Activistas contra la pena de muerte no logran lanzar una campaña en las universidades de Marruecos, donde algunos estudiantes muestran una mezcla de hostilidad y apatía.
La Coalición contra la Pena de Muerte, que reúne a siete organizaciones no gubernamentales, aumentará sus actividades en centros de enseñanza terciaria, informó en junio su coordinador, Abdelilah Benebdesslam.
Los estudiantes son "los representantes del futuro y todas las reformas sociales les competen", dijo a IPS.
Pero seis meses después siguen sin poder cumplir con su objetivo, porque los estudiantes religiosos han desempeñado un papel decisivo a la hora de disponer qué organizaciones pueden, y cuáles no, realizar actividades en las universidades.
"Si la Unión Nacional de Estudiantes de Marruecos (UNEM) todavía estuviera bajo control de los partidos de izquierda sería más fácil hacer campaña a favor de la abolición", dijo a IPS Yassine Lamnawer, estudiante de la Universidad Hassan II, de la occidental ciudad costera marroquí de Casablanca.
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Los partidos de izquierda, principales defensores de los derechos humanos en Marruecos desde su independencia de Francia en 1956, supieron tener un fuerte respaldo en las universidades.
Pero desde principios de los años 90 los islamistas se volvieron más enérgicos hasta lograr controlar la agrupación nacional de estudiantes.
Los islamistas, radicales y moderados, se oponen rotundamente a los derechos humanos porque pertenecen a la cultura occidental, alegan, y son incompatibles con la religión musulmana.
"La presencia islámica es cada vez más fuerte en las universidades", dijo a IPS Hamza Mahfoud, estudiante universitario.
"Nunca escuché que hubiera ninguna actividad abolicionista en nuestra universidad", dijo a IPS Kamal Sehlawi, otro estudiante de Hassan II.
Pero la hostilidad de los estudiantes musulmanes hacia los partidarios de la abolición no es la "única razón por la que no se puede hacer campaña" en los centros de altos estudios, añadió.
Hay una apatía generalizada por causas sociales entre los estudiantes.
La poca participación se debe a la falta de confianza en "casi todos los partidos políticos", explicó.
El hecho se vio reflejado en las últimas elecciones de Marruecos, en septiembre de 2007, cuándo sólo 37 por ciento del electorado concurrió a las urnas. La menor participación de la ciudadanía en la historia de este país del Magreb.
"Nuestra generación creció con una falta generalizada de compromiso político", señaló Lamnawer, de poco más de 20 años. "La falta de interés por la cuestión de la abolición de la pena capital es sólo un aspecto más de ese hecho".
Pero algunos alumnos universitarios creen que la situación puede cambiar si la Coalición contra la Pena de Muerte organiza algunas reuniones en las instalaciones educativas.
Es posible establecer un diálogo entre partidarios y opositores de la pena de muerte que genere un "cambio de mentalidad" entre quienes están a favor del castigo extremo.
Los abolicionistas esperan que haya una mayor tolerancia hacia sus actividades tras la decisión de la principal agrupación islamista Partido de Justicia y Desarrollo (PJD) de dejar de involucrarse en ese asunto.
Esa nueva postura puede llegar a tener un gran peso dado que fue hecha por el líder del partido y figura nacional, Abdelakarim al Khatib, antes de su muerte en septiembre de 2007.
"Fue un muy buen signo", indicó Mahfoud. "Quiere decir que ese partido ya no tratará de que la pena de muerte siga vigente".
El mayor acceso a Internet también disminuirá la importancia de la continua resistencia de los órganos estudiantiles a las actividades favorables a la eliminación del a pena capital.
"La comunicación es fácil gracias a Internet. Un sitio con un foro a favor de la abolición probablemente atraerá más estudiantes que un breve encuentro" en cualquier recinto universitario, sostuvo.
La Coalición contra la Pena de Muerte envió una misiva al primer ministro, Abbass El Fassi, el 22 de octubre, urgiéndolo a respaldar la resolución de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas que llama a una moratoria sobre las ejecuciones. La propuesta se votará por segunda vez a fines de este mes.
Argelia fue el único país árabe que respaldó la resolución el año pasado, cuando fue aprobada por 104 votos a favor, 54 en contra y 29 abstenciones.