vida de cientos de habitantes de Gaza seriamente enfermos.
Mohammad Zibdeh, de 12 años, tiene cáncer en el cerebro y espera en la ciudad de Gaza a que le autoricen a viajar a Israel para recibir tratamiento. Mientras, depende de un respirador conectado a su garganta para sobrevivir.
El año pasado consiguió un permiso para viajar a un hospital israelí, donde fue sometido a quimioterapia. El tumor se redujo significativamente.
Pero la lucha entre el secular partido Fatah y el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) afecta la emisión de salvoconductos para ingresar a Israel. Al mismo tiempo, el estado judío es reticente a emitir visas para los habitantes de Gaza, por supuestas razones de seguridad.
Como consecuencia, Mohammad debe esperar ahora la emisión de un nuevo permiso para regresar al hospital israelí.
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"Me preocupa la vida de mi hijo", dijo su padre, Riyad, quien teme que el tumor vuelva a crecer.
Riyad tiene motivos para preocuparse. Ocho habitantes de Gaza seriamente enfermos murieron entre fines de marzo y fines de abril, pues no obtuvieron la documentación requerida para abandonar ese territorio con el fin de recibir tratamiento urgente.
La situación se alivió temporalmente el fin de semana, cuando Egipto abrió sus fronteras y permitió que cientos de palestinos ingresaran a su territorio. Pero la frontera se cerró poco después. Los enfermos debieron volver al primer casillero.
La Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios estimó que apenas 90 pacientes cruzaron el paso de Erez hacia Israel en abril. Esto se compara con 325 en marzo y 258 en febrero.
Sin embargo, estas cifras son exiguas si se tiene en cuenta a los cientos que mensualmente solicitan salir de Gaza en busca de tratamiento médico, muchos de ellos enfermos de cáncer y dolencias renales.
El destartalado sistema médico de Gaza, afectado por la escasez de equipamiento a causa del embargo que sufre la franja, obliga a muchos a tratar de viajar a otros países, como Israel y los del mundo árabe, en busca de tratamiento.
Pero para que un paciente se vaya, tanto los israelíes, que controlan el cruce de Erez, como los egipcios, que controlan el de Rafah, requieren que la Autoridad Nacional Palestina (ANP), liderada por Fatah y en control de Cisjordania, apruebe la salida.
Desde que Hamás tomó armas en mano el dominio de Gaza, en junio de 2007,
Egipcios e israelíes se niegan a reconocer la legitimidad de Hamás, partido que ganó las elecciones legislativas de enero de 2007. El movimiento tomó por las armas el control de Gaza en junio de 2007.
Hamás creó un Departamento de Derivaciones al Exterior, integrado por funcionarios de la ANP en Gaza que actúan de enlace con el gobierno que funciona en la ciudad cisjordana de Ramalah para coordinar la transferencia de pacientes desde la franja.
Sin embargo, el 22 de marzo Hamás reemplazó a los funcionarios de la ANP en ese Departamento, a quienes acusó de favoritismo político y nepotismo en la emisión de permisos, y los reemplazó por miembros suyos.
Hamás también se negó a cubrir los gastos de viajes de pacientes, como hacía antes la ANP. Presionadas por Ramalah, las autoridades egipcias luego se negaron a permitir que los pacientes de Gaza con documentación extendida por Hamás cruzaran hacia su territorio.
Tras la intervención de organizaciones de derechos humanos, algunas de ellas de Egipto, se llegó a un acuerdo el 26 de abril para permitir que varios pacientes salieran de Gaza.
El acuerdo implicó que Hamás reinstaurara a los funcionarios de la ANP, y que la ANP accediera a establecer un comité médico independiente para aprobar las derivaciones de enfermos al exterior. Hamás expresó sus reservas en torno al nuevo comité.
Sin embargo, algunos pacientes que se las arreglaron para cruzar la frontera con documentación de Hamás fueron rechazados por hospitales egipcios que reclamaban referencias de la ANP.
La situación se vio exacerbada por el hecho de que la ANP en Ramalah emitió pasaportes de manera caprichosa y esporádica, dejando a cientos de habitantes de Gaza sin un documento para viajar.
Antes de que Hamás tomara el poder, la ANP enviaba automáticamente miles de pasaportes en blanco a Gaza para ser completados allí.
La reputación de la ANP en el manejo de palestinos de Gaza seriamente heridos dio otro giro durante el ataque israelí contra ese territorio en diciembre y enero, cuando la ANP anunció que ya no pagaría para que los habitantes de la franja recibieran tratamiento en Israel porque los costos eran demasiado altos.
Pero otro obstáculo espera a los residentes de la franja que están críticamente enfermos y que se las arreglan para superar toda la burocracia y las rivalidades políticas.
Los servicios de seguridad interna de Israel, conocidos por sus siglas en hebreo Shin Bet, han obligado a varios pacientes a suministrar información sobre combatientes de la resistencia antes de aprobar sus permisos de seguridad.
La filial israelí de Médicos para los Derechos Humanos constató hace varias semanas "un aumento en la cantidad de pacientes palestinos interrogados y forzados a brindar información como precondición para salir de Gaza para recibir tratamiento médico".
"Entre enero de 2008 y marzo de 2009, por lo menos 438 pacientes fueron citados a interrogatorios como precondición para la evaluación de sus postulaciones para un permiso de salida con el propósito de acceder a tratamiento médico fuera de la franja", dijo el informe.
El año pasado, Médicos para los Derechos Humanos intervino en el caso de Mahmoud Abu-Amro, un paciente de 58 años con cáncer, que durante varios años había recibido quimioterapia en un hospital israelí antes que el Shin Bet le impidiera ingresar por razones de "seguridad".
Abu-Amro falleció antes de que se emitiera el permiso, lo que ocurrió póstumamente.
El ministro de Salud de Hamás, Bassem Naim, acusó a las autoridades israelíes de chantajear a los palestinos, y dijo que 324 palestinos enfermos murieron desde que Israel inició su bloqueo.