Los últimos operativos policiales que desmantelaron una organización internacional de tráfico de animales silvestres en nueve estados de Brasil dieron fuerza a un proyecto legislativo que busca aumentar las penas para ese delito, equiparándolas a las que castigan el contrabando de drogas y de armas.
El operativo de la Policía Federal, realizado la semana pasada en nueve estados y que movilizó 450 efectivos, concluyó con la detención de 72 personas y la confiscación de 1.000 animales, en su mayoría aves de la selva brasileña.
Según las investigaciones policiales iniciadas en enero de 2008, la organización ilegal, que vendía unos 500.000 animales al año en un negocio estimado en unos nueve millones de dólares, contaba con conexiones internacionales con la Republica Checa, Portugal y Suiza, donde seguramente continuarán las detenciones.
Los animales eran vendidos en fábricas brasileñas o en el exterior. Entre las especies mas comercializadas había diversos tipos de aves, serpientes, jaguares, venados y monos, como el llamado " macaco prego".
El operativo policial, bautizado "Oxossi" en alusión a una divinidad de las religiones sincréticas afrobrasileñas que protege los animales y los bosques, tuvo ramificaciones en los estados de Pará y Maranhao (norte), Sergipe y Bahía (este), Minas Gerais, Espíritu Santo, Sao Paulo y Rio Grande do Sul (sudeste).
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El domingo pasado hubo otro operativo en una feria de venta de animales en el municipio de Duque de Caxias, en Río de Janeiro
Esta intervención, ordenada por la Comisión de Defensa del Medio Ambiente de la Asamblea Legislativa de Río de Janeiro, movilizó a 20 hombres de un batallón forestal de la policía provincial, y confiscó 80 pájaros silvestres entre otras especies.
El diputado provincial y presidente de la Comisión, André Lazaroni, del Partido Verde, sostuvo que las penas para el tráfico de animales deben ser equiparadas a las de las drogas, que oscilan según su gravedad entre cinco y 15 años de prisión.
Lazaroni anunció una audiencia pública en abril para tratar el asunto con más rigor en su estado.
En entrevista con IPS, el diputado señaló que la ley ambiental vigente "es muy blanda" y "de menor potencial ofensivo", y que aunque prevé penas de prisión de hasta tres años, con posibilidad de fianza —un pago equivalente a una canasta básica—, los traficantes son liberados.
Tal vez el mejor indicador de la "permisividad" de la ley es que 70 por ciento de los detenidos en la operación Oxossi eran reincidentes.
Lazaroni promueve junto al gobernante Partido de los Trabajadores una legislación que aumente la condena.
El proyecto de ley que la semana pasada el ministro de Medio Ambiente, Carlos Minc, llevó a la Presidencia para ser presentado a su vez en el Congreso legislativo busca mejorar también la tipificación del delito de contrabando de animales que actualmente, según él, no diferencia al traficante del consumidor final que tiene a alguna especie en cautiverio ilegalmente en su casa.
Por su parte, Lazaroni llamó la atención sobre la dimensión que adquirió ese delito desde 1996, cuando fue promulgada la Ley de Delitos Ambientales.
Hoy el negocio, según la Red Nacional de Combate al Trafico de Animales Silvestres (RENCTAS) mueve al año en todo el mundo de 10.000 a 20.000 millones de dólares, de los cuales Brasil responde por 15 por ciento, debido a la riqueza de su biodiversidad.
Según RENCTAS, esa actividad ilícita, en tercer lugar después del tráfico de drogas y armas, tiene básicamente tres destinos: zoológicos o colecciones particulares —principalmente en los países más industrializados-, tiendas de mascotas ilegales e investigaciones científicas (biopiratería).
Un informe de la red, divulgado en el marco de una investigación parlamentaria, señaló que, por ejemplo, el gramo de veneno de una serpiente yarará es cotizado en la industria farmacéutica en unos 300 dólares, mientras que el de una coral "verdadera" aumenta a unos 32.300 dólares.
El negocio no sólo se equipara al lucro del tráfico de drogas y armas, sino que también se entrelaza con él, según RENCTAS.
La red señaló que entre 30 y 40 por ciento de las 400 bandas de contrabando de animales que operan en este país tienen vínculos con el narcotráfico.
Estas bandan sacan de su medio natural a unos 12 millones de animales por año en Brasil, y ponen en riesgo a unas 200 especies en extinción, indicó Lazaroni.
Con un agravante, añade el coordinador del operativo Oxossi, Alexandre Saraiva: por cada animal silvestre que llega al comprador final, mueren 10 en el camino
La principal área de caza de las especies silvestres se encuentra en los estados de Rio de Janeiro (sudeste) y Bahía. También en los amazónicos de Pará y Maranhao. Sólo en la región amazónica, el Instituto Brasileño de Medio Ambiente contabilizó 18.551 capturas de animales.