ECONOMIA-BRASIL: Crisis achica industria y agricultura

La previsión en Brasil de una cosecha de granos 5,9 por ciento menor este año y el anuncio de una caída acumulada de 7,9 por ciento en la producción industrial en el bimestre octubre-noviembre golpearon el tradicional optimismo de enero.

La recesión, técnicamente definida como dos trimestres seguidos de reducción del producto interno bruto, parece inevitable ante el derrumbe de la industria apuntado por los datos del oficial Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE). Su producción en noviembre fue 5,2 por ciento menor que la de octubre, que ya había caído 1,7 por ciento en comparación con el mes anterior.

El resultado negativo no se limitó a pocos sectores como se preveía, sino que se generalizó a 21 de las 27 ramas analizadas. Desde mayo de 1995, cuando Brasil salía de un largo período de superinflación, la industria no sufrió un retroceso tan grave.

Los vehículos automotores registraron la baja más acentuada. En noviembre, su producción cayó 22,6 por ciento, pero máquinas y equipos, es decir bienes de capital, metalurgia básica y minería también sufrieron caídas superiores a 10 por ciento.

Esa realidad preocupante del último trimestre de 2008 continuará en un "primer trimestre muy malo" de este año, y lo que sucederá después es "imprevisible", depende de lo que ocurra en la economía internacional, además de las medidas internas de recuperación, sostuvo Julio de Almeida, profesor de la Universidad de Campinas.

La falta de crédito y la pérdida de confianza que provocó la retracción de los consumidores fueron las vías de contaminación de la economía real brasileña por la crisis financiera internacional iniciada en Estados Unidos, explicó a IPS.

Los vehículos automotores y otros bienes de consumo durables, cuya venta depende mucho del crédito, fueron los primeros a sentir el golpe. Las montadoras redujeron su producción en diciembre a 54,1 por ciento menos que en igual mes de 2007, porque acumulaban más de 300.000 automóviles en sus patios, debido a las escasas ventas en los meses anteriores.

Fueron hechos en diciembre 102.100 vehículos, un tercio de la producción mensual de mediados de 2008. El despido de 3.200 trabajadores, 2,5 por ciento del total empleado, se sumó a las vacaciones colectivas y compulsivas en varias plantas para amortiguar el golpe.

Esa es una industria que afecta una larga cadena productiva, desde la siderurgia hasta los instrumentos electrónicos y partes que componen los automóviles, camiones, autobuses y máquinas agrícolas. Otro sector duramente herido es el de bienes de capital, en este caso debido al "colapso de las expectativas de los empresarios", también con efectos en variados segmentos industriales de larga duración, que podrán agravarse, indicó Almeida.

Un tercer factor de la desastre fue la fuerte reducción de la demanda y de los precios de las materias primas en el mercado mundial, afectando productos brasileños de gran exportación, como mineral de hierro, celulosa y granos.

Otro es la industria de construcción de viviendas que sólo sufrió "un pedazo" de los efectos de la crisis de confianza y crédito, tendiendo a proseguir en un ciclo de baja en este año.

Además de los dos trimestres ya condenados, la recesión podrá prolongarse si contamina el sector de alimentos, que emplea a mucha gente y puede, por lo tanto, agravar los factores recesivos, alertó Almeida.

Es "una tendencia difícil de revertir", ya que la crisis se introdujo en Brasil, pero se puede "amenizar sus efectos" con "expectativas favorables y políticas fiscales fuertes", de muchas inversiones públicas, recomendó. "No hay soluciones mágicas", incluso porque atenuar los impactos depende también de cómo reacciona la economía internacional, acotó.

Un factor que puede ser positivo es el programa que adopte el nuevo gobierno estadounidense de Barack Obama, si genera mejores expectativas, concluyó Almeida, quien ya fue secretario de Política Económica, una función estratégica en el Ministerio de Hacienda.

La agricultura también sucumbirá a la coyuntura negativa, según previsiones del IBGE basadas en estudios de campo. La producción de cereales, leguminosas y oleaginosas debe caer 5,9 por ciento este año, alcanzando 137,3 millones de toneladas, contra 145,8 millones en la cosecha pasada.

La presidenta de la Confederación de Agricultura y Ganaderia de Brasil, Katia Abreu, es más pesimista: calcula en 10 por ciento la caída de la producción de granos, considerando condiciones de las últimas semanas no tenidas en cuenta por el Instituto estadístico, como la sequía en área productivas del sur y oeste del país.

Los datos auguran un año difícil en la economía real, aunque hubo señales de reacción, como recuperación parcial de las ventas de automóviles en diciembre, en respuesta a la reducción de impuestos concedida por el gobierno hace un mes.

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