Namibia sufre inundaciones a una escala sin precedentes en medio siglo. El norte es la zona más afectada. El presidente Hifikepunye Pohamba declaró zonas de desastre a las nororientales regiones de Caprivi y Kavango.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) realizó un pedido de 2,7 millones de dólares para ayudar en la respuesta al desastre.
IPS dialogó con Simon Nhongo, coordinador residente y representante del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Namibia, quien este mes visitó las zonas más golpeadas por las inundaciones.
IPS: ¿Qué encontró en las áreas afectadas?
SIMON NHONGO: En general, es sorprendente que haya tantos desplazados. Son aproximadamente 54.000. Y los afectados (en general) son unos 350.000 en (la región) nor-central, así como en el nordeste (Kavango y Caprivi).
Los desplazados o bien se alojan en casa de amigos o bien se reubican en campamentos. Alrededor de 16.000 personas se han trasladado a esas instalaciones. Están en una situación desesperada, sin ninguna idea de qué les ocurrirá.
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A esto se suma la alteración en el sector educativo. Los estudiantes no asisten a las escuelas. En los campamentos tenemos tiendas, y algunos maestros desplazados están dando clases. Es patética la manera en que la gente tiene que afrontar la situación.
IPS: En los medios locales se informó que en algunas áreas las inundaciones fueron tan severas que se redujo la distancia entre las personas y los depredadores. ¿Qué vio usted?
SN: Nosotros no vimos nada dramático, como un ataque de cocodrilo o hipopótamo. Pero, de hecho, de las 100 personas reportadas como fallecidas en todo el país hay casos de muertos por cocodrilos o hipopótamos.
La mayoría de las muertes fueron por ahogamiento, de personas que subestimaron el flujo de las corrientes a lo largo de los canales del río. Sin embargo, un pequeño aspecto positivo es que en muchas áreas —particularmente en el norte— la corriente trajo peces desde Angola. Así que hay mucho pescado que se vende al costado de las carreteras, lo que brinda proteínas. Pero es un pequeño consuelo, dada la escala de la crisis.
IPS: ¿El país fue tomado por sorpresa?
SN: Obviamente. Ésta es una situación única que se vio por última vez hace casi 50 años. Anticiparla no era fácil.
El gobierno está haciendo esfuerzos por crear medios de hacer frente a tales crisis a largo plazo. De ahí que el primer ministro (Nahas Angula) haya presentado al parlamento un mecanismo nacional de planificación de la contingencia, que constituirá un instrumento a largo plazo a fin de evitar que al país lo tomen desprevenido.
IPS: ¿Esto involucrará reubicar a sectores de la población?
SN: Sí, especialmente a quienes ya se asentaron en lugares donde no deberían estar, como áreas bajas susceptibles a inundaciones, incluso bajo circunstancias normales. También involucrará un análisis extensivo sobre el uso de la tierra, así como planificación y drenaje del agua de lluvia.
Estos son programas en los que la ONU está ayudando al gobierno. Queremos desarrollar medios sustentables a largo plazo de afrontar crisis humanitarias como éstas.
IPS: El presidente declaró área de desastre a algunas de las zonas afectadas. ¿Cuán importante fue esto?
SN: Extremadamente importante. Estoy seguro de que fue decisivo en la movilización de los recursos con la rapidez con que son recolectados. Si el gobierno no hubiera declarado la emergencia, no se habría sabido la magnitud del desastre. Se podrían haber perdido más vidas. La declaración ayudó a movilizar a la opinión internacional y recursos, aliviando el sufrimiento y salvando vidas.
IPS: ¿Cómo caracterizaría usted el entusiasmo con el que recibieron esta solicitud los potenciales contribuyentes?
SN: La respuesta ha sido bastante buena. Ya recibimos 350.000 dólares de Estados Unidos y 317.000 de Alemania. Nos hemos arreglado para movilizar alrededor de 1,3 millones de dólares de nuestro propio Fondo Central de Respuesta a Emergencias, de la ONU. Incluso un pequeño país vecino como Botswana ya contribuyó con unos 60.000 dólares en tiendas de campaña, alimentos y otros suministros.
IPS: Responder a una emergencia como ésta no sólo exige dinero, sino también personal y equipamiento como helicópteros y botes. Según su evaluación, ¿cómo se está desempeñando Namibia en este sentido?
SN: En circunstancias normales, Namibia podría haberse arreglado con los recursos disponibles dentro del país, pero la escala del problema es tan enorme que Namibia necesita asistencia externa.
Es gratificante que, para nuestra misión de evaluación, fuimos trasladados por aire usando los recursos del propio gobierno, lo que es muy elogiable. Estos eran recursos regulares a su disposición, pero cuando un país ingresa en una importante crisis humanitaria, el país necesita ayuda externa.
Es por eso que la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios, a través de su oficina regional en África austral, se las arregló para enviar personal que nos ayudara a asistir al gobierno en estos esfuerzos. Teníamos un equipo de entre cinco y 10 funcionarios de la ONU, del Equipo de Evaluación y Coordinación de Desastres ayudando al gobierno a perfeccionar las evaluaciones en las áreas afectadas.
IPS: ¿Qué otras intervenciones se recomendaron?
SN: Las inundaciones privaron a los habitantes de Caprivi de sus fuentes habituales de servicios socioeconómicos, como hospitales y escuelas, así que hemos recomendado botes. Otro elemento que constituye una necesidad básica son las tiendas de campaña.
Visitamos varios campamentos donde la mayoría de los hombres dormían afuera para dejar lugar a niños y mujeres adentro de las tiendas.
Los alimentos son otro problema. Y los mosquiteros también, porque en un entorno inundado como éste, los mosquitos se reproducen libremente y transmiten el paludismo. Los casos de esta enfermedad aumentaron en las últimas semanas.
Movilizar todos estos requisitos a tiempo es el principal desafío.
IPS: Namibia es apenas uno de los varios países que afrontan problemas relacionados con las inundaciones. Angola es otro ejemplo. Éste parece ser un problema regional perenne. ¿Cree usted que es tiempo de desarrollar una respuesta regional a las inundaciones?
SN: Usted tiene mucha razón. Los efectos de las inundaciones podrían localizarse en los países individuales, pero con una colaboración más cercana entre países regionales mediante el aprovechamiento y el manejo del agua transfronteriza, la carga podría aliviarse.
IPS: ¿Todavía hay áreas inaccesibles? ¿Prevé que aumente la cantidad de desplazados a medida que accede a esos lugares?
SN: Hay áreas a las que no se puede acceder. Afortunadamente, los últimos informes pronostican una reducción de los niveles del agua en los principales ríos. Sin embargo, eso podría ser engañoso, porque los niveles de los ríos están bajando a medida que el agua se filtra en las planicies inundadas, afectando a más personas.
La mayoría de los pronósticos indican —exceptuando una importante tormenta— que los números de personas afectadas y desplazadas se estabilizarán.
Sin embargo, el hecho es que ya se hizo daño y que la gente todavía sufrirá durante mucho tiempo. El problema se agravará a medida que las necesidades de recuperación de la población se vuelvan más evidentes. Hay carreteras y puentes que fueron arrasados.
Los 2,7 millones de dólares que hemos pedido son una suma minúscula. El daño hecho ascenderá miles de millones de dólares namibios y el gobierno necesitará mirar más allá, a socios para el desarrollo más comprometidos, como los bilaterales, la Unión Europea y el Banco Mundial.