ANGOLA-PORTUGAL: ¿Asociación estratégica o festín neocolonial?

La visita oficial de dos días que el presidente de Angola, José Eduardo dos Santos, concluyó este miércoles en Portugal tuvo resultados «espectaculares», según él mismo dijo poco antes de dejar Lisboa.

Dos Santos realzó que el balance de la visita "superó las expectativas" sobre el camino hacia la construcción de "una asociación estratégica" entre los dos países que compartieron 500 años de historia.

El primer ministro de Portugal, el socialista José Sócrates, no se quedo atrás en los elogios a la relación entre Lisboa y Luanda al destacar el potencial de la nación africana y "el clima de confianza existente entre las economías, instituciones y empresas de los dos países". Diametralmente opuesta es la visión de Francisco Louçã, líder del Bloque de Izquierda (BE, por sus siglas en portugués), quien dijo a IPS que la visita de Dos Santos constituyó "un festín neocolonial".

El principal acuerdo instituye la creación de un banco de propiedad mixta en partes iguales, representado por la compañía petrolera angoleña Sonangol y por el banco estatal portugués Caixa Geral de Depósitos (CGD), destinado a fomentar grandes inversiones.

Su principal objetivo será contribuir al desarrollo y la reconstrucción de Angola, país azotado por 40 años de violencia armada, divididos en 13 de lucha anticolonial (1961-1974) y 27 de guerra civil (1975-2002).
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El país cuenta con las condiciones necesarias para responder al desafío, pues posee gran diversidad de recursos naturales en su territorio de 1,25 millones de kilómetros cuadrados que albergaba en 2008 a 17,5 millones de habitantes, con un producto interno bruto de 91.286 millones de dólares, según calculaba en 2007 el Fondo Monetario Internacional.

Se estima que en su subsuelo yacen 35 de los 45 minerales más comerciados en el mundo, entre los que se destacan petróleo, diamantes, gas natural, grandes reservas de fosfato, hierro, manganeso, cobre y oro, así como piedras preciosas.

Con un capital inicial de 1.000 millones de dólares, la sociedad CGD/Sonangol promoverá la inversión en las áreas de energía, redes de saneamiento básico, hospitales, cementos y construcción, transportes y telecomunicaciones.

A través de la iniciativa, la CGD auxiliará a empresas portuguesas que pretenden trabajar en Angola, por lo que la firma de este acuerdo, la apertura de una línea de crédito de 1.875 millones de dólares y la suscripción de otros convenios económicos y culturales merecieron el aplauso casi unánime de los dirigentes de la nación europea.

Louçã reconoció que su país "tiene relaciones diplomáticas y económicas con Angola y debe recibir y conversar con sus representantes, pero el festín neocolonial que fue esta visita es revelador de las características de la economía y la política portuguesa".

La visita del presidente angoleño "suscitó un coro de entusiasmo, sobre todo entre los hombres de negocios. Se trató de una gigantesca operación publicitaria e ideológica", añadió, en diálogo con IPS.

El político izquierdista, que en un lustro logró triplicar la representación parlamentaria de su partido y a quien las encuestas atribuyen ahora 13 por ciento de intenciones de voto entre sus entrevistados, subrayó que "la corrupción fue tema tabú" durante la visita de Dos Santos.

Louçã deploró que "el vértigo de los negocios explique todo y disculpe todo".

En ese sentido, recordó recientes declaraciones a la prensa portuguesa de "un ministro angoleño que explicaba la necesidad de la corrupción, al decir que la burguesía europea había realizado su acumulación de capital con el pillaje colonial y con la piratería, y que la burguesía angoleña también tenía que abrirse camino en la vida".

Criticó a los medios de información, que no se preguntaron "cómo es que el presidente angoleño, hace 30 años el poder, sin haber sido elegido, es hoy uno de los hombres más ricos del mundo".

Louçã se mostró impresionado con el "cinismo" de la inmensa mayoría de la clase política portuguesa, "que se rasgó las vestiduras de indignación por el referéndum venezolano, que en las urnas decidió que (el presidente, Hugo) Chávez pueda ser candidato siempre que quiera".

