A comienzo de este mes, la compañía china Bosai Minerals anunció sus planes de despedir a 20 por ciento de sus casi 600 empleados de sus minas en el sudeste de Guyana.
Fue el último de una serie de similares recortes adoptados en la región del Caribe en el marco de la crisis económica y financiera mundial.
El anuncio de Bosai se produjo semanas después de que la gigante del aluminio rusa United Company Rusal despidiera a 50 trabajadores arguyendo un mercado débil y la escasez de inversiones.
Las señales son claras de que la crisis avanza en toda la región, debilitando sectores clave como el turismo, la minería, la industria y la construcción.
En el último año, más de 25.000 caribeños perdieron su trabajo en industrias directamente conectadas con grupos corporativos en América del Norte y Europa, la mayor parte de dos grandes conglomerados: CL Financial, con sede en Trinidad y Tobago, y el Stanford Financial Group, con sede en Estados Unidos y Antigua y Barbuda. Ambos colapsaron a comienzos de este año, empujando a cientos de personas al borde de la pobreza.
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Críticos señalaron que el fracaso de las firmas, poniendo en peligro muchos hogares y políticas de retiro, mostró la cruda realidad de la crisis en una región en la que los líderes estaban más preocupados por una caída en las visitas turísticas y las remesas que en la salud de las empresas extranjeras con subsidiarias en la región.
En algunos destinos turísticos como Bahamas, los hoteles enviaron a sus casas a decenas de trabajadores, redujeron sus tarifas significativamente o cerraron grandes secciones de sus instalaciones debido a la crisis. En el caso de ese país, gran parte de los empleados en los hoteles son mujeres con largos años de servicio, que fueron enviadas a seguro de paro.
El secretario general de la Comunidad del Caribe (Caricom), Edwin Carrington, señaló que la actual crisis es claramente la mayor amenaza que afronta la región en este momento.
"La crisis trajo a la casa de las personas de la región lo que realmente significa las dificultades financieras y económicas mundiales. Es una situación grave que requiere de respuestas serias", dijo.
Algunos como el presidente del poderoso Sindicato de Trabajadores del Petróleo de Trinidad y Tobago, Ancel Roget, predicen que, para fines de este año, 12.000 empleados más se quedarán sin trabajo en ese país rico en crudo y gases.
Además, alertó que la actual crisis, agravada con los grandes gastos para celebrar la V Cumbre de las Américas este mes y la reunión de líderes de la Mancomunidad Británica de Naciones en noviembre, causará el despido de miles más de personas.
En Jamaica, cerca de 2.000 trabajadores de la bauxita fueron despedidos debido al cierre de la minera Alumina Partners, después de décadas de operaciones, amenazando la misma existencia de miles de localidades que dependían de la compañía para su electricidad, agua, escuelas y otros servicios básicos.
En enero, el Ministerio de Trabajo de Jamaica informó que la isla perdió 9.331 empleos el año pasado, nueve veces más que en 2007.
"El mundo atraviesa una dura turbulencia económica que no se ha visto en 50 años", dijo el primer ministro Bruce Golding. "No hay país en el mundo que yo conozca en el que se esté hablando que creció el empleo este año".
Mikey Joseph, de la Asociación de Contratistas de Trinidad y Tobago, indicó que "las cosas empeoran ya que los contratistas locales no tienen nuevos trabajos, sólo proyectos del año pasado.
Unos 2.500 trabajadores fueron despedidos desde el año pasado y hasta fines del mes pasado, y a otros 1.800 se les ha dicho que no tienen tareas para hacer.
Otros sectores en Trinidad, como el acero y la energía, también se han visto afectados, incluso gigantes como la hispano-argentina Repsol YPF.
En Antigua, el colapso del Stanford Group hizo que cientos fueran despedidos, mientras que Islas Caimán, uno de los principales destinos financieros, las autoridades temen que el Grupo de los Veinte (G-20) de naciones industrializadas y emergentes adopten leyes más severas contra los países fiscales.