Una organización humanitaria inauguró un banco de alimentos en Sudáfrica. Operará como un enorme depósito desde donde se repartirá comida a los pobres.
El concepto de banca alimentaria es la última de una serie de iniciativas adoptadas por organizaciones no gubernamentales y estados para reducir la pobreza. Entre ellas, la distribución de paquetes de alimentos, vales y subsidios sociales.
El director ejecutivo del Banco de Alimentos de Sudáfrica, Patrick Andries, dijo que el programa, que se planea abarque todo el país, aspira a asistir a los 20 millones de sudafricanos pobres que viven bajo la línea de pobreza de un dólar diario.
"El concepto básico de banca alimentaria es que uno tiene un depósito centralizado donde recolecta alimentos a través de agencias de donantes, fabricantes, agricultores, donde sea que haya alimentos disponibles. Nosotros llevamos esos alimentos al depósito, los almacenamos y re-empaquetamos, y los llevamos a las comunidades necesitadas", explicó Andries.
Sin embargo, persisten dudas sobre si iniciativas como el Banco de Alimentos de Sudáfrica son apenas soluciones a corto plazo para el problema de largo plazo de la seguridad alimentaria en una de las economías más avanzadas del continente.
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Estadísticas Sudáfrica informó que la inflación anualizada de los alimentos llegó a 16,1 por ciento en enero, lo que resulta sorprendentemente alto comparado con las tendencias mundiales a la baja. En Estados Unidos, por ejemplo, la inflación fue de 2,7 por ciento y en Gran Bretaña de 3,2 por ciento.
"Somos (más que) el resto del mundo afectado por los elevados precios de los alimentos. Ésta es una preocupación importante para los grupos más vulnerables de nuestra sociedad", dijo Priscilla Sehoole, encargada de comunicaciones en el Departamento de Agricultura.
Grain South Africa, asociación de cultivadores que se especializan en productos derivados de los granos, alertó que las abundantes cosechas del país de los últimos 10 años decaerán. La asociación señaló que muchos cultivadores están abandonando el sector debido a la falta de réditos económicos.
Datos del Departamento de Agricultura muestran las primeras señales de esta tendencia. Sudáfrica produjo 12 millones de toneladas de maíz en 2008, tres millones más de la demanda nacional.
Para este año se pronostica que los agricultores producirán dos millones de toneladas menos. Sudáfrica importa trigo, lo que tiene un impacto directo sobre los precios de alimentos básicos como el pan.
El presidente de Grain South Africa, Neels Ferreira, dijo a IPS que los cultivadores están descontentos por cuestiones relativas a la baja rentabilidad y al alto riesgo de la agricultura.
Los cultivadores necesitan más apoyo y subsidios del gobierno para poder producir alimentos saludables y económicamente accesibles, alegó.
"La capacidad de los agricultores de producir alimentos baratos y generar ganancias es la única manera en que (los sudafricanos) pueden estar seguros de tener alimentos para comer a un precio que puedan pagar", dijo Ferreira.
John Rook, coordinador político del Programa Regional sobre Hambre y Vulnerabilidad, planteó que una solución podría ser la diversificación de alimentos básicos en Sudáfrica.
Agregó que se debería alentar a los cultivadores a plantar y usar alternativas al maíz que sean igualmente nutritivas, como el sorgo.
Rook sostuvo que la disponibilidad de más productos mejorará la seguridad alimentaria y que, a consecuencia, los precios caerán.
"Como principio general para África austral en su conjunto necesitamos ver la seguridad alimentaria como una dimensión multi-materia prima, sugirió Rook.
Las políticas agrícolas oficiales han sido criticadas por cultivadores comerciales y expertos agrícolas, pero también por activistas como Andile Mngxitama, quien culpó al gobierno por no cumplir su compromiso de redistribuir 30 por ciento de la tierra entre 1994 y 1999.
Mngxitama dijo que, desde que Sudáfrica se convirtió en una democracia, apenas cinco por ciento de la tierra fue concedida a los pobres.
Él cree que si la mayoría de los sudafricanos pobres recibieran una adecuada tierra fértil, la agricultura de subsistencia aumentaría, promoviendo la autosustentabilidad.
Con tantos factores afectando la seguridad alimentaria en Sudáfrica y el continente en general, se hace evidente que no habrá una solución rápida para reducir la inseguridad alimentaria, el hambre y la pobreza.
Para la profesora Cheryl Hendricks, directora del Centro Africano para la Seguridad Alimentaria en la Universidad de KwaZulu-Natal en Durban, solucionar el rompecabezas de la seguridad alimentaria es una tarea que trasciende las preocupaciones de los agricultores comerciales.
Hendricks sugirió un fuerte apoyo a los pobres del país, mediante programas de desarrollo que busquen generar ingresos.
Ella cree que los subsidios sociales podrían ser un medio efectivo para la reducción de la pobreza si estuvieran vinculados a condiciones de productividad y desarrollo de capacidades.
"Las inversiones en el sector informal con programas de microfinanzas, de capacitación empresarial, programas de mercado e incubadoras empresariales también ayudan a los hogares pobres a acceder a ingresos adicionales", agregó Hendricks.
Además, enfatizó que todos los sectores de la sociedad tienen que jugar un papel en la lucha contra la pobreza.
"El sector privado puede ayudar ampliando las oportunidades de empleo para los pobres, concediendo oportunidades para el desarrollo de capacidades e ingresos. Las organizaciones no gubernamentales son muy activas en varios roles, desde el cabildeo hasta el desarrollo de programas de alimentación y la atención a la salud. Si ellas y el sector privado se unen, se puede llegar a más personas", sostuvo.