Mohammad Al-Sheij Yousef podría recuperar la vista si logra salir del territorio palestino de Gaza. Pero Israel y Egipto le quitaron esa posibilidad: el primero le negó el permiso a él y el segundo a su imprescindible acompañante.
"Si Mohammad no recibe tratamiento fuera de Gaza en los próximos 14 días podría perder la vista y quedar ciego de por vida", dijo a IPS por teléfono el jefe del servicio de emergencia y ambulancia del hospital Al Shifa, Mawia Hasaneen.
"En las últimas semanas recibimos 150 solicitudes de pacientes gazatíes que necesitan atención médica urgente", señaló Ran Yaron, de Médicos por los Derechos Humanos.
La organización israelí representa a los palestinos que tratan de obtener un permiso para salir de los territorios ocupados para recibir atención médica.
"Enviamos 99 solicitudes al ejército israelí, pero sólo aprobaron 15" de ellas, dijo a IPS Yaron. "En tanto que potencia ocupante, Israel es el principal responsable de la salud de los palestinos de Gaza porque controla los cruces fronterizos".
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Israel "no debe usar pacientes como herramienta política", apuntó.
El personal de salud no puede hacer otra cosa que observar impotente el sufrimiento.
"Me acaba de llamar la madre de un niño de cuatro años del campamento de refugiados de Jabalyia, en el norte, porque su hijo padece insuficiencia cardiaca y dificultades respiratorias", relató Hasaneen.
"Como médico no puedo quedarme de brazos cruzados y ver morir a un niño porque no puede ser tratado en Gaza y las fronteras están cerradas", añadió.
Pero es lo único que puede hacer.
El Centro Al-Mezan de Derechos Humanos, con sede en Gaza, informó que al menos 41 gazatíes murieron el año pasado por causas atribuibles al mal funcionamiento del mecanismo que deriva pacientes fuera de ese territorio palestino.
En este momento, la salud de cientos de palestinos se deteriora con rapidez.
Para los gazatíes, lo que ocurre en los cruces fronterizos puede ser la diferencia entre la vida y la muerte. Medicamentos para enfermedades comunes quedan en el pasaje de Rafah, en la frontera con Egipto, o en Erez, con Israel. Los pacientes no pueden salir y la mayoría de los fármacos no pueden entrar.
Egipto alega que no puede abrir definitivamente la frontera sin ayuda de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), con sede en Cisjordania, en manos del partido secular Fatah del presidente Mahmoud Abbas.
Mientras, hay al menos 750 pacientes que necesitan atención médica urgente y no pueden salir, según fuentes médicas de la franja de Gaza.
El cruce de Rafah ha estado cerrado la mayor parte del tiempo desde que Hamás (acrónimo árabe de Movimiento de Resistencia Islámica) tomó por las armas el control Gaza en junio de 2007, tras haber ganado las elecciones legislativas de enero del año anterior.
Egipto abrió hace pocos días el cruce de Rafah, "pero fue por poco tiempo y la gente no tuvo tiempo de salir y regresar", señaló Ihab Al-Ghousin, del Ministerio del Interior gazatí.
Algunos pacientes que se atendieron en hospitales egipcios no pudieron regresar.
Decenas de palestinos que necesitan recibir atención médica urgente se las arreglaron para llegar hasta el cruce de Rafah con la ayuda de sus familiares y protestar por la situación. Agitaron banderas con reclamos como "Le pedimos a Egipto que salve nuestras vidas" y "Pedimos a todas las partes que dejen a Rafah fuera las disputas políticas".
Según el acuerdo de seguridad de 2005, patrocinado por Estados Unidos, la gestión del cruce quedó en manos de la ANP con supervisión de la Unión Europea. Pero ésta y Egipto se niegan a negociar con el gobierno de Hamas, elegido en las urnas.
Por su parte, Israel se niega a dialogar con la Comisión Médica Palestina, creada por el Ministerio de Salud de Gaza, y quiere negociar con una de Ramalah, dependiente de la ANP, que preside el líder de Fatah, Mahmoud Abbas.
"La comunidad internacional debe reclamar a Israel la creación de más mecanismos de coordinación a fin de que los pacientes palestinos puedan recibir atención médica fuera de la franja de Gaza", subrayó Yaron.