El cambio climático acidificará los océanos y elevará la temperatura de sus aguas superficiales, especialmente alrededor de África, perjudicando la pesca y el sustento de quienes viven de ella, según expertos.
"La acidez de los océanos afecta predominantemente a las larvas de peces, que dependen del carbonato de calcio del agua de mar para que se consoliden sus cascarones, esqueletos y cubiertas celulares", explicó el profesor Geoff Brundritt, presidente del Sistema Mundial de Observación de Océanos en África.
"Una acidez más elevada dificulta el proceso, porque las larvas de peces tienen menos posibilidades de llegar a la adultez", agregó Brundritt.
"Eso obstaculiza la reproducción y también el mantenimiento de las reservas. Esto no sólo amenaza el futuro de las existencias pesqueras, sino también a las comunidades que dependen de la pesca para sobrevivir", señaló el experto.
Las comunidades pesqueras en el mundo en desarrollo, incluidas las de África austral, se encuentran entre las más vulnerables.
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Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), sufren superpoblación, bajos niveles educativos y falta de acceso a escuelas, centros de salud y obras de infraestructura como carreteras o mercados donde vender sus mercaderías.
Al funcionar como enormes "aspiradoras", los océanos absorben naturalmente el dióxido de carbono de la atmósfera, dijo Brundritt.
Pero como la concentración atmosférica de este gas ácido se ha incrementado por el cambio climático, los océanos lo absorben más que antes, lo que ha contribuido con la acidificación oceánica.
El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), dependiente de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), informó en 2007 que el pH (grado de alcalinidad) de los océanos -actualmente de entre 7,9 y 8,2—, caerá otras 0,14 a 0,35 unidades antes de fin de siglo.
Cuanto más bajo el pH, más ácida el agua. El nivel ideal del pH en sistemas de agua salada debería situarse entre 7,6 y 8,4.
TEMPERATURAS EN AUMENTO
Para empeorar las cosas, las temperaturas en alza de la superficie marina también perjudican a las reservas pesqueras.
"Las temperaturas más altas de la superficie del mar no matan a los peces, pero sí parecen alejarlos de sus territorios, lo que tiene un impacto sobre las comunidades que dependen de ellos", dijo Larry Hutchings, investigador de manejo marino y costero en Ciudad del Cabo.
En consecuencia, los pescadores de pequeña escala deberán internarse cada vez más en el mar para arrojar sus redes, pero la mayoría de ellos no pueden darse el lujo de invertir en los botes y la tecnología necesaria para hacerlo.
Ya en 2007, Monde Mayekiso, del Departamento Sudafricano de Asuntos Ambientales y Turismo, advirtió públicamente sobre los efectos adversos que probablemente tendrá el cambio climático sobre el sustento de los pescadores.
"Los científicos no han atribuido categóricamente que la migración de sardinas, por ejemplo, al cambio climático, pero la reducción de peces a lo largo de la costa oeste ha estado asociada con la calidez extraordinaria del agua. Esto sugiere relación con el cambio climático", señaló al periódico The Citizen.
"Sospechamos que la migración de sardinas a la costa sur, en el área de la bahía de Mossel, se debe al aumento de las temperaturas de la superficie marina", coincidió Mafaniso Hara, investigador en el Instituto Sudafricano de Estudios sobre Pobreza, Tierra y Agricultura (PLAAS).
"Las capturas se han reducido de 300.000 toneladas al año hace tiempo a 100.000 toneladas", dijo.
Las comunidades pesqueras a lo largo de la costa oeste de Sudáfrica sienten la escasez, aunque los bancos de otras especies pesqueras, como la caballa, se acercaron a la costa. Pero estos peces son menos valiosos en el mercado y más difíciles de capturar que las sardinas.
"La caballa vive a mayores profundidades, donde el agua es más fría. Por eso solo puede ser atrapada con grandes barcos y mediante pesca de arrastre. Eso está fuera del alcance de los pescadores a pequeña escala", dijo Hutchings.
La migración de sardinas ya tuvo un impacto negativo sobre el empleo a lo largo de la costa oeste, señaló Hara.
"No hay suficientes peces para procesar, así que se redujeron los puestos de trabajo y la gente hace economía. Esto ha tenido un gran impacto sobre las comunidades a lo largo de la costa oeste, que ya luchan contra la pobreza", expresó.
REDUCCIONES DE PUESTOS LABORALES
Según PLAAS, muchas comunidades pesqueras a lo largo de la costa oeste dependen plenamente de la industria y de subsidios del gobierno, como los de apoyo a la infancia, para su supervivencia.
Al decaer la industria pesquera, las comunidades dependerán cada vez más del apoyo que puedan recibir del sistema de subsidios.
"En Hondeklipbaai, pequeña comunidad pesquera sobre la costa oeste, la gente depende totalmente del subsidio del gobierno para sobrevivir, pues la industria pesquera allí casi ha desaparecido", dijo Moeniba Isaacs, investigadora del PLAAS.
"Si por algún motivo se retiraran estos subsidios, esta comunidad estaría condenada", agregó.
Para peor, la langosta de roca, otra importante fuente de ingresos, ha comenzado a emigrar al sur.
El Departamento de Asuntos Ambientales y Turismo de Sudáfrica calculó que hace 30 años 70 por ciento de las langostas de roca eran capturadas a lo largo de la costa oeste. Actualmente, se pesca 90 por ciento unos 300 kilómetros más al sur.
Pero, según Hutchings, tanto la migración de sardinas como la de langostas de roca son una espada de doble filo.
"Mientras los pescadores de la costa oeste enfrentan la migración (de ambas especies), las comunidades de la costa sur y alrededor de la bahía de Mossel han obtenido empleos y están mejor económicamente", señaló.
Teóricamente, podría sugerirse que las comunidades pesqueras a lo largo de la costa oeste deberían trasladarse con los peces, pero esto es algo más fácil de decir que de hacer, dado que, por ejemplo, la distancia entre Hondeklipbaai y la bahía de Mossel es de unos 800 kilómetros, explicó Hutchings.
"La mayoría de los pescadores de la costa oeste son muy pobres. No pueden empacar sus cosas e irse porque no tienen los medios financieros para hacerlo", dijo Isaacs.
Los medios de vida de más de 30.000 miembros de comunidades pesqueras de la costa sudafricana también están limitados por cuotas, que asignan la mayoría de las capturas permitidas a la industria pesquera comercial.