Los donantes occidentales tienen en sus manos la asistencia a las víctimas del conflicto palestino-israelí, el problema es que nadie sabe cómo ensamblar las partes.
"No hay duda de que el daño fue enorme, zonas enteras de edificios privados fueron arrasadas. Dada la cantidad de personas que murieron, me parece que hablar de proporciones carece totalmente de sensibilidad", señaló el ex primer ministro británico Tony Blair (1997-2007) en su primera visita a Gaza tras el ataque israelí de tres semanas, que terminó el 17 de enero.
"Lo que tenemos que hacer es asegurarnos de que no vuelva a ocurrir", remarcó Blair el domingo en representación del llamado Cuarteto para Medio Oriente, que impulsa desde hace seis años la paz entre Israel y Palestina e integrado por Estados Unidos, Rusia, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la Unión Europea (UE).
Los buenos propósitos abundan, el problema es que los palestinos que perdieron sus casas durante el ataque no vislumbran ningún cambio sustancial en sus vidas.
Blair, consciente de ese escepticismo, instó a Israel a poner fin al sitio de Gaza.
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"El bloqueo también carece de sensibilidad y perjudica seriamente a empresarios, a la sociedad civil y a organizaciones voluntarias que no pueden contar con los suministros necesarios para comenzar o mantener un emprendimiento", añadió el ex primer ministro.
Más de 20.000 viviendas fueron destruidas o quedaron muy dañadas por las tres semanas de bombardeo, según fuentes de la ONU, y los israelíes siguen sin dejar pasar suministros esenciales por los cruces fronterizos.
Blair visitó Gaza un día antes de la conferencia de donantes, en la que participan delegaciones de 75 países, realizada este lunes en el balneario egipcio de Sharm-el-Sheikh, para definir qué cantidad y cómo se dará la asistencia destinada a la reconstrucción de ese territorio palestino.
Fuentes de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) señalaron que necesitarán 2.700 millones de dólares, de los cuales 1.300 millones serán para reconstruir Gaza en dos años y 1.400 para completar su presupuesto.
La comisaria de Relaciones Exteriores de la UE, la austriaca Benita Ferrero-Waldner, pidió la apertura de los cruces fronterizos sin condiciones. Pero al ser entrevistada por la agencia de noticias Associated Press no fue muy clara sobre los pasos que se necesitan para cumplir con ese fin.
Los donantes saben bien que no basta con asignar grandes sumas de dinero a la reconstrucción de Gaza porque la complejidad del asunto puede poner al descubierto las dificultades del conflicto palestino-israelí, indicó Blair.
Y, antes que eso, las problemáticas relaciones entre las facciones palestinas.
El presidente palestino, Mahmoud Abbas, del secular partido Fatah, subrayó en la apertura de la cumbre que la ANP, que él controla desde la ciudad cisjordana de Ramalah, debía administrar los fondos.
Muchos potenciales donantes insistieron en que los recursos no caigan en manos de Hamás (acrónimo árabe de Movimiento de Resistencia Islámica), que controla Gaza, y que para Estados Unidos y la UE es una organización terrorista.
Ellos prefieren sortear a Hamás y que la asistencia llegue a través de organismos internacionales como el Banco Mundial y las agencias de la ONU.
El control de los fondos llevó a un acercamiento entre Hamás y la ANP, que mantuvieron negociaciones a fines de la semana pasada en El Cairo.
El movimiento islámico no participa en la cumbre de Sharm-el-Sheikh, pero los donantes occidentales esperan que acepte compartir el poder con Abbas y que suavice su postura anti-israelí.
Pero Israel también tiene la palabra.
Al no haber un acuerdo con Hamás sobre los términos de la tregua, promovida por Egipto, Israel justifica su decisión de mantener el bloqueo porque siguen cayendo cohetes, procedentes de Gaza, en diversas localidades del sur del país. El domingo impactaron al menos siete.
El argumento de Israel para no permitir el libre tránsito de suministros para la reconstrucción de Gaza es que Hamás puede secuestrarlos y usar el concreto y el acero para construir refugios y proyectiles.
Benjamín Netanyahu, quien con seguridad será el próximo primer ministro de Israel, complicó el intrincado rompecabezas que significa asegurar la paz y las condiciones para la reconstrucción de Gaza, al expresar "serias reservas" sobre la organización de la asistencia.
"Por qué reunir dinero para Gaza antes de que Hamás deje de lanzar misiles", preguntó a los donantes, según trascendidos de prensa.
Otra complicación es la posición declarada de Netanyahu respecto de Hamás. El líder del Partido Likud reiteró que el objetivo de Israel es eliminar al movimiento islámico, mientras compañeros suyos de coalición prefieren que no haya ningún tipo de intercambio, aun para un cese del fuego.
Como siempre, la forma de conciliar las diferentes piezas del rompecabezas, diplomacia, ideología, seguridad, asistencia, pasa por Washington.
Estados Unidos se comprometió a dar unos 900 millones de dólares a los palestinos, 600 millones a la ANP y 300 millones a Gaza. La secretaria de Estado (canciller) Hillary Rodham Clinton dejó bien claro a los gobernantes israelíes que su país espera "un enorme esfuerzo de" suyo para aliviar la crisis humanitaria que padece el territorio palestino.
Clinton viajará directamente desde el balneario egipcio de Sharm el-Sheikh a Jerusalén y Ramalah para mantener reuniones con representantes israelíes y palestinos.
Los desafíos que tiene por delante son dos, primero convencer al saliente gobierno israelí de la importancia de concluir un acuerdo de cese del fuego que asegure la apertura de los cruces fronterizos, antes de que asuma su sucesor, para que la asistencia no sea inútil.
Segundo, asegurarse de que Netanyahu cumpla su palabra de "respetar" los acuerdos internacionales ya alcanzados entre israelíes y palestinos.
Clinton tiene una enorme tarea por delante, y eso que todavía no se concentró en el proceso de paz propiamente dicho.