Brunila comprendió que necesitaba un oficio más estable al perder su empleo de azafata después de 10 años trabajo.
Cuando se enteró de que el Grace Institute de Nueva York ofrecía clases de computación, Brunila no dudó en aprovechar la oportunidad.
"Tenía conocimientos básicos para navegar en Internet", relató a IPS. "Creía que sabía mucho, pero no sabía nada. No me atrevía a presentarme a ningún trabajo".
"El valor me vino de las ganas de querer ser mejor, de superar obstáculos y de tener éxito", apuntó. "Ahora tengo más confianza, estoy deseosa de terminar" el curso.
El Grace Institute y otras iniciativas parecidas que ofrece el Programa Mujer y Trabajo del Queens College, de la Universidad de Nueva York, son gratuitos para quienes cumplan determinados requisitos.
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Las becas del Grace Institute incluyen, además, 200 dólares para libros.
En una clase promedio del Programa Mujer y Trabajo, 20 por ciento de las estudiantes son madres solteras y 65 por ciento inmigrantes. Además, 97 por ciento son pobres.
Casi todas las estudiantes consultadas se negaron a dar sus apellidos.
"Sin el Programa Mujer y Trabajo no creo que hubiera llegado a ser quien soy ahora", dijo a IPS Diana, quien ahora trabaja en el propio proyecto.
Era madre soltera, deseaba independizarse económicamente de sus padres y quería "hacer algo más que cocinar, limpiar y cuidar a mi hijo".
Las estudiantes siempre son una fuente de inspiración "porque a pesar de sus dificultades, pueden aprender y renacer", señaló.
En Estados Unidos hay una profunda disparidad de género en los ingresos, pero en los trabajos que requieren conocimientos informáticos, la presencia femenina supera a la masculina: 61,8 por ciento frente a 49,9 por ciento, según la Oficina de Estadísticas Laborales.
El salario promedio de las mujeres del sector es de unos 27.000 dólares al año, bastante por debajo de los 40.000 dólares de los hombres.
En este país, donde el desempleo afecta a casi 10 por ciento de la población económicamente activa, los conocimientos tecnológicos son aun más importantes para las mujeres que aspiran a un salario decente, ya sea administrativo, en ventas o incluso iniciando su propia empresa.
Muchas de las estudiantes expusieron los problemas relacionados con el cuidado de sus hijos y su situación económica.
"Uno de los problemas es que no tienen tiempo para practicar y a veces ni siquiera tienen computadoras en su casa", explicó Kay Jack, profesor del Grace Institute.
El curso de cuatro meses les permite aprender desde cero, o simplemente refrescar sus conocimientos de informática y dactilografía. Se usan programas de computación comunes como Word, Excel y PowerPoint, del sistema operativo Windows, creado por la firma multinacional estadounidense Microsoft.
Las estudiantes tienen diferentes edades, distintos orígenes socioculturales y diversas historias laborales, indicó el profesor Robin Thomas.
Muchas de ellas no trabajaban por razones familiares o culturales, o perdieron el empleo siendo adultas y se dieron cuenta de que necesitaban más capacitación. Además, para algunas el inglés es su segunda lengua.
"Las mujeres temen que la tecnología sea algo difícil y confuso", explicó Thomas a IPS. "Pero tienen que darse cuenta de que les abre nuevas posibilidades".
Elsie, quien tuvo que dejar su trabajo por razones familiares es otra estudiante del Programa Mujer y Trabajo. "Siento que tengo una ventaja. No dependo de nadie, soy autosuficiente", señaló a IPS.
Las y los profesores siente el orgullo de contar historias de logros.
"Algunas de las mujeres que terminaron el curso reciben un salario mucho mayor que el que tenían, otras se sienten con más posibilidades porque aprendieron algo con lo que habían soñado o no creían que pudieran llegar a aprender ni comprender", indicó Thomas.
"Les abre la puerta a todo tipo de información, a más posibilidades para elegir otras opciones y a realizar otras tareas que tengan que hacer", añadió.
Jack contó el caso de una estudiante que quería conseguir un trabajo administrativo en una escuela que fuera compatible con el horario de sus hijos.
"Había sido ama de casa y nunca había trabajado, pero era la mejor candidata porque era muy organizada. Entregó su currículo, que armó durante el curso, y consiguió el trabajo", relató.
"Cuatro meses y medio antes ni se hubiera imaginado que sería capaz de hacer algo así y lo logró", añadió Jack.
Cada vez más mujeres quieren estudiar en el Grace Institute, una fundación familiar, pero los cupos son limitados por razones financieras.
El Programa Mujer y Trabajo recibe asistencia de la Fundación de Mujeres de Nueva York, de la firma de cosméticos Avon y de Virginia Frese Palmer, ex alumna del Queens College que en 2005 donó 2,5 millones de dólares.