El Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL) del Protocolo de Kyoto que apunta a disminuir las emisiones de gases invernadero es perverso, pero por ahora necesario para luchar contra el cambio climático, según un especialista alemán.
El MDL es un instrumento del Protocolo de Kyoto mediante el cual las naciones ricas pueden superar sus límites de emisiones de gases de efecto invernadero si financian proyectos para reducirlas en las naciones en desarrollo.
Lambert Schneider, especialista en políticas contra el cambio climático del Instituto de Ecología Aplicada de Alemania, se dedicó a investigar las consecuencias del MDL desde su implementación. Según él, el mecanismo debe ser radicalmente reformado o reemplazado por instrumentos más eficientes.
"El MDL sirvió para generar consciencia en las naciones en desarrollo y entre inversionistas de la urgente necesidad de reducir las emisiones de gases invernadero, como el dióxido de carbono, a fin de contener el recalentamiento global", dijo Schneider a IPS.
Pero al mismo tiempo, las enormes oportunidades empresariales que ofreció propiciaron el abuso, "mediante el incumplimiento de numerosos estándares internacionales, ambientales y de desarrollo en los proyectos implementados en países emergentes como China e India", apuntó.
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El Protocolo de Kyoto obliga a los 37 países industrializados que lo ratificaron a reducir sus emisiones de gases invernadero en al menos 5,2 por ciento para 2012, respecto de los niveles de 1990. El convenio de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC), acordado en esa ciudad japonesa en 1997, entró en vigor en 2005.
El objetivo del MDL es que las naciones industrializadas invirtieran en proyectos para reducir las emisiones en los países en desarrollo a fin de compensar las que no lograron disminuir dentro de su propio territorio.
Así, un proveedor de energía, con apoyo económico de las naciones industrializadas, podría construir una central de generación eléctrica eficiente, que libere poco dióxido de carbono, en vez de una más barata a carbón, pero que contamina más.
La diferencia de emisiones se puede convertir en créditos que se venden a los países industrializados que hayan suscrito el Protocolo de Kyoto.
Los gases de efecto invernadero como el dióxido de carbono, el metano y el óxido nitroso, son considerados por la mayoría de los científicos como responsables del recalentamiento planetario y del consiguiente cambio climático.
Pero el que más preocupa es el dióxido de carbono porque es el que más se libera y el que más dura en la atmósfera. El sector energético suele ser el mayor emisor.
Los proveedores de energía se convirtieron en los principales beneficiarios del MDL, según la CMNUCC, con sede en Bonn.
La CMNUCC pronosticó a principios de este mes que en 2012 la Unión Europea (UE) y las empresas privadas habrán invertido unos 12.500 millones de dólares en empresas de energía chinas en el marco del MDL.
Los proyectos en las naciones en desarrollo que cumplen con los requisitos del MDL deben ajustarse a los estándares ambientales, supuestamente controlados y certificados. Además deben generar iniciativas sustentables en las naciones beneficiarias.
Pero el MDL tiene muchos problemas, según Schneider.
"Por un lado, se aprobaron numerosos proyectos con logros ambientales exagerados sin la adecuada certificación. Por otro lado, otros que habrían sido implementados de todas formas, se convirtieron en beneficiarios del mecanismo", explicó.
Muchos de ellos ni siquiera promueven un desarrollo sustentable, añadió el especialista.
Al ser consideradas compatibles con el MDL, esas iniciativas generan más derechos de emisiones a las naciones industrializadas o a las empresas privadas, sin que disminuya la cantidad de gases invernadero liberados a la atmósfera.
"En el mejor de los casos, desde la perspectiva de la contención del recalentamiento global, esos proyectos no aportan nada", sostuvo Schneider. Pero se convirtieron en un negocio internacional que genera cientos de millones de dólares.
Schneider estuvo a cargo de una investigación de más de 100 proyectos beneficiarios del MDL por encargo de la CMNUCC, que se reunirá en diciembre en Copenhague para discutir un acuerdo que reemplace el Protocolo de Kyoto, que vence en 2012.
El proceso de control y certificación del MDL debe ser sustancialmente mejorado a corto plazo, según el especialista.
"Las agencias certificadoras deben ser sancionadas cuando no funcionan como corresponde", señaló. Además, hay que promover su independencia. "Las agencias del foro mundial del Protocolo de Kyoto tienen que pagarles, no sus clientes".
Pero el MDL debe ser eliminado porque no sirve para reducir las emisiones. Sólo establece un equilibrio entre las posibles emisiones que se evitan en los países en desarrollo y su disminución real en las naciones industrializadas.
"El nuevo convenio que se discuta en Copenhague debe prever una disminución real de emisiones en las economías emergentes", señaló Schneider. "Con ese fin, el MDL debe dar paso a otro mecanismo más eficiente".
Las conclusiones de Schneider corroboran los resultados de estudios anteriores.
Una investigación del especialista Michael Wara, de la Universidad de Stanford, señaló en que "hay consenso en que el MDL logró atraer compradores y vendedores y reducir las emisiones de los seis de los gases mencionados en el Protocolo de Kyoto", dióxido de carbono, metano, óxido nitroso, hexafluoruro de azufre, hidrofluorocarbono, perfluorocarbono.
"Pero no arrojó resultados. En un principio, se suponía que el mercado iba a crear fuertes incentivos para impulsar inversiones en infraestructura de generación de energía que emita poco dióxido de carbono en los países en desarrollo", explicó.
"Pero un análisis de los proyectos beneficiarios del MDL que producen y venden créditos reveló que casi dos tercios de las emisiones reducidas no fueron de dióxido de carbono ni en el sector energético", añadió.
Los países signatarios del Protocolo de Kyoto deben reconocer que el MDL necesita medidas adicionales para después de 2012 a fin de que las naciones en desarrollo dispongan de energía sustentable en el futuro, según Wara.
Eso implica un aumento sustancial de la inversión en tecnología limpia y acuerdos para compartirla, un compromiso para fomentar los mercados de energía y convenios de seguridad para que sea atractivo para las naciones en desarrollo impulsar un crecimiento económico con emisiones.