En España se avanza fuerte hacia la igualdad de género y social, según expertos, pero todavía falta mucho para lograr y asegurar que ese objetivo se concrete para todas las personas, sin distinción de etnias, sexo o nacionalidad.
Esta semana pude comprobar tanto los cambios positivos como las cosas que faltan aún por hacer. El jefe del gobierno, el socialista José Luis Rodríguez Zapatero, acaba de renovar parte de su gabinete ministerial y con ello por primera las mujeres quedan en mayoría, a la vez que dos de ellas ocupan lugares claves.
A la vicepresidenta primera y ministra de la Presidencia, María Teresa Fernández de la Vega, se le sumó Elena Salgado como vicepresidenta segunda y ministra de Economía, dos cargos particularmente importantes para afrontar la recesión global que ya afecta el país y que llegan con claras propuestas para combatir el desempleo y asegurar los derechos sociales de los trabajadores.
Por otro lado, las celebraciones de la Semana Santa permiten apreciar evidentes discriminaciones. Entre éstas se destaca lo que ocurre en las ciudades de Zamora y Sevilla, en las cuales 14 cofradías católicas mantienen el veto a las mujeres, las que no pueden participar en las procesiones religiosas.
En Sevilla, capital de la sureña Comunidad Autónoma de Andalucía, 167 hermanas y hermanos de la Hermandad de las Penas de San Vicente firmaron un documento reclamando que se acabe con esa discriminación.
Hay en esa ciudad otra hermandad, la de la Redención, en la que se eliminaron las diferencias. Una de sus integrantes, Sonia Alías, contó cómo siendo ella una niña sus padres anotaron en la misma a su hermano pero a ella no, por ser mujer.
Llegada a la mayoría de edad, Sonia cuestionó el tema y logró ser inscripta por lo cual comenzó a participar, incluso esta semana, estando embarazada de cinco meses.
Otro caso claro de discriminación se evidencia en Extremadura, una comunidad autónoma gobernada por socialistas y que limita con Portugal, donde se produce el desfile de "empalados" y en los que también se niega la participación de mujeres.
Se les llama empalados a los participantes de la procesión que llevan una madera apoyada horizontalmente en la parte de atrás del cuello a modo de un crucificado, con sus brazos sosteniéndola y atados a ella con 45 a 50 metros de sogas, lo que al término del desfile les deja grandes marcas e incluso heridas sangrantes.
En esa Vía Crucis, que se realiza en la medianoche del Jueves Santo con más de un millar y medio de cofrades, llegan a presenciarla cientos de turistas, lo cual refuerza su realización, apoyada por las autoridades locales.
Los cofrades van vestidos de largas túnicas negras, con la cabeza y el rostro cubiertos, vestidos de uniformes que llegan a costar hasta 300 euros (unos 450 dólares).
La marcha se registra al son de tambores, mientras los participantes van recibiendo y comiendo pinchos (pedazos) de carne de cerdo que les ofrecen los vecinos y asistentes.
Estas procesiones, con variantes y cambios de todo tipo, se celebran en toda España, sacando de las iglesias católicas a las imágenes de Cristo, de la Virgen y cruces que las cofradías portan en sus desfiles para conmemorar la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo.
La Semana Santa comenzó el domingo, llamado de Ramos por conmemorar la entrada de Jesús en Jerusalén, donde el pueblo le dio la bienvenida con ramos de olivos que simbolizan la vida. Lunes, martes y miércoles también se registran procesiones, aunque de menor fuerza.
El jueves vuelve a tomar vigor al conmemorarse la última cena de Jesús, en la que éste fue traicionado por Judas y en la que se constituyó la eucaristía. Al día siguiente, Viernes Santo, se recuerda la pasión, crucifixión y muerte de Jesús, el sábado es el día de descanso en su tumba, el domingo es de Pascua de la Resurrección.
Este año un niño de la localidad de Elche, de la Comunidad Valenciana ubicada en la costa norte del mar Mediterráneo, logró participar en los desfiles procesionales por decisión de la jueza de familia Sandra Peinado, atendiendo a la solicitud de la madre.
El niño vivía unos días con su padre y otros con su madre, divorciados desde hace siete años, y el primero le negaba la participación en las procesiones.
La jueza señaló que la primera parte de las vacaciones de Semana Santa seguía correspondiendo al padre acoger al niño, pero garantizándole que pudiera participar en la procesión, "en su puesto de Nazareno".
Las conmemoraciones religiosas no sólo recuerdan el pesaje por la muerte de Jesús, sino que también hay procesiones laicas, una de ellas se realiza desde hace 32 años en Llobregat, provincia de Barcelona, ubicada también sobre la costa norte del mar Mediterráneo.
El presidente de la congregación que la organiza, Miguel Herrero, dijo telefónicamente a IPS que esas procesiones son iguales a las religiosas, diferenciándose solamente en que la salida y la llegada de las mismas no se hacen desde una iglesia sino la sede de la entidad organizadora.
Un estudio elaborado por los sociólogos José Santiago García y Alfonso Pérez Agote muestra que una cuarta parte de los españoles asisten a las celebraciones de la Semana Santa y que la mayoría de éstas dejaron atrás su carácter religioso y se convirtieron en emblemas culturales.
Para estos sociólogos, "las procesiones son formas culturales en las que cada vez tiene menos que ver la Iglesia Católica".
Y en todas estas celebraciones se realizan también fiestas con la participación de reconocidos actores y cantautores como el catalán Joan Manuel Serrat, quien suele entonar los versos del poeta Antonio Machado: "Dijo una voz popular:/ ¿Quién me presta una escalera/ para subir al madero,/ para quitarle los clavos/ a Jesús el Nazareno?….".