EL PROBLEMÁTICO FUTURO DEL SUCRE

Sucre es la capital constitucional de Bolivia, sede de la Corte Suprema de Justicia. Fue bautizada en honor de Antonio José de Sucre y Alcalá (1795-1830), venezolano, amigo de Simón Bolívar, Presidente de Bolivia, sepultado en Quito. El sucre fue la moneda de Ecuador hasta 2000 cuando adoptó el dólar. SUCRE es también la sigla del Sistema Unificado de Compensación Regional, una moneda común que el presidente venezolano Hugo Chávez propone a los países de la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de América (ALBA). Esta alianza está compuesta por Bolivia, Nicaragua, Honduras, Cuba, Venezuela, y, de momento, los microestados caribeños de Dominica y San Vicente-Granadinas (que tienen el dólar del Este del Caribe, como moneda común). Ecuador es observador (no se sabe qué haría con el dólar). ALBA es la respuesta parcial al Ärea de Libre Comercio de las Américas (ALCA), nacido en 1994 en Miami, hoy enterrado.

El euro sería el punto de referencia del sucre. El euro se rastrea a 1970 con el Informe Werner y la mención de una Unión Económica y Monetaria (UEM), cuarto escalón de la integración europea. En 1979 se creó el Sistema Monetario Europeo (SME) que obligó a las monedas europeas a mantener unos valores concretos que evitaban fluctuaciones. Jacques Delors, el presidente de la Comisión Europea (una institución semejante no existe en el ALBA), fijó tres etapas estructuradas para el desarrollo del nuevo sistema monetario. En 1990 se eliminan las restricciones de movimientos de capital. En 1998 nace el Banco Central Europeo (BCE). En 1999 se fijan los tipos cambios de todas las monedas que se convierten al euro.

Para adoptar el euro, los socios deben cumplir con los criterios de convergencia establecidos en el Tratado de Maastricht de 1992 (límites en la tasa de inflación, déficit, deuda pública, y tipo de cambio). Sucesivamente, los 16 países de la eurozona deben respetar la política monetaria del BCE y los requisitos económicos impuestos por el Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC) que han convertido al euro en una moneda común e internacional.

El euro nació del ECU (European Currency Unit). Estaba formado por una serie de monedas subyacentes internacionalmente consideradas “dinero” que gozaban de convertibilidad y liquidez en los mercados financieros. Eran consideradas monedas internacionales de reconocido valor como instrumento de cambio, medida de valor, e instrumento de liberalización de deuda y obligaciones.

En contraste, el sucre surge de una cesta de monedas subyacentes que carecen de dicha liquidez y convertibilidad. En lugar de una “moneda común” se presenta al sucre como una moneda “virtual”, sin especificar la virtualidad. El ECU era virtual, pero había un plan para pasar a ser una moneda física en aquellos países que cumplieran con los requisitos impuestos por los criterios de Maastricht. No se mencionan requisitos para la adopción del sucre.

La debilidad del sucre a nivel monetario y económico es notoria. El euro tiene como pilar fundamental la necesidad de respetar una política monetaria impuesta por el BCE, gobernado con independencia política. Su objetivo es la estabilidad de los precios para mantener la inflación en los niveles establecidos por los Criterios de Maastricht. No se sabe qué banco supervisaría el sucre.

A nivel económico, la eurozona está regulada por el PEC. Sincroniza los diferentes ciclos económicos de los países que forman la UEM. Además de una organización económica, existe una voluntad de sacrificio y unidad para con el proyecto. Por tanto, la eurozona ofrece seguridad para la inversión y el euro está afianzado como moneda común e internacional.

El sucre no tiene una estructura institucional. Carece de la confianza de los mercados financieros y los inversores internacionales. Las monedas subyacentes no están consideradas por los mercados financieros como activos líquidos ni convertibles, carecen de cotización oficial en el mercado de divisas. No están aceptadas a nivel internacional como instrumento de cambio, medida de valor, o instrumento de liberalización de deuda y obligaciones.

En el debate actual del euro, con motivo de la crisis financiera, se teme la ruptura de la eurozona, debido a que algunos países no cumplen los requisitos exigidos por el BCE y el PEC. En el caso del sucre, estos requisitos no existen..

En suma, el sucre no va a ser “respetado” por los mercados financieros, ya que es el producto de unos países con muy diferentes historiales económicos, poca coordinación económica y monetaria, y de alto riesgo reputacional. El caso de Cuba es el extremo, con dos monedas, ambas sin valor internacional: el peso cubano nacional que se usa solamente para pagos internos y el peso convertible, paralelo al dólar, para el mercado abierto. Este panorama no es exactamente lo que imaginaron Bolívar y Sucre. (FIN/COPYRIGHT IPS)

(*) María Lorca es Directora Asociada del Centro de la Unión Europea de la Universidad de Miami, Joaquín Roy es catedrático Jean Monnet y Director del Centro (jroy@miami.edu).

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