AGUA: Escasez y contaminación dañan más a las mujeres

Mientras más de 20.000 personas participan en el V Foro Mundial del Agua que se realiza desde el día 16 y hasta este domingo en Estambul, algunas organizaciones de mujeres trabajan para asegurar que las decisiones políticas sobre este vital recurso tomen en cuenta sus preocupaciones.

Alrededor de 1.000 millones de personas carecen actualmente de agua potable, y otros 2.500 millones no tienen acceso a saneamiento.

Los expertos observan que las mujeres y las niñas son las más afectadas por la crisis hídrica, dado que son quienes cargan con más responsabilidades domésticas, como la limpieza, la cocina, la recolección de agua y el cuidado de niños y enfermos.

Esas tareas las exponen a muchos riesgos, como la contaminación por enfermedades relacionadas con el agua y la violencia en zonas de conflicto, y a menudo les impiden ir a la escuela o tener un trabajo.

Según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), las mujeres y niñas de los países en desarrollo caminan un promedio de seis kilómetros diarios para trasladar 20 litros de agua.
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"Cuando usamos agua más rápidamente de lo que ésta se recarga de modo natural, no es sostenible", dijo Peter Gleick, director del Instituto Pacífico, una organización independiente dedicada a la investigación, con sede en el occidental estado estadounidense de California.

A diferencia del petróleo, el agua es una fuente renovable. Sin embargo, está limitada por su ubicación y flujo. Muchos expertos dicen que el mundo ha alcanzado un tope hídrico, lo que significa que los recursos disponibles se ven eclipsados por una demanda masiva y creciente.

"En pocos años, (el problema) será exacerbado por el cambio climático", dijo a IPS Tracy Rackez, experta en cuestiones ambientales en el Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer (Unifem).

"Necesitamos hallar maneras de hacer que las mujeres y los hombres tengan igual acceso al agua limpia", señaló.

Las mujeres también tienden a ser más responsables por el cultivo de alimentos para consumo en el hogar y para los mercados locales —en algunas áreas son 70 por ciento de quienes se dedican a la agricultura de pequeña escala— y juegan un rol esencial en la mejora de la eficiencia hídrica, especialmente en la irrigación por goteo y la recolección de agua de lluvia, agregó.

"Hay muchas innovaciones y numerosas herramientas que tienen que estar en manos de las mujeres para ayudarlas a ser más eficientes", sostuvo.

El derroche e ineficiencia de los actuales modelos de uso del agua —particularmente en el sector agrícola, donde 40 por ciento de la producción procede de fuentes no renovables—, también tienen drásticos impactos ambientales.

Por ejemplo, el rápido crecimiento demográfico y la industrialización en China hicieron que 80 por ciento de las plantas de los humedales se secaran, conduciendo a la extinción de especies.

La calidad del agua china disminuyó severamente a causa de los desechos industriales y de depósitos de aguas servidas contaminadas sin tratar.

Este uso excesivo del agua también tiene repercusiones económicas. Empresas e industrias tuvieron que cancelar proyectos por no poder hallar la calidad hídrica que necesitaban.

Es muy importante que los países pobres avancen "en su desarrollo económico y social para reconocer qué nivel de recursos hídricos renovables tienen disponibles dentro de las fronteras nacionales, y para que busquen optimizar su uso en todos los sectores, en particular en la agricultura", dijo a IPS Andrew Hudson, del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

Expandir soluciones existentes como la irrigación por goteo y el reciclaje de agua requiere de una tecnología avanzada, una economía inteligente y una mejor gobernanza en materia de recursos hídricos.

"No hay dudas de que podemos cultivar más alimentos con menos agua", dijo Gleick.

En efecto, los programas de eficiencia hídrica también podrían reducir las emisiones de gases de efecto invernadero ahorrando energía, dado que 80 por ciento del agua del mundo se usa para producir alimentos y productos industriales.

Sin embargo, pocos gobiernos priorizan el agua y aún menos el saneamiento, así que estos temas son desatendidos, dijo Hudson.

Al mismo tiempo, el acceso a agua limpia es internacionalmente reconocido como un derecho humano, lo que implica la responsabilidad de que los gobiernos la provean. Una de cada seis personas carece de acceso al líquido.

La industria del agua se embolsa un promedio de 400.000 millones de dólares al año en servicios, equipamiento y venta del elemento.

Mientras, otros 11.300 millones de dólares cada año podrían ayudar a cumplir el Objetivo de Desarrollo de la ONU para el Milenio de reducir a la mitad la proporción (estimada en 2.600 millones de personas) que viven sin agua ni saneamiento adecuados, según Unicef.

"La mayoría de los países tienen que reconocer que ofrecer servicios de agua y saneamiento a la población es el conductor más importante para un crecimiento económico a largo plazo", dijo Hudson.

En Estambul, organizaciones como la Alianza de Género y Agua, la Plataforma de Mujeres Turcas por el Agua y la Asociación Mujeres por el Agua han estado organizando sesiones para potenciar la participación y visibilidad de las líderes comunitarias, expertas y políticas.

"Es importante que los hombres abran este mundo a las mujeres", opinó Anta Seck, ingeniera hídrica y directora de manejo de recursos hídricos y planificación en Senegal.

"Las mujeres son responsables por el uso del agua. Por lo tanto, es importante desarrollar su capacidad para el manejo hídrico, y eso incluye obtener títulos avanzados", dijo en la conferencia.

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