SALUD-SUDÁFRICA: Van buscando trabajo, vuelven enfermos

Es una tarde de miércoles en la terminal de autobuses «Joe Gqabi», en esta ciudad de Sudáfrica, y los inspectores llaman a voces a los pasajeros que se dirigen a la rural provincia del Cabo Oriental.

Mvuselelo Chicco Tokwe y su hijo de tres años. Tokwe está confinado a su pequeña vivienda la mayor parte del tiempo. Crédito: Steve Kretzmann/IPS
Mvuselelo Chicco Tokwe y su hijo de tres años. Tokwe está confinado a su pequeña vivienda la mayor parte del tiempo. Crédito: Steve Kretzmann/IPS
Es un viaje de 1.000 kilómetros y dura 16 horas.

Decenas de miles de personas llegan cada año a ésta, una de las tres terminales en Ciudad del Cabo para viajes de larga distancia en carretera, para hacer el mismo recorrido: visitar sus orígenes rurales, que abandonaron al buscar trabajo en las grandes ciudades. Es un legado de las grandes migraciones laborales durante el apartheid (sistema de segregación racial de la minoría blanca en perjuicio de la mayoría negra, vigente hasta 1994).

El Cabo Oriental es la provincia más pobre de Sudáfrica, con un desempleo estimado en 30 por ciento y una tasa de VIH (virus de inmunodeficiencia adquirida, causante del sida) de 26 por ciento, según datos de 2007 del Departamento de Salud.

En Sudáfrica, 5,7 millones de personas tienen VIH y 1.000 mueren cada día de sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida).
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Esta ola de personas que van visitar a sus familiares y amigos en la zona rural tiene una imagen festiva, pero el conductor de autobuses Ryan Xazan ha visto de cerca las tragedias que conlleva.

"Una vez tenía a una persona enferma en mi autobús y era cuestión de horas después de que dejamos Ciudad del Cabo cuando nos dimos cuenta de que ya no respiraba. Cuando me detuve para verlo estaba muerto, así que llamamos a un agente funerario para que se lo llevara", contó.

Xazan explicó que, como existe una fuerte tradición de que los procedentes del Cabo Oriental sean enterrados en su tierra, muchos enfermos terminales son enviados a sus lugares de origen porque sus familiares prefieren pagar el viaje en autobús que el traslado por una empresa funeraria, mucho más costoso.

La migración en Sudáfrica por lo general es solamente estudiada como un flujo de las zonas rurales a las urbanas, pero los constantes viajes de enfermos de sida a sus orígenes muestra que el tráfico es ida y vuelta.

Las investigaciones sobre el alto número de infecciones en los corredores de las estaciones y en las ciudades escala están bien documentadas, pero la complejidad de la enfermedad como motivo de un retorno migratorio es menos entendida, y tiene consecuencias de largo alcance para los pacientes, los hogares rurales y los sistemas de salud.

Un estudio realizado en 2008 por el Centro para la Investigación de la Ciencia Social en la Universidad de Ciudad del Cabo descubrió que una amplia gama de factores provocaban el retorno migratorio a las zonas rurales.

El investigador David Neves dijo que su estudio muestra una "multiplicidad de factores" que lleva a un enfermo a volver a sus orígenes, como carecer de una residencia en la ciudad, ser traído de regreso por algún pariente o el deseo de no ser una carga para su familia urbana.

Neves dijo que la investigación puede ayudar a combatir el estigma que rodea a los enfermos y que tiene un efecto "correctivo" en la idea simplificada de las migraciones. Los riesgos y la vulnerabilidad existen tanto en la zona rural como urbana, y las dos están "íntimamente conectadas", indicó.

No entender los factores tiene un impacto negativo, no sólo en la política de salud, sino también en la de vivienda y en la protección social. Por ejemplo, cuando una persona se muda a otra provincia, debe volver a solicitar los beneficios sociales, lo cual tiene implicaciones de costo y tiempo, y ésta se encuentra sin apoyo mientras los espera. Esto tiene implicaciones no sólo en su subsistencia, sino también en las redes sociales y familiares de la que es parte.

Mvuselelo Chicco Tokwe es uno de los que piensa realizar un viaje al Cabo Oriental. Vive en una casucha en Du Noon, una populosa localidad en el norte de la zona metropolitana de Ciudad del Cabo.

Contó que vino a esta ciudad en busca de trabajo en 2000, con 25 años. Cuando comenzó a sentirse enfermo en 2007, su esposa abandonó el Cabo Oriental y vino a acompañarlo y apoyarlo.

Es portador de VIH, y no tiene ni agua potable ni electricidad en su vivienda, donde está alojado con su esposa y su hijo de tres años.

Una infección de tuberculosis afectó su columna vertebral y ahora necesita una silla de ruedas para trasladarse, aunque aún con dificultad, debido a los estrechos corredores y caminos sin pavimentar de Du Noon.

Para ir al baño comunal, a 20 metros de su vivienda, tiene que pedir ayuda a sus amigos a través de su teléfono móvil. Toda la familia duerme en una cama dentro de una habitación donde también está la ropa, guardada en maletas y bolsas negras de plástico. El segundo cuarto está apenas amueblado con un sofá, una mesa, una repisa y una pequeña cocina.

"Siempre que quiero hacer algo debo arrastrarme porque la casa es muy pequeña y muy apretada para mi silla de ruedas", explicó.

Ahora, tras haber sido dado de alta en diciembre de 2008 después de dos años en el hospital, quiere regresar al Cabo Oriental. Pero los médicos le aconsejan que se quede aquí, y sus hermanos, que también residen en la ciudad, le ofrecen apoyo para que no se vaya y deje atrás a su esposa e hijo.

Pero, por otro lado, en la casa rural de sus padres se le ofrece atención y un lugar más amplio para vivir. Cualquier decisión que tome tendrá consecuencias en su familias rural y urbana. Patricia Fekema, trabajadora comunitaria en Du Noon, señaló que hubo un "tremendo" incremento en la migración de personas enfermas al Cabo Oriental. Muchos niños y adultos que viven en tugurios han sido "arrancados" de allí por sus familiares debido a los crecientes costos que implica su enfermedad.

Por su parte, la jefa de información de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), Nosipho Teyise, dijo que el enfoque de las políticas contra el sida tienden a ser individuales, pero el virus afecta también a la comunidad en la que vive la persona.

Por tanto, sostuvo que las comunidades rurales debían ser instruidas sobre el VIH/Sida y se debía mejorar la comunicación entre éstas y el gobierno.

Además, informó que, para tratar la vulnerabilidad de los migrantes, la OIM creó la Sociedad sobre VIH y Movilidad en África Austral, una iniciativa para reducir el impacto de la enfermedad entre los trabajadores migrantes y sus familias.

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