LITERATURA-CUBA: Los días del libro

Graciela Sánchez recuerda aún el primer libro que conoció en su infancia, un pequeño volumen de historias sobre animales de la selva, editado en la ya desaparecida Unión Soviética, donde también vivían los personajes de aquel cuento, «Pan con rocío», que aún la conmueve.

Sánchez, de 33 años, es una de las tantas personas en Cuba que disfrutaron las ediciones masivas a precios irrisorios de los primeros tres decenios de la Revolución, cuando el gobierno de este país de sistema socialista convirtió la promoción de la lectura en uno de los pilares de su política cultural.

"En las décadas de 1970 y de 1980 se leía, en materia de libros, con una intensidad asombrosa", rememoró el poeta y ensayista cubano Virgilio López Lemus.

"Hay un buen ritmo de lectura en Cuba, pero no puede ser descuidada la campaña consciente y consecutiva, en la que los escritores todavía podemos desempeñar un mejor papel", señaló a IPS Lemus, quien puso énfasis en el papel de la televisión en el fomento de la lectura.

A partir de 1999, con el inicio del programa conocido como "Batalla de ideas", las autoridades implementaron varias iniciativas vinculadas con la difusión del libro.
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La Colección Biblioteca Familiar, un selección de 25 títulos de la literatura cubana y universal, el Programa Editorial Libertad, que proveyó a miles de bibliotecas de materiales de referencia como enciclopedias y atlas, y la extensión a todo el país de la Feria Internacional del Libro, constituyeron pasos fundamentales de esta estrategia.

La decimoctava edición de esa Feria comienza hoy en La Habana. Se espera la asistencia al acto de inauguración de la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, cuya nación es invitada de honor de la cita, considerada la más importante en torno a la literatura que acoge la isla cada año.

"Un fenómeno de masas como ya lo es la Feria Internacional del Libro, puede desmentir varias ‘verdades’ que muchas veces no lo son: que nadie lee poesía, que los libros se venden poco…", observó Lemus, convencido de que las personas no compran nuevos volúmenes como "lujos de aparador".

Unos 350 expositores de 43 países se encontrarán hasta el próximo día 22 en los antiguos pabellones y calles de San Carlos de la Cabaña, una vieja fortaleza a la vista de la bahía habanera y el centro histórico de la ciudad.

La delegación cultural chilena está integrada por más de un centenar de artistas, editores e intelectuales, entre ellos los premios nacionales de literatura José Miguel Varas y Raúl Zurita. Además, participarán 46 editoriales del país suramericano.

La Feria también rendirá homenaje a la poetisa cubana Fina García Marruz y al historiador Jorge Ibarra, reconocido por sus investigaciones sobre el pasado del país caribeño. Asimismo, la Casa de las Américas, una de las principales instituciones culturales de la isla, recibirá honores por el 50 aniversario de su fundación.

"La llegada de las nuevas tecnologías y el acceso a otro tipo de entretenimientos caseros ha supuesto un cambio en la percepción que hasta entonces se tenía de la lectura, en tanto forma de ocupar el tiempo libre", dijo a IPS Elena Diéguez, licenciada en bibliotecología.

La "impopularidad de la lectura entre los adolescentes" es atribuida por Diéguez a esa irrupción de las nuevas formas de esparcimiento, relacionadas con el universo audiovisual y de los videojuegos y a cierta crisis mundial de valores humanistas que a Cuba arribó con la crisis económica de la década del 90.

En cambio, Lemus cree que "el mundo de la computación ha creado un nuevo lector, y por esa vía sí que se lee más que nunca."

"Las nuevas generaciones re-leerán por diversos medios no solo ‘tradicionales’ tanto las obras literarias sedimentadas o ‘canonizadas’ como las que van surgiendo en los nuevos medios, y re-leerán también la historia, la política, la filosofía, todo…", confió el escritor, prolífico autor de títulos como "La décima constante" y la antología "Doscientos años de poesía cubana" (1790-1990).

Diversos estudios recogidos en el informe titulado "El espacio iberoamericano del libro", del Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe, ubican a Argentina y México como los países con mayor proporción de lectores en la región (al menos un libro en el año), con 72 por ciento y 60 por ciento de su población respectivamente. En esas investigaciones no aparecen datos de Cuba.

Una encuesta realizada por el no gubernamental Centro de Investigación y Desarrollo para la Cultura Cubana "Juan Marinello" entre más de 2.000 personas en la pasada Feria del Libro, reveló que 34,2 por ciento había leído al menos dos libros el semestre anterior, mientras que 77,3 por ciento de la muestra declaró no tener tiempo suficiente para leer.

Según datos de la Oficina Nacional de Estadísticas, Cuba publicó más de 25,6 millones de ejemplares de libros en 2007, de los cuales las dos terceras partes fueron textos escolares. Esa cifra sitúa a este país aún por debajo de los niveles de edición de 1989, justo antes de la crisis económica, pero muy por encima de lo reportado un lustro atrás.

En la presente Feria se pondrán a la venta seis millones de ejemplares en 16 ciudades situadas a lo largo de esta nación caribeña con 11,2 millones se habitantes.

"Quizás cuando era niña utilizaba la lectura como refugio. Es como tener un mundo paralelo al que vives, uno más limpio y puro", relató Diéguez, de 25 años. "Los libros desarrollan la imaginación, consuelan, responden dudas", añadió.

"Pienso que la escuela, la familia, el medio social y las propias actitudes y aptitudes de los niños y los adolescentes determinarán que algunos lean y otros no", indicó Lemus.

"Quien descubra en la juventud el fantástico placer de la lectura, será un ‘adicto’ toda la vida", afirmó el filólogo de 62 años, ferviente defensor de esa "adicción" como una de "las acciones más voluntarias y libres del ser humano".

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