El gobierno de Estados Unidos confirmó el envío esta semana de dos funcionarios de alto nivel a Siria. Las «conversaciones preliminares» anunciadas ponen fin a cuatro años de embargo diplomático sobre el país árabe.
El subsecretario de Estado adjunto para Medio Oriente actuante, Jeffrey Feltman, y Daniel Shapiro, del Consejo de Seguridad Nacional y asesor del presidente Barack Obama en asuntos de la región durante la campaña electoral, serán quienes rompan el hielo en Damasco.
El anuncio fue realizado por la secretaria de Estado (canciller) Hillary Rodham Clinton el martes en Jerusalén.
"Ir allí e iniciar conversaciones preliminares es un esfuerzo que vale la pena", dijo Clinton a la prensa luego de reunirse con la canciller israelí Tzipi Livni. "No tenemos manera de predecir cómo podrían ser nuestras relaciones con Siria en el futuro."
El anuncio fue aplaudido por organizaciones y personalidades que habían manifestado desazón por la negativa del antecesor de Obama, George W. Bush (2001-2009) a intervenir en un diálogo de paz entre Siria e Israel con la mediación de Turquía.
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"Siria juega un papel clave en la estabilidad de la región y en la seguridad israelí", dijo Debra DeLee, presidenta de Estadounidenses por Paz Ahora, organización judía que apoya el principio de la cesión de territorios por parte de Israel a sus vecinos árabes para alcanzar la paz.
"Este diálogo, tanto sobre cuestiones bilaterales como sobre las negociaciones con Israel, es crucial para determinar si el rol de Siria en el futuro será positivo o no", agregó DeLee.
Las dificultades que se le presentan al diálogo se refieren a la alianza entre Siria e Irán y al apoyo que el gobierno de Bashar al-Assad le brinda al libanés y chiita Partido de Dios (Hezbolá) y al Movimiento de Resistencia Islámica palestino (Hamás).
Sin embargo, desde la elección de Obama en noviembre, ambas partes coincidieron en cuestiones clave, como la reactivación de las negociaciones de paz entre Israel y Siria.
"No parece factible que la demanda de que Damasco abandone a sus amigos antes de afrontar un diálogo a pleno vaya a funcionar con Obama mejor de lo que funcionó con Bush", escribió el experto en asuntos sirios Joshua Landis, de la Universidad de Oklahoma, en su blog Syria Comment.
Aun si las deliberaciones no tuvieran como resultado grandes cambios en las orientaciones estratégicas de las dos partes, conducirían a "una mucho mayor estabilidad en la región en el mediano plazo" y "darían esperanza a los líderes árabes, que comienzan a desesperarse por la guerra en Gaza, la crisis económica y la victoria de la derecha" en las elecciones israelíes de febrero, agregó.
Esas señales les sugerían "que la promesa de cambio representada por Obama no funcionaría", agregó.
Con Bush, las relaciones Siria-Estados Unidos fueron de mal en peor. Damasco se opuso a la invasión de Iraq en 2003, y fue acusado por Washington de apoyar a la insurgencia sunita contra la ocupación.
En 2005, Estados Unidos retiró a su embajador de Siria en protesta por el asesinato del ex primer ministro libanés Rafik Hariri, cometido con supuesta complicidad de agentes de inteligencia y militares sirios. Un año después, un alto funcionario de la Casa Blanca supuestamente urgió al gobierno de Israel a ampliar su guerra contra Hezbolá en Líbano a Siria.
En 2007, Washington felicitó a Israel por bombardear lo que creían un reactor nuclear secreto en territorio sirio y luego cuestionó la predisposición israelí a dialogar con el gobierno de Assad con la mediación turca.
Esas actitudes fueron muy criticadas por Obama durante la campaña electoral. En sus primeras semanas de gobierno, se apresuró a recordar que cumpliría con sus propuestas.
Además de permitir a la compañía Boeing reparar dos aviones comerciales sirios, avaló una visita a Damasco de su aliado John Kerry, presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado y ex candidato presidencial del Partido Demócrata en las elecciones de 2004.
Feltman, quien fue embajador en Líbano, se reunió durante dos horas con el embajador sirio Imad Moustapha, lo que puso fin a los cuatro años de boicot diplomático.
En las vísperas del anuncio del martes, Clinton estrechó su mano con su par sirio, Walid Muallem, y habló brevemente con él en la ciudad egipcia de Sharm el Sheik, durante la conferencia de donantes sobre Gaza.
Insistentes versiones en Washington aseguran que Assad reclamará a los delegados estadounidenses la radicación de un embajador en Damasco, a lo que seguiría el envío del primer embajador sirio a Líbano, a pesar de que persisten en la comunidad internacional las sospechas por el asesinato de Hariri.
Habrá más diálogos, en especial por la vigilancia de la frontera sirio-iraquí. Ahora, según Landis, el jefe del Comando Central estadounidense, general David Petraeus, logrará el diálogo con Siria que le negó Bush cuando él era comandante de las fuerzas en Iraq.
Damasco procura sacarse de encima cinco años de duras sanciones económicas, dispuestas por la Ley de Responsabilidad Siria y para la Restauración de la Soberanía Libanesa (conocida por sus siglas en inglés, SALSA).
También pretende que Estados Unidos se interese en el diálogo por la paz definitiva con y Israel hacia la devolución de las Alturas del Golán, ocupadas por el ejército del estado judío en la guerra de los Seis Días, en 1967.
Obama parece preparado para presionar al primer ministro israelí entrante, Benjamín Netanyahu.
Uno de los objetivos de Estados Unidos es que Siria presione a Hamás en Palestina hacia un cese de fuego permanente en Gaza y el reconocimiento del derecho de Israel a existir.
"Se nota cierto intento de sacar a Siria de la órbita iraní a cambio del levantamiento de la SALSA, lo que empujaría a Israel a devolver las Alturas del Golán, y para que el tribunal internacional (que estudia el asesinato de Hariri en La Haya) no cause daños significativos a Siria", dijo Bassam Haddad, experto en asuntos sirios de la estadounidense Universidad George Mason.
"Creo que Assad no romperá con Irán porque no cree que Estados Unidos y Occidente estén comprometidos con la estabilidad de su régimen a largo plazo, que es su principal preocupación", añadió.
Landis coincidió con esa perspectiva. "Francamente, será muy difícil llegar lejos si el diálogo de Estados Unidos es visto como un intento de alejar a Siria de Irán", manifestó. "Más promisorio sería un esfuerzo para que participen los dos, en lugar de dividirlos."