Transmitida de generación en generación, el conocimiento sobre plantas medicinales llegó a los laboratorios estatales de Brasil a través de un programa de rescate del uso de fitoterapéuticos, que ya clasificó 71 especies nativas y exóticas para la producción de remedios.
El Programa Nacional de Plantas Medicinales y Fitoterapéuticos surgió en el marco del reconocimiento, en 1978, de la Organización Mundial de Salud (OMS) del uso de ese tipo de medicamentos "con finalidad profiláctica, curativa, paliativa o con fines de diagnóstico", y que recomendó su incorporación en las políticas públicas.
Brasil, según su Ministerio de Salud, es el país con mayor diversidad genética vegetal del mundo, con cerca de 55.000 especies catalogadas de un total estimado de entre 350.000 y 550.000, además de tener una arraigada tradición del uso de plantas medicinales, vinculada al conocimiento tradicional (popular).
Ahora estarán disponibles en la red pública de la salud esos "remedios caseros", que suelen preparar las abuelas, son recomendados por un buen vecino o de uso común entre las comunidades indígenas y de afro-descendientes.
A partir de la lista de 71 plantas, los especialistas harán estudios para producir los fitoterapeúticos. Actualmente el Sistema Único de Salud sólo ofrece remedios derivados de la "espinheira-santa" (Maytenus ilicifolia), contra las gastritis, úlceras y otros males, y de guaco (Micania guaco), expectorante y calmante de la tos.
El objetivo es rescatar y promover las prácticas populares sobre la medicina tradicional, pero también fomentar el estudio y desarrollo económico de los diversos biomas brasileños, explicó a IPS Sandra Magalhaes, bióloga de la Fundación Oswaldo Cruz, vinculada al Ministerio de Salud.
Magalhaes, quien investiga plantas medicinales en el campo de experimentación de la fundación Fiocruz de Bosque Atlántico, en Río de Janeiro, indicó que el programa tiene además razones económicas.
Por un lado estimular la producción de estas plantas como fuente de ingreso para campesinos de pequeña escala y laboratorios nacionales. Por el otro, "esta medicina es comprobadamente más barata que la sintética y alopática". Y, según la bióloga, los programas municipales ya en vigencia que utilizan fitoterapéuticos redujeron considerablemente sus gastos.
El campo de experimentación de Fiocruz es un mosaico de aromas de las más de 126 especies nativas y exóticas cultivadas en su huerta. Una especie de farmacia al aire libre que promete curar todo tipo de males.
Desde "assa peixe" (Vernonia spp/V. ruficoma ou V. polyanthes), muy habitual en jarabes para la gripe, bronquitis y tos, hasta la carqueja (Baccharis trimera) para el combate de heridas y para el estómago.
La lista del Ministerio de Salud, escogida según Magalhaes a partir de plantas cuya eficacia "tiene comprobación científica", incluye también otras como la babosa para el combate de la caspa y la calvicie, que tiene propiedades antisépticas y cicatrizantes.
La idea es que el programa sirva de base para una ampliación de la cantidad fitoterapéuticos que hoy son financiados con recursos del fisco nacional. Actualmente sólo hay dos procesados a base de guaco y "espinheira-santa".
Según el portavoces ministeriales, en la elección de las plantas se priorizó aquellas que sirven para atender las enfermedades más comunes de los brasileños.
Décio Luiz Alves, de la directoria de la Sociedad Brasileña de Fitomedicina (Sobrafito) y presidente de la sección de esa institución en Río de Janeiro, es un arduo defensor de los medicamento de origen botánico, que, indica, pueden aplicarse a todo tipo de enfermedades comunes.
En entrevista con IPS, Alves explicó que, como tienen sustancias naturales, los remedios a base de plantas son "más fácilmente reconocidos por el organismo humano" que los sintéticos, y que por ello "son más aceptados" por el cuerpo y su acción es mas "suave".
El directivo de Sobrafito, comparó el efecto de un antiinflamatorio sintético indicado por ejemplo para un dolor en las articulaciones, "pero que causa gastritis", que a la vez es tratada con un antiácido, "que causa un problema de constipación".
