ISRAEL-PALESTINA: Cisjordania es una bomba de tiempo

La tensión entre israelíes y palestinos crece rápidamente, como se refleja en los cada vez más numerosos ataques sangrientos en Cisjordania.

Gaza, bajo control de Hamás (acrónimo árabe de Movimiento de Resistencia Islámica), es un polvorín desde hace varios años, pero son los últimos casos de violencia en Cisjordania, administrada por la Autoridad Nacional Palestina (ANP), comprometida en el proceso de paz con Israel, los que están causando alarma.

"Cisjordania es una bomba de tiempo esperando el momento y las condiciones justas para explotar", dijo a IPS el politólogo Samir Awad, de la Universidad de Birzeit, cerca de esta central ciudad cisjordana.

La semana pasada, un adolescente de 16 años de la colonia judía de Bat Ayin, entre las meridionales ciudades cisjordanas de Belén y Hebrón, fue asesinado a hachazos por un palestino. Un niño colono de apenas siete años fue hospitalizado tras sufrir una fractura de cráneo en el mismo incidente.

A comienzos de este año, dos policías israelíes fueron asesinados en el norte de Cisjordania por disparos a quemarropa luego de haberse detenido para asistir a palestinos que fingían tener su automóvil averiado.
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Más grave aun fue el descubrimiento de un vehículo cargado con explosivos en el estacionamiento de un gran centro comercial en la septentrional ciudad israelí de Haifa el mes pasado. La bomba fue desactivada a tiempo.

Se cree que cisjordanos o posiblemente israelíes árabes están detrás de este atentado frustrado, confirmando la creciente militancia en Cisjordania o dentro mismo del territorio israelí.

Los atentados contra objetivos civiles dentro de las fronteras de Israel parecen haberse convertido en cosa del pasado. Sin embargo, los ataques de colonos contra palestinos, causando serias heridas y numerosas muertes, así como destrucción de propiedades, han aumentado.

Estas agresiones han sido meticulosamente registradas por el grupo de derechos humanos israelí B’Tselem.

La organización divulgó un informe la semana pasada expresando preocupación por una ola de ataques por parte de las fuerzas de seguridad israelíes contra civiles palestinos este año.

Desde que finalizó en enero la israelí Operación Plomo Fundido contra Gaza, la organización documentó "24 casos de graves abusos, en los cuales funcionarios policiales y soldados golpearon a palestinos, usando la culata de los rifles, garrotes y otros medios para herir". "De estos casos, 16 fueron especialmente graves", indicó.

En uno de los incidentes, Majed Hajahjeh, un comerciante de la zona de Belén, fue golpeado brutalmente por soldados israelíes que lo abordaron cuando esperaba un taxi en la calle.

"Me golpearon en todo el cuerpo, especialmente en mi cabeza. Me cubrí con las manos para protegerme. Mis manos estaban llenas de sangre de mi cabeza. Me arrodillé y grité de dolor. Los soldados seguían pegándome con sus cachiporras y me pateaban en el cuello, en la espalda y en las manos", contó.

Fue abandonado en la calle sangrando y con un brazo quebrado, hasta que un automovilista que pasaba por allí lo trasladó inconciente a un hospital.

Sólo un pequeño número de ataques contra los palestinos son reportados, según B’Tselem. Desde el estallido en septiembre de 2000 de la segunda Intifada (insurrección popular contra la ocupación israelí), la organización ha presentado a las autoridades denuncias de 345 casos de violencia cometidos por las fuerzas de seguridad.

A este volátil contexto se añade la deteriorada situación entre la ANP y Hamás, y entre la ANP y el más pequeño movimiento de resistencia Yihad Islámica.

Analistas creen que Hamás está en el proceso de reconstruir su infraestructura en Cisjordania, y espera el momento oportuno para golpear tanto a Israel como a la ANP.

Los servicios de seguridad de la ANP desenterraron hace unos días una gran cantidad de explosivos en una mezquita ubicada en la septentrional ciudad cisjordana de Qalqiliya.

"Hay varias razones por las cuales los palestinos acumulan armas. Una es la incapacidad de las fuerzas de seguridad de la ANP para protegerlos de los ataques de los colonos. Temiendo por su vida y hundidos en la pobreza, muchos toman la ley con sus propias manos", dijo Awad.

"Además, los servicios de seguridad de la ANP han llevado a cabo durante los últimos meses agresivas campañas de arresto usando una excesiva violencia contra miembros y simpatizantes de Hamás y de la Yihad Islámica en Cisjordania", añadió.

"Si bien las respectivas fuerzas de seguridad de ambos grupos han cometido abusos contra sus oponentes políticos durante mucho tiempo, el drástico aumento en los casos este año exacerbó la furia palestina", explicó a IPS.

El resentimiento de los palestinos hacia la ANP se disparó tras la última guerra en Gaza, pues muchos sostienen que permitió y hasta colaboró con la sangrienta ofensiva israelí.

Hubo varios informes de que activistas vinculados al partido secular Al Fatah, que administra la ANP, habrían brindado información de inteligencia y logística a las fuerzas israelíes para atacar objetivos de Hamás.

Mientras la militancia parece crecer en Cisjordania, varios incidentes en Gaza ponen en jaque la teoría israelí de que la guerra le da más seguridad al Estado judío.

El lunes, un bote de pesca con una bomba escondida explotó luego de que un barco israelí le disparara a 300 metros de la costa. No había nadie a bordo.

En tanto, autoridades egipcias descubrieron células del movimiento chiita libanés Hezbolá (Partido de Dios) en la península de Sinaí. Según Egipto, éstas habrían ayudado a contrabandear armas a Gaza, así como a identificar a turistas israelíes como objetivos de ataque.

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