ESTADOS UNIDOS: Obama festeja 100 días de holgura

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha tenido éxito en dar un rumbo positivo a las relaciones de su país con el resto del mundo en sus primeros 100 días de gobierno, si bien los cambios han sido más retóricos que sustantivos.

Obama durante su última visita a Francia. Crédito: Casa Blanca/IPS
Obama durante su última visita a Francia. Crédito: Casa Blanca/IPS
Obama ya cumplió varias promesas de campaña, como ordenar el cierre de la prisión de la base naval estadounidense de Guantánamo, Cuba, reafirmar su intención de retirar las tropas de Iraq en 2011, y eliminar las restricciones a los cubano-estadounidenses para viajar y enviar remesas a su país de origen.

Pero no queda claro cuán lejos podrá llegar ni cuán rápido podrá avanzar en otras cuestiones clave, como el conflicto de Medio Oriente y la contención del cambio climático, cuando se enfrente con sólidas resistencias.

Tampoco queda claro su verdadero compromiso con los cambios en otros asuntos delicados, que él mismo ha mencionado y que aún están en revisión o apenas se empezaron a estudiar o a implementar.

Por ejemplo, el inicio de un diálogo diplomático con Irán y Siria, la presión por una urgente solución de dos estados para el conflicto palestino-israelí, la imposición de condiciones a la asistencia militar a Pakistán, amenazado por el movimiento islamista afgano Talibán, y la intención de trabajar por "un mundo sin armas nucleares".
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"Creo que el tono y el ambiente son los adecuados y los diferentes frentes están claros. Pero lo más difícil será realizar los cambios, y es claro que Obama no logrará muchos de ellos", sostuvo Charles Kupchan, del Consejo de Relaciones Exteriores (CFR, por sus siglas en inglés).

"En muchos de esos asuntos, primero tendrá que vencer la resistencia interna y la internacional, y segundo tendrá que establecer un criterio de selección y fijar prioridades, porque tiene las manos llenas y los recursos son demasiado limitados", añadió.

La sola cantidad de nuevas iniciativas en materia de política exterior anunciadas por Obama revelan su compromiso con el cambio, que aún no se ha plasmado.

Está además el marco de una crisis económica y financiera histórica, que le ha consumido a Obama la mayor parte de los 100 días que lleva en la Casa Blanca.

La aprobación popular del mandatario ronda 65 por ciento de los consultados en diversos estudios en su país

El presidente se beneficia por el simple hecho de no ser George W. Bush (2001-2009), cuyo unilateralismo, que alcanzó su punto culminante con la invasión de Iraq en 2003, y su aire de vaquero dieron a este país la peor imagen de la historia en las encuestas.

Antes de su asunción el 20 de enero, dos de cada tres entrevistados para una encuesta realizada por la cadena de radio y televisión británica BBC en 17 países dijeron que pensaban que las relaciones de Estados Unidos con el resto del mundo mejorarían con Obama.

Eso llevó a Steven Kull, uno de los consultores del Programa de Actitudes en Política Internacional (PIPA, por sus siglas en inglés), con sede en Washington, a plantear la duda de si Obama podría sostener "el entusiasmo, dado el complejo escenario que tiene por delante".

Al parecer, el entusiasmo se mantiene, a juzgar por la calurosa bienvenida que le dieron en Europa a principios de este mes, así como la calidez expresada por gobernantes de América Latina, incluido el presidente venezolano Hugo Chávez, dos semanas después en la V Cumbre de las Américas de Trinidad y Tobago.

Un estudio de la consultora Harris, divulgado a principios de este mes, concluyó que Obama tiene mayores índices de aprobación (80 por ciento) en los cinco países más poblados de Europa occidental que cualquiera de sus políticos y que, de las 19 personalidades con las que fue comparado, sólo se le acercaba el líder espiritual tibetano Dalai Lama (74 por ciento).

En el mundo árabe también mejoró su aprobación.

La mayoría de los consultados para el estudio de la BBC eran escépticos respecto de que la elección de Obama implicara futuros cambios positivos. Sin embargo, según una encuesta realizada este mes en Dubai, más de cuatro de 10 entrevistados dijeron tener una mejor opinión de Estados Unidos, tres meses después de comenzado su gobierno.

