Nueve países de la OTAN acordaron combatir el flujo de armas al territorio palestino de Gaza mediante acciones diplomáticas y de inteligencia. Según analistas egipcios, se trata una forma subrepticia de consolidar el dominio extranjero en la región.
"El nuevo protocolo no apunta realmente a detener el contrabando de armas", dijo a IPS Tarek Fahmi, profesor de ciencias políticas de la Universidad de El Cairo y director de la oficina de Israel del Centro Nacional de Estudios sobre Medio Oriente, con sede en la capital egipcia.
"En realidad tratan de establecer un dominio extranjero sobre cruces fronterizos y puertos marítimos estratégicos", sostuvo.
El 13 de marzo hubo en Londres una importante conferencia con miras a "coordinar esfuerzos" para detener el presunto contrabando de armas, por tierra y por mar, a la franja de Gaza, bajo control de Hamás (acrónimo árabe de Movimiento de Resistencia Islámica), desde junio de 2007.
Entre los participantes había altos representantes de nueve miembros de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte): Alemania, Canadá, Dinamarca, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Holanda, Italia y Noruega.
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Al término del encuentro, los participantes firmaron un acuerdo para "crear un marco efectivo de cooperación internacional, además de las medidas adoptadas por los países de la región, para evitar y prohibir el flujo ilegal de armas, componentes y municiones a Gaza".
Los gobiernos participantes esperan lograr esos objetivos mediante una serie de medidas, entre ellas "interceptar barcos, intercambiar información y ejercer presiones diplomáticas", reza la declaración final.
La comunidad internacional es responsable de contribuir a la prevención y a los esfuerzos de prohibición, remarca, y añade que tales esfuerzos podrán incluir "medidas diplomáticas, militares, de inteligencia y de fuerza".
La conferencia de Londres fue la continuación de una realizada en Dinamarca a principios de febrero. Una tercera está prevista para este mes en Canadá con el objetivo de "planificar los detalles" del acuerdo, según diplomáticos vinculados al proceso.
Egipto habría sido invitado a la conferencia de Londres, pero no envió ningún delegado. Como era de esperar ni Hamás ni la Autoridad Nacional Palestina, respaldada por Estados Unidos, concurrieron. Los representantes de Israel participaron como "observadores".
Poco después, Mark Regev, portavoz del ahora ex primer ministro israelí Ehud Olmert, elogió el acuerdo. "El principio es claro, la comunidad internacional tomará medidas para evitar el ingreso de armas", declaró.
Pero analistas egipcios sostienen que el acuerdo es un intento disimulado de "internacionalizar" el prolongado sitio de Gaza.
Desde principios de 2006, tras el triunfo de Hamás en las elecciones legislativas palestinas, Israel y Egipto cerraron sus fronteras con Gaza e impidieron el paso de personas y mercancías, pese a la gran necesidad de productos básicos de los 1,5 millones de habitantes.
La crisis humanitaria se agravó tras el último ataque de Israel contra ese territorio palestino, del 27 de diciembre al 19 de enero, que dejó 1.400 muertos y mucha infraestructura destruida.
El general retirado del ejército Gamal Mazlum, especialista en asuntos militares, dijo a IPS que "estas conferencias contra el contrabando son una forma solapada de luchar contra la resistencia palestina". "Estados Unidos ofrece armamento a Israel, pero quiere dejar a los palestinos sin armas para defenderse".
Las conferencias de Dinamarca y Londres siguieron a un pacto de seguridad entre Estados Unidos e Israel, firmado a mediados de enero, pocos días antes del fin del mandato de George W. Bush (2001-2009).
El pacto prevé medidas generales para detener el contrabando de armas a la franja de Gaza. También compromete a Washington a "acelerar sus esfuerzos para brindar asistencia técnica y logística y a entrenar y equipar a las fuerzas de seguridad en tácticas para combatir el tráfico".
Egipto, que tiene 14 kilómetros de frontera con el atribulado territorio palestino, rechazó el acuerdo por considerar que violaba su soberanía nacional.
"En lo que respecta a nuestro territorio, sólo nos debemos a la seguridad nacional, a la del pueblo egipcio y a nuestra capacidad para proteger nuestra frontera", declaró entonces el canciller Ahmed Abul-Gheit.
Analistas egipcios también criticaron duramente el acuerdo entre Estados Unidos e Israel.
"Egipto tiene frontera con Gaza, pero no participó en el pacto de seguridad", indicó Fahmi. "Además, una lectura exhaustiva del documento muestra que atenta contra los intereses egipcios y puede, incluso, ofrecer a Israel acceso a información de inteligencia de los aliados árabes de Washington".
"Asimismo, Egipto quedó fuera de las conferencias europeas dedicadas al contrabando, que no incluyeron a los países árabes con el objetivo expreso de establecer un control foráneo sobre los cruces y puertos marítimos de la región", añadió.
Mazlum concordó en que el pacto internacional firmado en Londres apuntaba menos al contrabando de armas y más al logro de objetivos estratégicos.
"Destructores y submarinos extranjeros surcan las aguas del mar Mediterráneo, el mar Rojo y el canal de Suez de forma encubierta", señaló el especialista. "Con este protocolo, los países occidentales sólo quieren formalizar su presencia".
Diplomáticos cercanos a las negociaciones señalaron que sólo podrán usarse métodos "no coercitivos" para luchar contra el contrabando de armas. Por ejemplo, los buques sospechosos podrán ser abordados sólo con un permiso expreso de su capitán, según los términos del acuerdo.
Pero a Mazlum no le tranquiliza esa precisión. "Las inspecciones supuestamente no coercitivas serán, sin duda y con el tiempo, obligatorias", sostuvo.
"Occidente, junto con Israel, trata de establecer una dominación regional en múltiples frentes", sostuvo Fahmi. "Su plan de redelinear el mapa de Medio Oriente, desde Sudán y Somalia hasta Palestina e Iraq, avanza a ritmo acelerado, y los países árabes, divididos sin remedio, parecen incapaces de hacer algo al respecto".