Una significativa reconciliación, aunque por ahora simbólica, se concretó en Zimbabwe cuando el presidente Robert Mugabe le tomó juramento como primer ministro a su archirrival político, Morgan Tsvangirai, dando el puntapié inicial a un todavía precario gobierno de unidad nacional.
La continuas detenciones de personas vinculadas al Movimiento para el Cambio Democrático (MDC), al cual pertenece Tsvangirai, es sólo una de las cuestiones que ponen en duda la marcha de un gobierno compartido por ambos bandos enfrentados.
Cuando el sector de Tsvangirai dentro del MDC acordó el 30 de enero integrar un gobierno encabezado por Mugabe a instancias de la Comunidad para el Desarrollo de África Austral (SADC), su líder condicionó esa participación a que todos los presos políticos fueran dejados en libertad a más tardar el miércoles, fecha dispuesta para que asumiera el cargo.
Pero los militantes del MDC siguen presos, por lo cual a Tsvangirai le costó asegurar a los 30.000 partidarios que fueron a escuchar su discurso de asunción el miércoles que recobrarían la libertad en 24 horas.
La crisis política se instaló en Zimbabwe con el triunfo del MDC en los comicios de marzo de 2008. Antes de la segunda ronda electoral, el Unión Nacional Africana de Zimbabwe—Frente Patriótico (ZANU-PF), liderado por Mugabe, lanzó una violenta campaña de intimidación y violencia contra la oposición, lo cual llevó a Tsvangirai a retirarse de la contienda.
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La SADC, encabezada por Sudáfrica, medió para promover un acuerdo hacia un gobierno de coalición, que finalmente se pudo firmar el 15 de septiembre, según el cual Mugabe mantendría la presidencia, Tsvangirai sería primer ministro y el MDC mantendría la mayoría parlamentaria.
La concreción del acuerdo se demoró cuatro meses porque los dos partidos no lograban ponerse de acuerdo en el reparto de ministerios. Mugabe insistía en mantener el control de las fuerzas de seguridad y del ejército.
"Acordamos que todos los secuestrados fueran liberados de forma incondicional antes del 11 de febrero", aseguró Tsvangirai el 30 de enero.
Como parte de la estrategia de presión para convencerlo de participar en las negociaciones, varios partidarios y autoridades del MDC fueron secuestrados por agentes de seguridad entre octubre y diciembre de 2008. A pesar de que Tsvangirai asumió, muchos de sus partidarios siguen tras las rejas.
Tsvangirai señaló que su principal objetivo sería estabilizar la economía. También prometió pagar en moneda extranjera a soldados y funcionarios y terminar con la violencia política.
"Sé que hay presos políticos en la cárcel", admitió el líder del MDC. "No me gusta que sigan encerrados. Hubiera querido que estuvieran acá celebrando con nosotros. No fue posible, pero les aseguro que no estarán ni un día más en prisión".
Hay más de 30 presos políticos en la Prisión de Máxima Seguridad de Chikurubi acusados de distintos delitos, desde intento de desestabilizar al país hasta tratar de derrocar el presidente de forma violenta.
"De los 30 presos políticos, 11 están irreconocibles", señaló Irene Petras, directora de Abogados de Zimbabwe por Derechos Humanos. "Todos necesitan atención médica urgente por las torturas a las que los sometieron los agentes de seguridad".
Entre los detenidos se encuentra Fidelis Chiramba, de 72 años, presidente de distrito del MDC-T en Zvimba South, aldea natal de Mugabe. Él y otros presos fueron secuestrados a eso de las tres de la madrugada del 30 de octubre por seis hombres armados, según documentos presentados por sus abogados y que están en manos de la justicia.
"Fue brutalmente agredido. Le golpearon las plantas de los pies. Lo pusieron en un gran congelador, lo sacaron, le quitaron la ropa y le tiraron agua caliente en los genitales. Luego, lo obligaron a estar parado delante de presas, también secuestradas, mientras los guardias se burlaban de su aspecto físico. Nunca recibió atención médica", reza el escrito legal redactado por Petras.
El presidente de la Asociación de Médicos por los Derechos Humanos, Douglas Gwatidzo, vio personalmente a Chiramba y a varios presos políticos más.
"El 6 de febrero, el señor Chiramba fue atendido en la Clínica Avenida. Se constató la existencia de problemas cardiacos debido a la hipertensión y se observaron lesiones en el tejido blando por malos tratos. Su estado de salud requería internación para estabilizarlo correctamente en un hospital equipado con los implementos necesarios", reza la declaración de Gwatidzo, difundida por la prensa el 7 de este mes.
Además, el jefe de seguridad del MDC-T, Kisimusi Dlamini, y Gandhi Mudzingwa, ex asistente personal de Tsvangirai, fueron atendidos el mismo día constatándose su delicado estado de salud que requería hospitalización, aseguró.
Todos siguen presos en Chikurubi.
"Condenamos sin reservas la falta de una atención médica adecuada a los detenidos de la Prisión de Máxima Seguridad de Chikurubi, que fueron secuestrados y torturados", señaló Gwatidzo.
Petras, de la Asociación de Abogados que coordina la defensa de los detenidos, señaló que los presos políticos siguen en la cárcel, en tanto los líderes se felicitan por los avances hacia la creación de un gobierno de unidad.
"Creemos que los tratos dispensados al señor Chiramba y a otros detenidos es un reflejo de la falta de sinceridad de los políticos con su promesa de asegurarse que la seguridad de todas las personas sea un objetivo primordial" en el futuro, señaló.
El día anterior a la ceremonia de asunción, el analista político Ernest Mudzengi, de la no gubernamental Asamblea Nacional Constitucional que busca apoyo para crear una constitución popular, señaló que Tsvangirai iba a tener problemas si asumía el cargo de primer ministro con figuras políticas encarceladas.
"El hecho de que haya presos políticos hace que el acuerdo por un gobierno de unidad sea engañoso y polémico", señaló Mudzengi.
"En toda transición política se suelen liberar los presos políticos antes de una ceremonia de asunción significativa. Si Tsvangirai pretende iniciar un nuevo periodo histórico, los detenidos deben quedar libres. De no ser así, queda como que el país mantiene la vieja administración", señaló.