En la primera declaración del próximo gobierno de Estados Unidos sobre sus prioridades en política exterior, la designada secretaria de Estado (canciller), Hillary Clinton, anunció que una «diplomacia inteligente» marcará el sendero de Washington.
Al hablar ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado, que probablemente recomendará su confirmación en el puesto a más tardar este jueves, Clinton prometió que la "diplomacia estará a la vanguardia de la política exterior" de la nueva administración, y que la fuerza militar será usada sólo "como último recurso".
"Uno sólo tiene que mirar a Corea del Norte, Irán, Medio Oriente y los Balcanes para notar la absoluta necesidad de una diplomacia inteligente y bien pensada, así como los fracasos que resultan cuando está ausente ese tipo de diplomacia", dijo, en uno de los varios golpes implícitos al desempeño del saliente presidente George W. Bush.
"El presidente electo (Barack Obama) y yo creemos que la política exterior debe estar basada en un matrimonio entre los principios y el pragmatismo, no en una ideología rígida. Sobre hechos y evidencia, no en emociones y prejuicios", añadió en otro punto de su discurso el martes.
Sobre los principales temas calientes, subrayó que Obama, "está comprometido a terminar la guerra en Iraq en forma responsable", aunque no repitió la promesa de campaña de un repliegue de todas las tropas de Estados Unidos de Iraq antes de los 16 meses de su asunción el próximo martes 20, una omisión que podría causar preocupación en algunos opositores a la guerra.
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Clinton también subrayó, como lo hizo el ahora presidente electo durante la campaña, que el conflicto en Afganistán será encarado en un contexto regional más amplio, y prometió "trabajar con aquellos en Afganistán y Pakistán que desean erradicar a (la red extremista) Al Qaeda, el (movimiento islamista) Talibán y otros extremistas violentos que los amenazan tanto a ellos como a nosotros, en lo que Obama llamó el frente principal en la lucha contra el terrorismo".
"Una estrategia de poder inteligente" en Medio Oriente que "efectivamente desafíe a Irán para que ponga fin a su programa de armas nucleares y su patrocinio al terrorismo, y persuada a Irán y a Siria de que abandonen su comportamiento peligroso y se conviertan en actores regionales constructivos", agregó Clinton.
La futura secretaria de Estado añadió que Washington primero consultaría a sus aliados antes de decidir cuándo y a qué nivel involucrarse con ambos países. Al mismo tiempo, dijo que el desarrollo por parte de Irán de armas nucleares era "inaceptable" y que "ninguna opción está fuera de la mesa" para impedir que Teherán adquiera armamento atómico.
Sobre la actual violencia en Gaza, dijo que ella y Obama "están profundamente solidarizados con el deseo de Israel de defenderse bajo las actuales condiciones, para ser libre de los disparos de cohetes por parte de Hamás (acrónimo árabe de Movimiento de Resistencia Islámica)".
Sin embargo, añadió: "También hemos recordado los trágicos costos humanitarios del conflicto en Medio Oriente".
El actual conflicto "sólo incrementará nuestra determinación a buscar un acuerdo de paz justo y duradero que traiga real seguridad a Israel, relaciones normales y positivas con sus vecinos, y la independencia, el progreso económico y la seguridad a los palestinos en su propio Estado", afirmó.
"Es clave no sólo para las partes involucradas, sino también para nuestros profundos intereses, socavar las fuerzas de alienación y el extremismo violento en todo nuestro mundo", subrayó.
También indicó que Obama seguirá adelante con su compromiso de campaña de levantar las restricciones impuestas por Bush a los viajes y a las remesas económicas de los cubanos en Estados Unidos a su patria.
El discurso de Clinton llegó en medio de crecientes especulaciones sobre la dirección que tomará la política exterior en la nueva administración, sobre todo ante la preponderancia de designados que integraron la administración de Bill Clinton (1993-2001) y el mantenimiento en el cargo del secretario de Defensa, Robert Gates, así como de varios "realistas" (ala más moderada) del Partido Republicano.
El enfoque centrista del equipo de política exterior ha preocupado a muchos de los primeros seguidores de Obama en el Partido Demócrata, que fueron atraídos por el candidato en gran medida por su original denuncia —incluso a diferencia de Hillary Clinton— de la guerra en Iraq, y a la impresión de que compartía con ellos su oposición por el orden mundial basado en la preeminencia militar de Estados Unidos.
De particular preocupación en los últimos días han sido los rumores del supuesto nombramiento del ex negociador en Medio Oriente de Bill Clinton, Dennis Ross, en un puesto importante que le daría autoridad sobre el caso de Irán o hasta quizás la responsabilidad de desarrollar una estrategia para toda la región. Ross ha sido fuertemente criticado, incluso por algunos de sus antiguos colegas, por su supuesto favoritismo a Israel y su apoyo a las posturas de línea dura y neoconservadoras respecto de Irán.
Clinton no anunció ni la designación de Ross ni ninguna otra durante su presentación ante el Senado, en la que el único tema de polémica pareció ser la preocupación de los republicanos sobre los posibles conflictos de intereses a causa de la continua recepción de dinero de fuentes del exterior por parte de la filantrópica Iniciativa Global Clinton, fundada por su esposo.