Mientras unas estimadas dos millones de personas se esperan en Washington para la asunción de Barack Obama como nuevo presidente de Estados Unidos este martes, el espíritu entre grupos de derechos humanos y algunos líderes religiosos es de cautela y expectativa.
Llaman a Obama a dedicar sus primeros 100 días en el cargo a cerrar la prisión en la base militar de Guantánamo, Cuba, y a repudiar las políticas del presidente George W. Bush, como las detenciones sin órdenes judiciales y torturas a sospechosos de terrorismo.
Pero cuando la nación afronta su más grave crisis económica desde la Gran Depresión en los años 30, no está claro si los derechos humanos estarán al tope de la agenda de la administración de Obama y de sus aliados en el Congreso legislativo.
De todas forma, esas organizaciones, como Human Rights Watch (HRW), Amnistía Internacional, el Centro para los Derechos Constitucionales y el grupo Derechos Humanos Primero, llaman al nuevo mandatario a que asuma el liderazgo y avance en estos temas.
HRW quiere que Obama cierre en forma permanente todos los centros de detención secretos de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) donde están recluidos sospechosos de terrorismo. Además, exige que se prohíban los métodos coercitivos de interrogatorio. También llama al cierre de la prisión en Guantánamo, a la repatriación o el juicio de todos los detenidos, y a asegurar que esos procesos sean realizados en tribunales comunes, no militares.
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"Barack Obama debe recuperar el liderazgo de Estados Unidos en materia de derechos humanos, arruinado por el presidente saliente George W. Bush en Guantánamo y otros escándalos", dijo el director ejecutivo de HRW, Kenneth Roth.
La semana pasada, el grupo presentó un informe de 564 páginas señalando que gobiernos con pobre historial en materia de derechos humanos, como China o Rusia, han ocupado el vacío dejado por Estados Unidos.
El trabajo acusaba a Bush de haber "abandonado principios largamente defendidos, como la oposición a la tortura, en la guerra contra combatientes islámicos", pero expresó que Obama "podría reparar el daño una vez que asuma el cargo" de presidente este martes.
"Hay una gran necesidad de que la administración de Obama redima la reputación de Estados Unidos", añadió Roth.
Al mismo tiempo, una coalición de organizaciones hizo su "Llamado a la acción en derechos humanos" durante un encuentro en Washington la semana pasada.
Estos grupos exigieron a la nueva administración que ponga fin "a la tortura, a las detenciones arbitrarias, a las entregas extraordinarias (como se conocen a los arrestos de sospechosos de terrorismo y su traslado secreto a cárceles clandestinas en otros países), incluyendo el cierre de la prisión en la bahía de Guantánamo y el rechazo del modelo de detención preventiva".
Además, pidieron que deje de "poner como objetivo a los grupos inmigrantes y otras comunidades de color, y garantice los derechos humanos, los derechos civiles y las libertades civiles".
De la reunión en Washington también participaron el Comité Árabe Anti-Discriminación, la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles, Amnistía Internacional, el Centro por los Derechos Constitucionales, el Proyecto Constitución, Derechos Humanos Primero, HRW, la Asociación Nacional de Abogados, la Sociedad para la Justicia Civil, la Coalición por la Abolición de la Tortura y Apoyo a los Sobrevivientes, la Red de Derechos Humanos de Estados Unidos y el grupo Testigos Contra la Tortura.
Demandas similares son hechas por varios líderes y organizaciones religiosas.
La Campaña Nacional Religiosa contra la Tortura (NRCAT, por sus siglas en inglés) instó a Obama a que una de sus primeras medidas en el cargo sea emitir una orden ejecutiva terminando con la tortura.
"Un paso así ayudaría a Estados Unidos a recuperar la moral y restaurar nuestra credibilidad dentro de la comunidad internacional en este tiempo crítico", reza una carta al nuevo presidente, firmada por una treintena de prominentes líderes religiosos representando las diferentes tradiciones de fe de este país.
NRCAT también se unió a varios otros grupos exigiendo "una investigación de las políticas y prácticas de tortura" aplicadas desde los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington.
"Para crear las salvaguardas que garanticen que la tortura no vuelva ocurrir, es importante entender lo que pasó. La NRCAT apoya un comité no partidario e independiente de investigación con poder de emplazamiento y financiamiento suficiente para hacer una completa investigación y presente un informe", dijo a IPS el director ejecutivo de la campaña, el reverendo Richard L. Killmer.
"Pienso en mis nietos. Puedo imaginar que algún día dirán que Estados Unidos solía torturar, pero que no lo hacemos más. El desafío para nuestra nación es desarrollar suficientes salvaguardas para que no torturemos más. Necesitamos entender qué pasó para que esas salvaguardas puedan ser creadas", agregó.
Otro grupo de prominentes líderes religiosos presentó a Obama lo que llamó la Agenda Razonemos Juntos. Como parte de una declaración de varios puntos, la organización señaló que "El uso de la tortura y el trato cruel, inhumano y degradante contra prisioneros es inmoral, poco sabio y antiestadounidense".
Esta coalición está integrada por organizaciones como Tercera Vía, Evangélicos para los Derechos Humanos, Evangélicos por la Acción Social, la Conferencia Nacional de Líderes Cristianos Hispanos, y el grupo Fe en la Vida Pública.