La furia, la conmoción y la repulsión por la intensa ofensiva militar israelí en Gaza, que continuaba este lunes por tercer día consecutivo, motivaron espontáneas manifestaciones en Cisjordania e Israel y despertaron especulaciones sobre una posible tercera intifada.
Al menos 350 palestinos murieron y más de 1.000 resultaron heridos por la campaña de bombardeos en Gaza. Por lo menos 51 de las víctimas fatales eran civiles, entre ellos 21 niños y niñas.
La ofensiva fue lanzada luego de que grupos palestinos de la resistencia dispararan misiles contra las ciudades israelíes fronterizas con Gaza, que causaron daños pero no víctimas fatales.
Khaled Meshaal, líder en el exilio de Hamás (acrónimo árabe de Movimiento de Resistencia Islámica), hizo un llamado a una nueva intifada (levantamiento popular palestino contra la ocupación israelí).
Mientras, líderes de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) en Cisjordania llamaron a una huelga de tres días en solidaridad con los habitantes de Gaza.
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Tras el ataque aéreo, un israelí murió y varios resultaron heridos por los cohetes lanzados en represalia por palestinos desde Gaza la noche del sábado. Fue la primera baja en Israel en muchos meses.
La primera intifada estalló en diciembre de 1987, cuando refugiados de un campamento en el norte de Gaza se enfrentaron con soldados israelíes. Los refugiados se indignaron luego de que varios palestinos murieran en un choque de vehículos con colonos judíos.
Los palestinos aseguraban que los colonos estrellaron el auto deliberadamente, pero los israelíes aseguraban que se trató de un accidente de tránsito.
Tras esos enfrentamientos, los disturbios y las protestas se propagaron en forma simultánea en toda Gaza y Cisjordania, derivando en un levantamiento popular que duró varios años.
La segunda intifada se desató en septiembre de 2000, cuando el entonces líder de la oposición israelí Ariel Sharon visitó los sitios sagrados musulmanes de la Cúpula de la Roca y la mezquita de Al Aqsa, en medio de un debate sobre el futuro de Jersualén, lo que fue considerado por los palestinos como una provocación.
El sábado pasado, israelíes árabes, descendientes de palestinos, se enfrentaron con la policía en distintas partes de Israel.
En la aldea beduina de Rahat, en el deserto de Néguev, unos 400 residentes protestaron contra los ataques, mientras las mezquitas transmitían por parlante rezos de duelo. Muchos beduinos, descendientes de una tribu nómada, se unieron al ejército israelí, donde son reconocidos por sus habilidades de rastreo. Por los palestinos, son considerados traidores.
Varios cientos de israelíes de izquierda marcharon por las calles de Tel Aviv hacia la sede del Ministerio de Defensa bajo la consigna: "No a la guerra, sí a la paz".
Los manifestantes llevaban pancartas que decían: "El gobierno de Israel comete crímenes de guerra", "Negociación en vez de matanza" y "Levanten el cerco a Gaza".
Varios manifestantes fueron arrestados. Matan Kaminer, estudiante israelí que participó de las protestas, dijo al periódico Haaretz: "Nadie puede decirnos que la masacre de ciudadanos en Gaza tiene el objetivo de proteger a los habitantes de (las fronterizas localidades israelíes de) Sderot y Ashkelon".
Un policía israelí fue atropellado deliberadamente por un palestino en Jerusalén oriental, mientras jóvenes palestinos se enfrentaban con las fuerzas de seguridad israelíes, lanzándoles piedras e incendiando contenedores.
Manifestantes palestinos en Cisjordania y en campamentos de refugiados tomaron las calles y marcharon hacia los puestos de control en los asentamientos judíos. Muchos resultaron heridos con balas de goma y gases lacrimógenos lanzados por soldados israelíes.
En Ramalah, cientos de manifestantes de varias facciones palestinas llevaban banderas y carteles condenando la ofensiva en Gaza. Llamaron al líder del Hamás en Gaza, Ismail Haniyeh, y al presidente de la ANP en Cisjordania, Mahmoud Abbas, a enterrar sus diferencias y colocar la causa palestina por encima de la política.
Varios manifestantes llevaban banderas de Fatah, el movimiento de Abbas, mostrando claramente su solidaridad con las otras facciones a pesar de las diferencias políticas.
IPS se unió a la manifestación mientras marchaba por Ramalah. En la multitud había personas de todas los sectores de la sociedad palestina. Elegantes mujeres de la minoría cristiana marchaban junto a hombres jóvenes de los campamentos de refugiados.
Abuelas, periodistas, líderes políticos y madres con sus pequeños hijos marcharon junto algunos simpatizantes extranjeros. Muchos países tienen sus oficinas diplomáticas ante la ANP en Ramalah. Fue una de las más grandes manifestaciones que haya visto Ramalah en los últimos años de conflicto.
"No podía quedarme sentado en casa. Me sentí abrumado por la furia debido a la situación en Gaza, y necesitaba mostrar mi solidaridad", dijo a IPS Munther, uno joven programador de computadoras que trabaja en el Consejo Legislativo Palestino y que votó a Abbas en las últimas elecciones.
Cuando la multitud llegó al centro de la ciudad, la policía palestina se apartó y observó de lejos. Pero cuando los manifestantes marcharon hacia las oficinas de gobierno de la ANP, los uniformados impidieron el camino. Los manifestantes más jóvenes optaron por marchar hacia el puesto de control israelí en Beit El.
Mientras los más cautos se quedaban atrás, varios jóvenes lanzaron piedras contra los tanques y jeeps israelíes, y colocaron neumáticos incendiados en la carretera.
Los soldados israelíes respondieron con gases lacrimógenos y balas de goma, hiriendo a varios palestinos, que fueron llevados en ambulancias a los hospitales cercanos.
Este corresponsal de IPS ayudó a dos jóvenes heridos a llegar a un hospital.