EDUCACIÓN-NICARAGUA: Con hambre no se puede pensar

La nicaragüense Damaris Aguilar, de 34 años, tuvo que sacrificar este año la educación de su hija mayor. «La mayorcita ya llegó al quinto grado, vamos a esperar a que mejore la situación para que siga aprendiendo», afirma.

Aguilar es una trabajadora doméstica en barrios residenciales de Managua y así ha logrado mantener a su familia. Pero la crisis económica que afecta al país ha agravado su pobreza y, con sus ingresos más menguados que nunca, decidió que solo uno de sus dos hijos puede continuar estudiando.

Ella es madre soltera de una hija de 12 años y un hijo de ocho. La niña es más útil si se dedica a trabajar y los libros son más caros para sexto grado, mientras el varón recibe subsidio y alimentos en la escuela y por eso seguirá estudiando, explica.

"No puedo comprarles libros y zapatos a los dos", se justifica Aguilar en las afueras de un encuentro educativo al que llegó acompañada de su hija para vender gaseosas y helados.

Su decisión no parece ser ejemplo de que las niñas sean las más afectadas por la deserción escolar vinculada a la pobreza, pues entre las alumnas los egresos al final del ciclo son de 55 por ciento, contra 45 entre los varones, que suelen ser retirados antes de las aulas por sus familias, para que trabajen.
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Pero el suyo es un ejemplo de lo que especialistas y autoridades ven con preocupación: la pobreza crece y afecta la matrícula escolar y la permanencia de niñas y niños dentro del sistema educativo.

Los primeros informes indican que unos 200.000 niños y niñas en edad escolar ya han salido del sistema escolar y 500.000 ni siquiera se han matriculado.

Nicaragua no solo se estancará en la lucha contra la pobreza y el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), sino que retrocederá, opina el sociólogo y economista Cirilo Otero, presidente del no gubernamental Centro de Iniciativas de Políticas Ambientales.

Las razones que cita Otero son dos: la depresión financiera mundial y la crisis institucional interna que derivó en el cese de la cooperación internacional.

Los Objetivos del Milenio fueron adoptados en 2000 por los Estados miembros de la Organización de las Naciones Unidas, como un compromiso para combatir la pobreza y las desigualdades y mejorar el desarrollo humano en todo el mundo.

La Declaración del Milenio se interpreta como el acuerdo mínimo internacional, con un plazo perentorio de cumplimiento para alcanzar las metas en 2015.

En Nicaragua "estamos cerca de la fecha, y lejos de las metas", dijo Otero a IPS.

Según sus cálculos, entre 2009 y 2010 la desnutrición infantil pasaría de 27 por ciento, reportado en 2006, a 38 por ciento de los niños de hasta cinco años de edad.

De cada cinco niños y niñas, uno padece desnutrición crónica en este país, según el informe Estado Mundial de la Infancia 2008, presentado en Managua en junio de 2008 por el Unicef.

De acuerdo al documento de Unicef (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia), 12 por ciento de los recién nacidos presentaban bajo peso, y 30 por ciento de los menores de cinco años tenían una talla inferior a la que les correspondía por su edad.

"Esas cifras no incluyen ni calculan el período de la crisis económica mundial ni el encarecimiento de los alimentos desde la mitad de 2008", advirtió Otero.

La desnutrición y el mayor desempleo alejarán a miles de niños de las aulas, insistió.

Nicaragua debería llegar a 2015 con una cobertura de 100 por ciento de la educación primaria para cumplir el segundo ODM, partiendo de una base de 75 por ciento de niños matriculados en 1998.

En 2006, según el último reporte de cumplimiento de los ODM en Nicaragua, la matrícula escolar era de 80 por ciento, y por cada 10 niños y niñas que ingresaban a primer grado, sólo cuatro lograban egresar en sexto grado.

Nicaragua tiene una población de 5,7 millones de personas, y 47 por ciento viven en la pobreza. Es el país más pobre de América Central y uno de los más pobres de América.

El año pasado, la oficina nacional de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), expresó su preocupación por el retraso en el cumplimiento del segundo ODM.

"De no cambiar drásticamente el sistema educativo, difícilmente esa meta se va lograr en Nicaragua al 2015", dijo la Unesco en un comunicado. Para acercarse al objetivo, el presupuesto asignado a educación tendría que duplicarse, añadía.

