Representantes de los partidos palestinos rivales Fatah y Hamás se reunieron esta semana en la capital de Egipto, con el objetivo de buscar la reconciliación nacional y formar un gobierno de unidad.
"Esperamos que esta reunión sea el comienzo de un nuevo periodo en el que se ponga fin a una división perpetuada demasiado tiempo", dijo a la prensa el jefe de la inteligencia egipcia, Omar Suleiman, a cargo del vínculo entre el gobierno de Hosni Mubarak y los palestinos.
El día 25, delegaciones del secular partido Fatah y de Hamás (acrónimo en árabe del Movimiento de Resistencia Islámica) mantuvieron reuniones preliminares en El Cairo, para eliminar obstáculos al acercamiento. Los negociadores describieron la instancia como "positiva".
Según la prensa estatal egipcia, cada grupo accedió a liberar a los miembros del otro detenidos en la franja de Gaza, en manos de Hamás, y en Cisjordania, controlada por Fatah.
Como gesto de buena voluntad, Fatah liberó a 42 integrantes de Hamás prisioneros en Cisjordania, y prometió concretar pronto otras liberaciones.
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La cuestión empantanó en el pasado las conversaciones por la reconciliación. En noviembre, Hamás y otras facciones combativas de la resistencia desistieron en el último minuto de asistir a una conferencia de reconciliación en El Cairo, debido al arresto masivo de sus miembros en Cisjordania.
Desde que Hamás arrasó en las elecciones legislativas palestinas de enero de 2006, los dos partidos se enfrascaron en enfrentamientos intermitentes y arrestos.
La hostilidad recíproca alcanzó su punto de ebullición en el verano boreal de 2007, cuando Hamás tomó el control de la franja de Gaza de manos de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) dirigida por Fatah.
Para complicar más las cosas, Israel y Egipto —con la bendición de la ANP— sellaron herméticamente sus fronteras con la franja, aislando el enclave costero palestino del mundo exterior.
El día 26, las conversaciones en El Cairo se ampliaron para incluir a otros 10 grupos palestinos, además de Fatah y Hamás. Junto con la formación de un gobierno de unidad nacional, el debate se refirió a las próximas elecciones presidenciales y legislativas, la reestructuración de los aparatos de seguridad y el rol de Hamás en la Organización para la Liberación de Palestina (OLP).
Los detalles sobre esa reunión, que se realizó a puertas cerradas, son vagos, pero Suleiman enfatizó la importancia de llegar a un acuerdo aceptable para ambas partes.
"No prolonguen las discrepancias ni profundicen las divisiones", dijo a la prensa antes del cónclave. "Unan filas para cumplir las esperanzas de un Estado palestino independiente."
Según Essam Al-Arian, dirigente del partido opositor egipcio Hermandad Musulmana, la firmeza de Hamás durante la ofensiva militar de Israel contra Gaza entre el 27 de diciembre y el 17 de enero fortaleció la posición negociadora de ese movimiento.
"El tesón de Hamás elevó su popularidad y mostró a los actores regionales e internacionales que no tienen más alternativa que tratar" con ese partido palestino, dijo Al-Arian a IPS. "Esto se ve en el respaldo oficial de Estados Unidos y la Unión Europea a las negociaciones de El Cairo."
Agregó que, aunque los medios informativos frecuentemente lo consideran "extremista", Hamás ha mostrado una considerable flexibilidad en su enfoque sobre la reconciliación con Fatah.
"Hamás está dispuesto a compartir un gobierno de unidad con Fatah y a aceptar una presencia de la ANP en el cruce de Rafah", dijo Al-Arian.
Ese cruce es el único punto de tránsito en los 14 kilómetros de frontera entre Egipto y Gaza.
No obstante, persisten diferencias fundamentales entre los dos partidos, particularmente respecto de Israel.
Hamás sigue una política de resistencia armada contra ese país, y se niega a reconocer la legitimidad del Estado judío. Aunque Washington describe a Hamás como "organización terrorista", su compromiso con la resistencia recibió un fuerte apoyo del electorado palestino en 2006.
Junto con las conversaciones interpalestinas, Hamás participa en negociaciones indirectas para un cese del fuego con Israel, también con mediación egipcia.
En contraste, Fatah mantiene una estrategia de negociación directa con Israel. Sin embargo, las frecuentes "conversaciones de paz" del presidente de la ANP, Mahmoud Abbas, con sus contrapartes israelíes, en el marco establecido en la cumbre de 2007 en Annapolis, patrocinada por Washington— no han logrado hasta ahora ningún avance para el bando palestino.
Los mediadores egipcios esperan cerrar un acuerdo entre Fatah y Hamás sobre los términos de un gobierno de unidad nacional a tiempo para su aprobación en una cumbre árabe programada para fines de marzo.
Pero Abdelaziz Shadi, coordinador del Programa de Estudios Israelíes en la Universidad de El Cairo, no se mostró muy optimista.
"Dada la animosidad entre los líderes de los dos movimientos, no veo mucha esperanza de reconciliación en el corto plazo. Y aunque logren cierto grado de acuerdo, la rivalidad recrudecerá apenas haya otra crisis con Israel", dijo Shadi a IPS.
De hecho, los últimos acontecimientos en el frente israelí han tenido repercusiones directas sobre el diálogo interpalestino. Con un inicio originalmente previsto para el día 22, la actual ronda de conversaciones entre Fatah y Hamás se postergó, luego de que Israel incluyera repentinamente nuevas condiciones a una propuesta egipcia para un acuerdo de cese del fuego con el segundo.
El 18 de este mes, Israel anunció abruptamente su negativa a firmar ese acuerdo, a menos que incluyera como condición para la apertura de los cruces de Gaza la liberación del soldado israelí Guilad Shalit.
El 25 de junio de 2006, miembros de Hamás secuestraron a Shalit de una base militar israelí cerca de la frontera con Gaza. Desde entonces ha estado cautivo en una ubicación secreta dentro de ese territorio palestino.
"Al cambiar repentinamente sus reclamos para un cese del fuego, Israel logró retrasar una semana la reconciliación entre Fatah y Hamás", sostuvo Shadi.
Pero pese a las difíciles circunstancias, Al-Arian dijo que la necesidad de unidad palestina se ha vuelto existencial, dada la probable participación de partidos de extrema derecha en el próximo gobierno israelí.
"El éxito es la única opción. El fracaso sólo conducirá a un mayor deterioro del ya desesperado estado de la causa palestina", dijo.