Pero resta ver si esa buena voluntad se traduce en una mayor cooperación con Washington, lo que, además, dependerá mucho de las políticas concretas que Obama lleve adelante y de su perseverancia para implementarlas.

Por ahora se ha ceñido a lo que el editor de Newsweek International Fareed Zakaria llamó un rumbo "centrista", que en muchos aspectos no basta para una ruptura decisiva con la era Bush —cuya política exterior se moderó bastante en su segundo mandato— esperadas por muchos, tanto en el extranjero como entre sus correligionarios del Partido Demócrata.

De hecho, cuando Obama "cambió la frase agresiva ‘guerra global contra el terrorismo’ por ‘operaciones de contingencia en el extranjero’, no hizo ningún cambio fundamental a la política antiterrorista estadounidense", dijo John Feffer, del izquierdista Foreign Policy in Focus.

Incluso, algunos de los partidarios más fieles de Bush, incluido el intelectual neoconservador Robert Kagan, elogiaron públicamente la labor del nuevo presidente.

Su decisión de enviar 21.000 efectivos más a Afganistán, así como los permanentes ataques con vehículos aéreos no tripulados, Predator, contra presuntos combatientes de la red extremista Al Qaeda y del Talibán en Pakistán, siguen el camino iniciado por Bush y el Pentágono bastante antes de las elecciones de noviembre, pese a las promesas de más asistencia civil a esos gobiernos, que acompañan tales medidas.

Obama aclaró varias veces que, a diferencia de Bush, es decididamente partidario de un enfoque multilateral y considera a las Naciones Unidas y al derecho internacional como una importante base de legitimidad para las acciones de Estados Unidos, aunque se ha negado a romper con algunas de las prácticas de sus predecesores como las "entregas extraordinarias" de presuntos terroristas a terceros países.

También puso un freno a los reclamos de investigar, ni hablar de procesar, a los responsables directos o a los que autorizaron violar las Convenciones de Ginebra y la Convención de las Naciones Unidas contra la Tortura durante el gobierno de Bush.

La designación del ex senador George Mitchell como enviado especial para Medio Oriente y las reiteradas declaraciones de Obama a favor de la solución de dos estados para el conflicto palestino-israelí fueron aplaudidas tanto en Europa como en el mundo árabe por su drástico contraste con la política de Bush.

Pero el hecho de mantener una posición dura contra Hamás (acrónimo árabe de Movimiento de Resistencia Islámica) y de no poder imponerse ante Israel para que alivie el bloqueo al territorio palestino de Gaza ponen en duda su voluntad de presionar realmente al primer ministro israelí Benjamín Netanyahu, sobre todo si eso implica enfrentarse al "lobby israelí" local, cuya influencia entre los demócratas es tan fuerte como en el ahora opositor Partido Republicano.

Irán es, junto con Pakistán y el conflicto palestino-israelí, uno de los asuntos más difíciles y potencialmente más explosivos de política exterior en el futuro inmediato.

La promesa que hizo Obama en el Año Nuevo persa de impulsar relaciones mutuas sin "amenazas" y "basadas sobre el respeto mutuo" parecen en flagrante contraste con la propuesta impulsada por el lobby israelí de aprobar nuevas sanciones económicas contra Teherán.

De hecho, la semana pasada, la secretaria de Estado (canciller), Hillary Rodham Clinton, se mostró a favor de duras sanciones internacionales contra Irán, si Teherán no acepta la propuesta de Estados Unidos y de otras naciones occidentales de limitar su programa nuclear.

"En gran parte, la estrategia del gobierno frente a Irán sigue siendo reactiva, poco clara y sospechosamente similar a la diplomacia de incentivos y amenazas de los últimos años del gobierno de Bush", sostuvo Suzanne Maloney, del centro de estudios Brookings Institution y ex funcionaria de la oficina para Irán del Departamento de Estado (cancillería).

En efecto, coincidió Zakaria, el acercamiento de Obama a Cuba, Irán y Siria ha sido "modesto y preliminar", explorando las opciones de "un cambio de política, pero siempre de manera sobria y calculada".

* Blog de Jim Lobe, en inglés (http://www.ips.org/blog/jimlobe/)

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