"Con la cantidad de recursos destinados desde hace años a la educación, no se cumplirá jamás la meta, y por el contrario, se ampliará la brecha de niñez fuera del sistema escolar", dijo el economista Adolfo Acevedo, asesor en temas sociales de la no gubernamental Coordinadora Civil.

Pero el presupuesto se redujo. El Ministerio de Educación sufrió un recorte de 7,5 millones de dólares y su presupuesto general para este año es de 265 millones de dólares, cuando se requiere una partida anual de al menos 500 millones de dólares para "acercarse" a la meta número 2 de los ODM, según Acevedo. El gobierno sufre de iliquidez de fondos desde que Estados Unidos y varios países de la Unión Europea recortaron su ayuda presupuestaria, por sospechas de fraude electoral en los comicios municipales de noviembre de 2008.

"La tasa de supervivencia (permanencia de los alumnos) en el quinto grado es la más baja de 19 países latinoamericanos" estudiados, dijo Acevedo, citando cifras de la Unesco.

En 2004, se estimaba que en Chile 99,7 por ciento de los alumnos que se matricularon en primer grado lograron llegar al quinto, en Costa Rica eran 86,6 por ciento, en Guatemala, 68 por ciento, en El Salvador 69,4 por ciento, mientras en Nicaragua sólo eran 53,4 por ciento de los alumnos, describió.

Jorge Mendoza, del Foro de Educación y Desarrollo Humano, dijo a IPS que este año 200.000 niños y niñas no continuaron sus estudios, según estimaciones no gubernamentales.

En 2008 se registró una matrícula récord de 1,6 millones de niñas y niños y, de acuerdo a sus datos, este año se anotaron aproximadamente 1,4 millones. El Ministerio de Educación no ha dado datos oficiales, aduciendo que aún se están contando los registros.

"A esto se suma el medio millón de niños que no estaban matriculados en la escuela, lo que aumenta la cifra a 700.000 estudiantes fuera del derecho a la educación primaria", indicó Mendoza.

El problema persiste, pese a esfuerzos del gobierno por incentivar la enseñanza primaria, con una serie de programas sociales que incluyen bonos alimentarios a los padres más pobres y entrega de alimentos, mochilas con útiles escolares y subsidios de transporte a más de 250.000 alumnos, según el Ministerio de Educación.

En este país, la educación es gratuita y universal, pero no obligatoria. Existen escuelas públicas subsidiadas por el Estado y escuelas privadas. El gobierno asegura que la gratuidad de la matriculación y de la colegiatura cubre a 80 por ciento de la población estudiantil.

Pero no hay suficientes escuelas públicas ni plazas de educadores. El Ministerio reconoce un déficit nacional de 57 por ciento en las instalaciones educativas. Se estima que de las 27.854 aulas que existen, sólo 12.181 se encuentran en buen estado. Y de 10.000 plazas de maestras que se requerirían para este año, apenas fueron contratadas 2.500.

Por eso, la fuga de la niñez de las aulas no se detendrá con programas sociales, opina Mendoza.

El ministro de Educación, Miguel De Castilla, reconoció la situación general y la achacó al abandono al que fue confinado el sistema educativo por anteriores gobiernos derechistas.

"Hay un rezago educativo escandaloso con 500.000 niños fuera de las escuela, como herencia de los otros gobiernos", dijo De Castilla.

Pero el actual gobierno del izquierdista Frente Sandinista de Liberación Nacional tampoco aporta los recursos necesarios para cumplir la meta de que estudien todos los niños en edad escolar, dijo Mendoza.

"Invertimos cinco veces menos que algunos países del área con presupuestos y economías muy similares a los nuestros. Por eso debemos insistir en que además de las voluntad política, debe haber un ingenio económico para estructurar con lógica nuestro presupuesto", señaló.

Un informe del Instituto Centroamericano de Gobernabilidad, publicado en febrero, afirma que América Central es una de las regiones del mundo que menos invierte en educación, con una media de 60 dólares anuales por habitante.

Según ese estudio, la inversión anual por persona en educación alcanza en Guatemala a 48 dólares, en El Salvador a 63 dólares y en Honduras a 81 dólares, mientras Costa Rica invierte unos 240 dólares, monto similar al de países como México, Venezuela y Chile.

En la cola figura Nicaragua, con una inversión anual en educación de sólo 42 dólares por persona, registró el informe.

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