Esos mismos políticos "encuentran normal que José Eduardo dos Santos sea presidente angoleño desde el 21 de septiembre de 1979 y que nunca haya sido elegido", añadió.

"Dirán que el cinismo es parte de la política y de la diplomacia", pero "hay que ser muy descarado para atacar a Chávez y elogiar a Dos Santos", observó.

Louçã sentenció con ironía: "El negocio no quiere coherencia, quiere rentabilidad y por eso, durante el festín neo-colonial en que se convirtió la visita, se habló de todo, menos de los angoleños".

Dos Santos dijo en conferencia de prensa que, pese a no haber sido elegido presidente, se siente legitimado, "como jefe del Ejecutivo, al menos", pues su nombre encabezó la lista del Movimiento Popular de Liberación de Angola (MPLA) en elecciones las legislativas de septiembre, la cual logró 81 por ciento de los votos.

"Es evidente que falta la elección presidencial", admitió, pero declinó revelar una fecha para los comicios porque escoger al jefe de Estado dependerá de la próxima Constitución, que determinará si se efectúa por sufragio universal directo o por elección indirecta en el parlamento. Poco proclive a viajar el extranjero, Dos Santos ha seleccionado sus periplos atendiendo a razones económicas y comerciales, visitando los países de los que fluyen las mayores inversiones a Angola, lista que integran, entre otros, Alemania, Brasil, China y Portugal.

Al igual que sus anfitriones, Dos Santos optó por dar una tónica económica a la visita.

"Existe una vasta gama de oportunidades que Angola ofrece y estaremos siempre abiertos para recibir personal calificado portugués, empresarios que confíen en el gobierno de Angola y crean en nuestro éxito futuro", afirmó.

Sócrates y Dos Santos coincidieron en que el estímulo a las relaciones bilaterales puede ser un antídoto para la actual crisis económica y financiera internacional y que se está haciendo sentir en los dos países. La contribución de empresarios angoleños y portugueses "puede ser útil para encontrar soluciones que permitan atenuar el efecto de la crisis sobre nuestras economías", precisó el mandatario africano.

El angoleño Eugenio Costa Almeida, master en ciencias políticas de la Universidad Técnica de Lisboa, dijo a IPS que "a pesar de que estamos en las antípodas en la concepción del sistema político, hay que reconocer que José Eduardo dos Santos contribuyó a la consolidación de la actual paz angoleña, debiendo ser respetado como tal".

Este investigador, columnista de varias publicaciones de los dos continentes y una de las voces más autorizadas sobre temas africanos, reconoce serias deficiencias en el funcionamiento de la democracia en Angola

Pero, de todos modos, opina que "las relaciones institucionales angoleño-portuguesas no deben verse condicionadas por cuestiones político-sociales internas de cada país".

Por su parte, en un artículo de opinión divulgado el martes por el diario Público, el ex alcalde de Lisboa y alto dirigente socialista João Soares y la activista de derechos humanos María Antonia Palla fustigaron a Dos Santos por haber permanecido tres décadas en la presidencia sin haber sido elegido.

Angola es rica en recursos naturales y en oportunidades económicas, afirman Palla y Soares, pero también es un país profundamente desigual y asimétrico, "donde la aplastante mayoría de la población vive en condiciones de miseria subhumanas".

Es un país donde, aunque "todos lo saben, pero muchos lo callan, impera la más avasalladora de las corrupciones, en beneficio de la nomenclatura cleptómana que la domina"

El economista y periodista Francisco Sarsfield Cabral, director de Radio Renascença, de la Iglesia Católica portuguesa, advirtió en un artículo de opinión publicado en la edición electrónica de la emisora que "Angola está lejos de ser una democracia y menos aún (de ser) un régimen exento de corrupción". En su óptica, las empresas portuguesas que operan en Angola corren el riesgo permanente de ser objeto de medidas arbitrarias del poder político.

"En resumen, las relaciones económicas de Portugal con Angola son importantes, pero hay que tener cuidado", concluyó Sarsfield Cabral.

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