"El fitoterapéutico al mismo tiempo que trata el dolor protege la mucosa del estómago, porque es más suave, impidiendo esa gastritis que puede causar un antiinflamatorio común", agregó.
Como otros especialistas, Alves alerta que, sin acompañamiento médico, los remedios de origen botánico pueden causar problemas.
"Es un medicamento y como tal tiene ventajas y efectos colaterales si es tomado de forma incorrecta", advierte el médico, que por eso mismo resalta la importancia de la rigurosidad de la legislación brasileña sobre fitoterapéuticos.
Por su parte, Magalhaes alerta sobre otros riesgos potenciales de los fitoterapéuticos, a partir del momento de su cultivo. Precisamente el objetivo del programa gubernamental es dar seguridad, calidad y eficacia, al proceso de producción de fitoterapéuticos, desde su cultivo, dice.
Para ello los biólogos de Fiocruz orientan a los productores involucrados a tener cuidados como en la elección del tipo de suelo por ejemplo que no tenga metales pesados— en la sustitución de agrotóxicos por adobos y herbicidas naturales, así como en escoger las épocas adecuadas de cultivo y cosecha.
También les enseña a manipular estos medicamentos para evitar la contaminación. Ya en el proceso de consumo, los especialistas recomiendan otros cuidados, como dosificación y contraindicaciones.
"Estamos hablando de plantas medicinales, de fitoterapéuticos, pero también de un producto para la salud. Así que, aunque sea un medicamento de complejidad menor, siempre tiene que tener una prescripción médica", subraya Magalhaes.
La bióloga destaca que es importante aprender a diferenciar que parte de la planta tallo, raíz, hoja o flor— es la indicada para cada enfermedad.
"Es importante saber en qué parte de la planta está concentrada aquella molécula, aquel principio activo que tiene una acción biológica sobre tal enfermedad. De otra manera se puede estar usando un insumo que no tendrá ninguna influencia o hasta que puede tener una acción contraria", advierte.
Leonardo Lucchetti, gerente de investigación de Farmanguinhos (el laboratorio gubernamental de la Fiocruz), destaca por ejemplo que la idea de que la medicina natural "no tiene efectos colaterales es parte de "un mito popular".
"Mucha gente cree que por preparar estos medicamentos en casa no les hará mal. Pero para ello se debe saber que es fundamental conocer qué dosis utilizar, cuál es el nivel de concentración de activos adecuada, si la persona esta consumiendo al mismo tiempo otros medicamentos y su interacción con los alimentos también", puntualiza Lucchetti ante la consulta de IPS.
La función del Laboratorio de Química de Productos Naturales de "Farmanguinhos", es investigar esos principios activos.
"Realizamos la prospección de las sustancias químicas que componen extractos y fracciones de plantas que son candidatas mañana a ser activos de fitoterapéuticos", explica Lucchetti.
El laboratorio, que también estudia las plantas a ser incluidas en la red pública de salud, busca así determinar su eficacia o riesgo, legitimando científicamente las ventajas que le otorga la medicina popular.
"En el caso de un medicamento sintético o alopático, sus moléculas ya fueron aisladas, son conocidas y se saben sus efectos colaterales. Pero cuando hablamos de una planta medicinal, hablamos de un ser vivo que tiene miles de moléculas", compara por su parte Magalhaes.
Por eso para la bióloga, es importante que a través de programas oficiales se dé seguridad y garantías de eficacia" a los fitoterapéuticos para incluirlos como parte de la política pública de salud.
"Los medicamentos son productos destinados a la cura o profilaxis de enfermedades, y por eso no los podemos tratar de forma negligente sin tener en cuenta todos los aspectos científicos de la información o seguridad que hay por detrás", puntualiza Lucchetti.
El científico aclara que las plantas medicinales no necesariamente implican un riesgo, pero que puede serlo a partir del momento en que son mal cultivadas, mal preparadas en los laboratorios, mal evaluadas, mal prescriptas y mal controladas en su consumo diario.