RACISMO: Irán y ONU resquebrajan protocolo

Irán cuestionó indignado las críticas de dos altos funcionarios de la ONU contra el presidente de ese país, Mahmoud Ahmadineyad, por el discurso que brindó en la apertura de la conferencia sobre racismo que terminará este viernes en Ginebra.

Los comentarios del mismísimo secretario general de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), Ban Ki-moon, y de la alta comisionada para los Derechos Humanos, la sudafricana Navi Pillay, fueron calificadas por el gobierno iraní de "deplorables, irresponsables e injustificadas", en una carta enviada el miércoles por su representante ante el foro mundial, Mohammad Jazai.

Teherán, además, pidió al Movimiento de No Alineados, el mayor grupo de países en desarrollo, que presentara una protesta formal por los dichos de ambos funcionarios.

Estados Unidos, Israel y otros siete países occidentales boicotearon la conferencia por temor a que se cuestionara la política del Estado judío hacia los palestinos y por su último ataque contra Gaza, que incluyó artillería pesada, bombardeos y una posterior incursión de fuerzas terrestres del 27 de diciembre al 19 de enero.

Las duras críticas de dos altos funcionarios de la ONU contra el presidente iraní fue tan excepcional como la posterior réplica de un estado miembro.
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Los ataques y contraataques violaron el histórico protocolo del foro mundial.

Irán sostuvo que las declaraciones en cuestión "contradicen totalmente las normas y prácticas establecidas de que los funcionarios de las Naciones Unidas deben atenerse en todo momento al principio de imparcialidad y abstenerse de hacer juicios sobre las posiciones y declaraciones de los representantes de los estados miembro y, en especial, de los jefes de Estado".

El secretario general, que oficia de administrador principal del foro mundial, es designado por la Asamblea General, de 192 miembros, por recomendación de los 15 integrantes del Consejo de Seguridad.

El alto comisionado para los Derechos Humanos es designado por el secretario general con la aprobación de la Asamblea General.

Ban y Pillay arremetieron contra Ahmadineyad quien, entre otras cosas, catalogó al sionismo de racista en su discurso de apertura de la conferencia de Ginebra.

El presidente iraní también señaló que tras la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) las potencias occidentales "mediante agresiones militares dejaron a una nación entera sin territorio so pretexto del sufrimiento judío", que terminó con la creación de Israel y dejó a los palestinos con el estatus de refugiados.

El objetivo del encuentro de una semana en Ginebra es evaluar los logros y fracasos registrados desde la anterior Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y Formas Conexas de Intolerancia, celebrada en 2001 en la oriental ciudad sudafricana de Durban.

El secretario general de la ONU "deploró" el uso que hizo el presidente iraní de la conferencia de Ginebra como plataforma para "acusar, dividir y hasta incitar".

"Es lo contrario a lo que se propone lograr", remarcó. Además, "esto hace mucho más difícil alcanzar soluciones constructivas que permitan hacer frente al verdadero problema del racismo".

"Es lamentable que mi pedido de contemplar un futuro de unidad no haya sido tenido en cuenta por el presidente iraní", añadió Ban.

"Condeno el uso de una conferencia de la ONU como tribuna política. Es totalmente inaceptable", señaló, por su parte, Pillay.

El discurso de Ahmadineyad excedió la temática de la conferencia, apuntó. "Además atentó contra la tradicional posición de la ONU, adoptada por la Asamblea General, respecto de considerar al sionismo como racista", añadió.

Al ser consultado por IPS, el portavoz del foro mundial Farhan Haq dijo que "el secretario general y la señora Pillay mantienen sus declaraciones".

Irán alega en su misiva que "el estatus y la dignidad de los jefes de Estado de los países miembro de la ONU deben ser respetados y salvaguardados en todo momento por parte de los otros estados miembro y, en especial, la Secretaría".

En lo que respecta a las declaraciones de Ahmadineyad del lunes, el gobierno iraní señaló que "No hubo ninguna acusación ni incitación como señala la declaración de Ban Ki-moon".

Por norma, el secretario general rara vez, por no decir nunca, arremete contra los gobernantes, al menos no en público, porque se lo considera un funcionario que se debe a los estados miembros.

De hecho, tampoco los gobernantes arremeten contra la Secretaría.

El año pasado, el presidente de Zimbabwe rompió la tradición al acusar de forma implícita al secretario general de hacer política.

"Consideramos que los funcionarios internacionales deben cumplir con sus nobles obligaciones con delicadeza y neutralidad", dijo ante la Asamblea General el presidente de Zimbabwe, Robert Mugabe, en septiembre de 2008.

En ninguna ocasión, sostuvo Mugabe, "debe consentir a los caprichos de los poderosos contra los débiles".

"Tenemos la firme convicción de que el secretario general y sus colaboradores deben servir a todos los estados miembro sin temores ni favores", añadió.

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