El río Tigris tiene menos agua y para colmo está más contaminado. La escasez de peces y el alza del precio de los combustibles y de otros implementos básicos en Iraq vuelven cada vez más costosa la actividad del sector.
No es una buena época para ser pescador, se lamentó Hamza Majit. "Cada día es peor", remarcó el hombre ubicado sobre su barca ante la consulta de IPS.
"Ves que bajo está el nivel del agua", exclamó el pescador tocando el fondo con un palo de madera a dos metros de la superficie. "Necesitamos que esté más alto (el nivel del agua) para tirar las redes, y este es el lugar más hondo de la zona. Con esta profundidad se dificulta la captura", apuntó.
Es común ver botellas de plástico, bolsas de supermercado y otros desechos flotando en el otrora transparente río Tigris.
"Los peces son un tesoro de Dios, pero ahora hay demasiadas cosas que nos impiden acceder a él", se lamentó Majit.
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Antes de la invasión estadounidense a Iraq, en marzo de 2003, solíamos capturar varias decenas de peces al día. Ahora "tenemos suerte si lograr agarrar 10", comentó el pescador artesanal.
También hay alarma entre funcionarios del gobierno.
"El Tigris sigue muy contaminado y la situación empeora", dijo a IPS la ministra de Ambiente, Narmin Othman. "El hecho perjudica a muchos iraquíes, por lo que el gobierno busca la forma de empezar a resolver el problema".
El asunto tiene carácter urgente, remarcó. "Tenemos que hacerlo porque nadie más lo va a hacer y el deterioro no cesará. El Tigris es uno de los tesoros de Iraq y debemos preservar nuestros tesoros", enfatizó Othman.
"La situación es grave", subrayó el profesor de la Universidad de Bagdad Ratib Mufid en 2007. "El río está cada vez más contaminado y no hay ningún proyecto para evitar su destrucción".
Desde entonces, la situación no hizo más que empeorar. El problema empieza en la naciente y se multiplica a lo largo de su recorrido.
"El problema de la disminución del caudal comienza en la cordillera de Taurus, en Turquía", advirtió Seif Barakah, de la oficina de comunicaciones del Ministerio también en 2007.
"Entre esa región y el Kurdistán se construyeron muchas represas que disminuyen el caudal del río. La idea era evitar las inundaciones que durante años perjudicaron a las poblaciones de esa zona, pero ahora hicieron que el caudal bajara casi a la mitad".
El Tigris fluye desde las montañas del sudeste de Turquía hasta Iraq y desemboca en el Golfo Pérsico o Arábigo.
Majit es pescador desde que tenía 10 años y, como la mayoría de sus colegas en el Tigris, heredó el negocio familiar. Ahora dos de sus hijos trabajan con él.
No sólo es difícil pescar, sino que también es desagradable y peligroso. El olor a plástico quemado, y en algunos lugares a aguas servidas, es inaguantable. Además, Majit relató que fue atacado por soldados estadounidenses de la muy custodiada Zona Verde, cuyos muros de concreto están sobre una de las márgenes del río.
En la Zona Verde tiene su sede el gobierno nacional y las embajadas de Estados Unidos y Gran Bretaña.
El río está contaminado con desechos de la guerra, derivados del petróleo, desperdicios industriales y toxinas.
Además, se formaron grandes basurales en la orilla. Durante el régimen de Saddam Hussein (1979-2003), ejecutado en 2006, era un delito tirar basura al río. Ahora no hay nadie que lo impida.
La consecuencia de la escasez de peces repercutió inevitablemente en los mercados. El costo del producto aumentó de dos a ocho dólares promedio.
"Es demasiado caro y cada vez menos personas pueden pagarlo", señaló vendedor de pescado Amar Hamsa, de 25 años.
El pescado al horno era considerado un manjar, señaló Ali Sabri, quien se pudo mantener en el negocio. Hay muchos puestos vacíos al lado del suyo de los que no pudieron seguir. "Hay poca gente en Bagdad que pueda pagar estos precios".