FORO SOCIAL MUNDIAL: ¿Una ciencia para todos?

Hacer que la ciencia, su jerga y sus soluciones estén más cerca de la gente es el desafío propuesto a los participantes del Foro Mundial Ciencia y Democracia, antesala del Foro Social Mundial que comienza este martes en esta ciudad del extremo norte de Brasil.

El domingo y el lunes, delegados de entidades sociales y científicas de diferentes países presentaron propuestas para que el conocimiento de la ciencia llegue más fácilmente a la sociedad, en especial a los pobres.

El primer debate, «Ciencia y democracia: ¿qué está en juego?» puso el acento en cuestiones recurrentes en ciertos ambientes académicos, como el distanciamiento de los investigadores respecto de las demandas sociales.

Para el físico Lionel Larqué, de la francesa Fondation Sciences Citoyennes (Fundación Ciencias Ciudadanas), los científicos deben asumir un mayor compromiso con la sociedad, pues la gente está cuestionando qué papel juegan en el ámbito social. «La ciencia vive una fase de cambios, una suerte de biodiversidad de saberes que ya no puede solamente incluir lo científico, sino también lo social. Por eso se necesita dialogar con la ciudadanía», dijo.

Larqué cree fundamental que los investigadores entiendan que son parte de un proceso, y no de la solución. «Percibimos que eso está cambiando, 10 años atrás era inconcebible pensar en una relación entre ciencia y movimiento social, pero hoy se está dando», aseguró.

Hay que crear un espacio crítico para «juzgar cuál es la función de la ciencia actual en el planeta», terminar con el «monopolio del saber y trabajar para la democratización del conocimiento», sentenció el francés.

La uruguaya Silvia Ribeiro, del no gubernamental Grupo de Acción sobre Erosión, Tecnología y Concentración, sostuvo que tres crisis actuales —la económica, la ambiental y la alimentaria— muestran que la sociedad contemporánea debe cambiar su concepto de desarrollo.

«Toda la producción científica está controlada por pocas transnacionales», que manejan «técnicas muy poderosas, como la biotecnología y la nanotecnología», dijo.

«Es importante una alianza entre las organizaciones de la sociedad civil que permita un estudio minucioso para saber si el desarrollo es o no beneficioso para la humanidad», agregó.

La socióloga e investigadora del brasileño Museo Paraense Emílio Goeldi, Priscila Faulhaber, cree que mientras la ciencia y la tecnología permanezcan bajo el dominio de la elite económica, difícilmente se abran a un acceso democrático. «Se necesita una nueva ciencia, con actores y acciones renovadas. Compartir el conocimiento es fundamental para la equidad social, se necesita pensar la ciencia como un fundamento sociológico», dijo.

En otro panel se expusieron iniciativas para que la población acceda más rápidamente al conocimiento y al saber popular.

Valérie Peugeot, de la asociación no gubernamental francesa Vecam, expuso que el control del conocimiento es el corazón de la economía, pero el poder económico y el político limitan el alcance de la difusión de los saberes científicos, por eso «es importante compartir el conocimiento tradicional».

Algo similar estimó el indio Amit Sengupta, representante de All India People’s Science Network (Red Científica del Pueblo de India). La ciencia de hoy está orientada al mercado, cerrando un saber que debe ser global, opinó.

«Las investigaciones se orientan al lucro de quienes las patrocinan, la iniciativa privada se apropia de este conocimiento y sólo lo ofrece a quien pueda pagarlo», ejemplificó.

Sengupta sostuvo que hay buenos intentos de divulgar la información sin pagar por ella. «Algunos científicos viene trabajando en proyectos de biología abierta y software libre, con buenos resultados más allá del mercado. El acceso a ese conocimiento es fundamental para un desarrollo equitativo. Hay que acabar con la idea de la propiedad intelectual y luchar por los bienes comunes del saber», dijo.

Uno de los oyentes del foro, José Maria Tavares, de la Sociedad Europea de Etnofarmacología, sostuvo que la medicina ha olvidado de dónde viene, en referencia al saber tradicional. «Hoy, ese saber es una mercancía. Una tesis académica en química o biología vale dinero, todo debe pasar por el mercado, y eso no puede ser», alegó.

Según Sérgio Amadeu, profesor de la brasileña Fundación Casper Líbero, de São Paulo, la ciencia y la tecnología sostienen la vigencia del sistema económico y por eso los gobiernos y los empresarios obstaculizan su diseminación.

En su opinión, la sociedad debe iniciar una transformación de la lógica de la reproducción industrial a la lógica de la innovación. Los nuevos contenidos y formas de la ciencia deben ser difundidos. «Hoy es un saber codificado y controlado. Y ese es uno de los elementos fundamentales de control de la riqueza», apuntó.

Amadeu expuso algunos datos que impresionaron al público. «En Brasil, quien controla la televisión también controla Internet y la mayoría de las veces la telefonía. Debemos luchar por la defensa de los bienes comunes, para buscar alternativas a la ley de patentes y por la ampliación de actividades científicas abiertas», dijo.

La canadiense Cécile Sabourin, presidenta de la Fédération Québécoise des Professeures et Professeurs d’Université (Federación Quebequense de Profesoras y Profesores Universitarios), cree necesario un conocimiento más social y menos económico.

«En Québec, estamos intentando desde 1976 aplicar nuevas formas de producir saber. Una manera que escape de ese modelo en el que las bases son olvidadas», dijo.

Menos de 50 por ciento de las investigaciones canadienses son financiadas por el gobierno, «lo que hace casi imposible que el resultado no se convierta en propiedad de una empresa», afirmó.

En su país es común que los profesores abandonen sus investigaciones por las presiones en busca de resultados económicos o políticos, dijo. «Lamentablemente, algunos científicos terminan encajando en el perfil requerido para obtener financiación, lo que genera una alta competencia en el medio académico, e impide efectuar estudios conjuntos o complementarios», expuso Sabourin.

En su opinión, se necesita revisar la forma en que se hace ciencia «y crear una acción colectiva en las universidades. Es muy importante que los científicos piensen en trabajar en conjunto para que ese conocimiento se difunda de manera democrática a todas las clases sociales», concluyó.

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