Ambientalistas israelíes llevan adelante una campaña para evitar una prospección petrolera en una reserva natural de la zona del mar Muerto.
El proyecto Tzuk Tamrur 4, cuyo nombre deriva del promontorio cercano, será el cuarto intento de búsqueda de hidrocarburos en la zona. Los anteriores no tuvieron éxito.
Pero esta vez, el consorcio a cargo de la exploración tiene confianza de que hallará petróleo. Rami Kremien, gerente de la mayor empresa del grupo, Ginko Oil Exploration, declaró que hay más de 6,5 millones de barriles (159 litros cada uno) de crudo a dos kilómetros de la superficie.
Pero uno de los socios del consorcio declaró en octubre de 2008 a la revista israelí de turismo Masa Acher que las estimaciones eran significativamente más bajas.
Las primeras perforaciones requirieron de un sitio de 5.000 metros cuadrados, ubicado a un kilómetro del límite sur de la reserva natural, de 592 kilómetros cuadrados.
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"La limitada producción prevista no justifica permitir que se haga un daño severo y permanente a la fauna y flora silvestre, al paisaje y al espacio de ocio de la reserva", reza un comunicado de la no gubernamental Sociedad para la Protección de la Naturaleza.
La construcción de la infraestructura para la perforación fue aprobada por la Autoridad de Naturaleza y Parques a fines de los años 90. Pero en 2003, el desierto de Judea, al este de Jerusalén y hasta el mar Muerto, fue declarado reserva natural, incluida la zona donde se iba a ubicar el sitio para la excavación.
En junio de 2007, ese órgano dio marcha atrás a su decisión y alegó que la construcción podría perjudicar los recursos naturales de la zona.
El comité científico de la asamblea de la Autoridad de Naturaleza y Parques señaló en junio del año siguiente que "la excavación y producción petrolera podrían perjudicar a las especies más raras y propiciar a otras invasoras. A la larga, podría apartar a las especies desérticas de las principales poblaciones del desierto de Néguev".
La frontera del desierto de Judea y el de Néguev se extiende aproximadamente desde el ángulo sur del mar Muerto hacia el oeste hasta Hebron.
Finalmente, la asamblea decidió permitir la perforación, aunque impuso varias restricciones. También previó que si el proyecto pasa a la etapa de producción, lo que puede demorar unos años, los empresarios deben realizar las excavaciones en diagonal para que la plataforma petrolera quede fuera de la reserva natural.
Empleados del consorcio trabajan con la Autoridad de Naturaleza y Parques a fin de minimizar el impacto sobre el ambiente durante los dos meses que durará la prospección, cuyo comienzo está previsto para mayo. De haber una gran cantidad de crudo, la dimensión de la plataforma se reducirá a un décimo de la perforación experimental, señaló Kremien.
"Obviamente hay un daño", dijo a IPS. "Pero hay un equilibrio entre un perjuicio mínimo y controlado, de acuerdo con los propios ambientalistas y especialistas, y la necesidad de hallar petróleo".
"Después de todo, hasta los más entusiastas ambientalistas conducen automóviles que funcionan con un combustible derivado del petróleo", apuntó.
A los ambientalistas les preocupa que se habiliten proyectos de desarrollo en la frágil reserva natural. Al parecer, ese tipo de perforación no tiene antecedentes.
"Me parece que todo el asunto de la prospección es sólo para aumentar las ganancias en la bolsa de valores", señaló Shay Tachnai, coordinador de conservación de la naturaleza en el distrito sur de la Sociedad para la Protección de la Naturaleza. "La posibilidad de descubrir petróleo en este lugar son pocas, al menos por exploraciones anteriores".
"Cada caso individual debe estudiarse de forma pertinente", señaló Gilad Gabay, vicedirector del distrito sur de la Autoridad de Naturaleza y Parques.
En este caso particular, señaló, "es claro que el impacto ambiental será severo. Primero, infringirá un daño al paisaje, segundo, a la ecología y, tercero, un impacto en una zona totalmente tranquila".
Pero "tenemos que encontrar un punto medio para hacerlo de forma racional y minimizar ese impacto", indicó Gabay.
Israel siempre necesitó importar crudo. Aun si Tzuk Tamrur 4 cumpliera con las expectativas más optimistas, con un consumo nacional de más de 220.000 barriles de petróleo al día, la contribución de la perforación prevista probablemente sea más bien pequeña.
El Ministerio de Infraestructura Nacional no quiso hace comentarios al respecto.