La retirada de las tropas en Iraq enfrenta al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, con altos oficiales militares.
Apoyado por el secretario de Defensa Robert Gates, el jefe del Comando Central estadounidense (Centcom), general David Petraeus, intentó convencer a Obama de renunciar a su compromiso preelectoral de retirar a todos sus efectivos de combate de Iraq en un plazo de 18 meses.
La discusión se registró el 21 de enero, segundo día del gobierno del flamante presidente, en la Oficina Oval de la Casa Blanca.
Pero Obama ordenó a Gates, Petraeus y el almirante Mike Mullen, comandante del Estado Mayor Conjunto, volver pronto a su despacho con un plan detallado para retirar todas las tropas en 16 meses, según dos fuentes que dialogaron con participantes en la reunión.
Pero la orden no puso fin al conflicto entre el presidente y altos oficiales militares.
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Petraeus y sus aliados en el ejército y el Departamento de Defensa, entre ellos el general Ray Odierno —hoy máximo comandante en Iraq—, volvieron a presionar a Obama para que cambie su política de repliegue.
Observadores aseguran que ya se ha formado una red de altos oficiales militares que se preparan para apoyar a Petraeus y Odierno ante a la opinión pública en oposición de la determinación presidencial.
"Petraeus cometió el error de pensar que todavía estaba tratando con (el ex presidente) George W. Bush", dijo un funcionario de la Casa Blanca presente en la reunión, relató una de las fuentes.
Petraeus, Gates y Odierno esperaban convencer a Obama de un plan diseñado en noviembre y presentado en diciembre a Bush, consistente en redesignar grandes contingentes de tropas de combate como tropas de apoyo.
Ese subterfugio fue previsto por Estados Unidos en noviembre, permitiendo a Obama cumplir con la promesa que había hecho durante la campaña.
Gates y Mullen discutieron el plan con Obama como si se tratara del programa de retirada, informó el 18 de diciembre el diario The New York Times.
Obama decidió no hacer ninguna referencia pública a su orden, al parecer con la intención de anunciarla después de consultar con los comandantes en el terreno y con el Pentágono.
La primera señal clara del choque de Petraeus, Odierno y sus aliados con Obama apareció el 29 de enero. The New York Times publicó entonces una entrevista con Odierno, ostensiblemente basada en la premisa de que el nuevo presidente había indicado que estaba "abierto a alternativas".
El periódico informó que Odierno había "desarrollado un plan que avanzaría más lentamente que el calendario" formulado en su campaña por Obama. El oficial sugirió en una entrevista que "determinar exactamente cuándo podrían reducirse de modo significativo las fuerzas de Estados Unidos en Iraq podría insumir el resto del año".
En la noche del 21 de enero, el general retirado del ejército Jack Keane, uno de los arquitectos de la política de incremento de efectivos de Bush y aliado político y mentor del general Petraeus, comentó en el programa de televisión Lehrer News Tour, luego de hablar con Petraeus —de quien es mentor y aliado—, que la retirada aumentaría "el riesgo de modo bastante drástico a lo largo de 16 meses".
También sostuvo que eso traicionaría la "estable situación política en Iraq" y opinó que ese riesgo era "inaceptable".
Según los militares disidentes con el repliegue prometido por Obama, la operación amenaza los supuestos triunfos del incremento de tropas ordenado por Bush e implementado por Petraeus.
Keane, subjefe del Estado Mayor Conjunto del ejército entre 1999 y 2003, tiene estrechos vínculos con una red de generales de cuatro estrellas activos y retirados, algunos de los cuales participan en el diseño de una campaña por la "estabilidad" de Iraq y contraria a la orden de Obama, según una fuente militar cercana a estos uniformados.
El informante señaló que esta red, que incluye a altos funcionarios en actividad en el Pentágono, comenzará planteando el argumento a periodistas especializados.
Si Obama no cambia la política, según la fuente, el grupo culpará a su política de retirada del "colapso" que esperan en un Iraq sin soldados estadounidenses.
En general, los medios de comunicación ha tratado la propuesta de retirada como una concesión al sentimiento antibélico que debería ajustarse a la "realidad", como le dijeron Gates, Petraeus y Odierno a Obama.
Fue Keane, con ayuda del entonces vicepresidente Dick Cheney, quien logró el nombramiento de Petraeus como alto comandante de Iraq a fines de 2006, pues quien ocupaba el cargo, general George W. Casey, no apoyaba el aumento de tropas.
Keane también se aseguró de lograr la máxima cantidad de soldados en Iraq contra los esfuerzos de otros jefes militares por acelerar la retirada en 2007 y 2008.
El periodista Bob Woodward informó en el libro "The War Within" ("La guerra por dentro") que Keane persuadió a Bush de ignorar las preocupaciones de los comandantes por la prolongada ocupación de Iraq y por su impacto en perjuicio de Afganistán..
En septiembre de 2007 Bush garantizó a Petraeus tantos soldados como necesitara y por el tiempo que deseara, según Woodward.
En abril de 2008 Keane también convenció a Gates de designar a Petraeus en el nuevo titular del Centcom, con jurisdicción sobre todo Medio Oreinte.
El militar retirado alegó que mantener a Petraeus con mando sobre las tropas en territorio iraquí era la mejor garantía contra la posibilidad de que un gobierno demócrata intentara anular la política de Bush hacia Iraq.
Keane había operado en base a la presunción de que un presidente demócrata probablemente no asumiría el riesgo político de rechazar las recomendaciones de Petraeus sobre la retirada de tropas de Iraq.
"Tenemos un gobierno demócrata y que quiere retirar esta cosa rápidamente. Ahora tiene que tratar con el general Petraeus y con el general Odierno. Tendrá que pagar un precio" para eludirlos, dijo Keane a Gates, según cita Woodward.
En julio, Obama dijo a Petraeus que, si era elegido, privilegiaría la salud del ejército y la marina de guerra y la situación en Afganistán frente a Iraq, según el periodista Joe Klein, de la revista Time.
Pero a juzgar por la conmoción de Petraeus ante la decisión de Obama del 21 de enero, no se había tomado en serio el anterior rechazo de Obama a sus argumentos.
Este mal cálculo sugiere que Petraeus creyó, como Keane, que un presidente demócrata no se atrevería en sus primeros días como comandante a hacer caso omiso a sus recomendaciones.
* Gareth Porter es historiador y experto en políticas de seguridad nacional de Estados Unidos. "Peligro de dominio: Desequilibrio de poder y el camino hacia la guerra en Vietnam", su último libro, fue publicado en junio de 2005 y reeditado en 2006.