ISRAEL-PALESTINA: Gaza, una piedra en el zapato de Obama

El ataque de Israel contra el territorio palestino de Gaza dificultará las gestiones que se apresta a emprender el presidente electo de Estados Unidos, Barack Obama, para impulsar la paz en Medio Oriente.

Por otro lado, la operación israelí complica, cuando faltan apenas tres semanas para el inicio del gobierno de Obama, la ya incómoda posición de Washington en el mundo árabe, según numerosos analistas.

De hecho, si los ataques continúan e Israel invade Gaza, Obama puede llegar a tener que lidiar con una gran crisis internacional, comparable a la guerra que ese país lanzó contra el libanés Partido de Dios (Hezbolá) en 2006.

"Con esta ofensiva, las consecuencias ya empezaron a hacerse sentir más allá del pueblo palestino", señaló la experta en cuestiones de Medio Oriente Helena Cobban en su blog justworldnews.org.

Cobban mencionó en ese sentido las manifestaciones populares en Egipto, Jordania y otros países árabes suscitadas desde que Israel lanzó la agresión el sábado. "Si el ataque de Israel se prolonga, puede preverse que entren en el juego más intereses regionales", señaló.
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La agresión de Israel, lanzada una semana después de vencido el plazo para un frágil cese del fuego de seis meses, se ha cobrado ya la vida de más de 350 palestinos. Dos israelíes murieron a raíz de misiles lanzados desde Gaza.

El ministro de Defensa israelí Ehud Barak insistió al principio de la operación en que el propósito de su país era restablecer y fortalecer el cese del fuego.

Pero Barak amplió ese objetivo el lunes, al comprometerse ante el parlamento a "combatir hasta las últimas consecuencias" al Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás), que controla Gaza desde junio 2007, tras triunfar en las elecciones legislativas de enero de 2006.

Barak, ex primer ministro (1999-2001), espera volver a ocupar ese cargo como líder del Partido Laborista tras las elecciones del 10 de febrero.

Por su parte, el viceprimer ministro Haim Ramon señaló que Israel pretende "derrocar a Hamás".

Al igual que durante la guerra de 2006, el gobierno de George W. Bush dio todo su respaldo a la ofensiva israelí, exigió a Hamás que deje de lanzar misiles sobre Israel y llamó a un "cese del fuego sostenible y duradero".

"Estados Unidos entiende que Israel debe tomar medidas para defenderse", señaló el domingo en conferencia de prensa el portavoz de la Casa Blanca Gordon Johndroe, desde la casa de campo del estado de Texas donde Bush pasa las fiestas navideñas.

Además calificó a los líderes de Hamás de "nada más que matones".

Por su parte, Obama, de vacaciones en Hawaii, se negó a hacer comentarios sobre el ataque y la posibilidad de que derive en una crisis mayor.

"El hecho es que hay un solo presidente en funciones y ése es Bush", declaró David Axelrod, asesor político de Obama, entrevistado el domingo en un programa de televisión.

Axelrod recordó que Obama había defendido las represalias de Israel contra los combatientes de Gaza que lanzaban misiles contra la meridional ciudad israelí de Sderot cuando estuvo allí en julio.

"Si alguien lanza misiles contra mi casa, donde duermen mis dos hijas, voy a hacer todo lo posible por detenerlo y espero que los israelíes hagan lo mismo", había dicho Obama entonces.

En su discurso ante el parlamento (Knesset) el lunes, Barak repitió la declaración a favor de la iniciativa israelí.

Obama insistió varias veces durante la campaña que él, a diferencia de su predecesor, daría alta prioridad a las negociaciones de paz entre israelíes y palestinos "desde el primer día" de su gobierno.

También reiteró su objetivo de forma explícita cuando presentó al equipo responsable de la política exterior en Chicago a principios de este mes.

Varios colaboradores informales de Obama, entre ellos los ex asesores en seguridad nacional Brent Scowcroft y Zbigniew Brzezinski, urgieron públicamente al presidente electo a asumir ese compromiso porque, alegó, nada ayudará más a Washington a recuperar su vapuleada credibilidad en el mundo islámico que realizar un gran esfuerzo por la creación de un estado palestino que conviva con Israel.

Pero ese esfuerzo se presenta bastante complicado ahora, en especial si el actual conflicto de Gaza se agrava, según numerosos expertos de este país.

"Es clarísimo que complica cualquier posibilidad de realizar un gran esfuerzo diplomático, porque la operación de Israel en Gaza debilitó al presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmoud Abbas, y sus negociaciones con los israelíes", señaló Steven Cook, analista de Medio Oriente del Consejo de Relaciones Exteriores.

El conflicto también creó una "situación insostenible para que los sirios continúen" sus conversaciones de paz con Israel en las que Turquía es mediador, añadió Cook.

La violencia "va a empeorar una situación ya complicada y en estado crítico", declaró al periódico The Wall Street Journal Aaron Miller, ex negociador para Medio Oriente del Departamento de Estado (cancillería), que ahora trabaja en el Centro Woodrow Wilson de Especialistas Internacionales.

"Obama heredará una crisis en la que no tiene posibilidades de actuar", señaló a politico.com.

Pero no todos son tan pesimistas.

"Estos hechos son el principal recordatorio de por qué el próximo gobierno de Estados Unidos no puede dejar que el conflicto israelí-palestino degenere ni tratar de ‘manejarlo’, pues mientras no se solucione, tiene el mal hábito de colarse en la agenda", escribió en su blog Prospects for Peace, Daniel Levy, ex negociador de paz que trabaja para la Fundación New America y el Century Fund.

"El nuevo gobierno debe seguir el camino de una diplomacia regional fuerte que rompa fundamentalmente con los esfuerzos anteriores", añadió.

Existe consenso entre los expertos en política exterior a favor de un papel más firme con vistas a conseguir la paz, incluida la promoción de los elementos básicos para un acuerdo final, como lo diseñaron Brzezinski y Scowcroft, entre otros.

Cook también concordó con que la contundente victoria electoral de Obama y su posición de fortalecer la vía diplomática en Medio Oriente le dará más influencia sobre los israelíes, quienes "no pretenden pelearse" con el nuevo presidente.

Pero la violencia actual "no permite visualizar un contexto en el que pueda haber resultados positivos para cualquiera de los involucrados", según Marc Lynch, profesor de la Universidad George Washington, especialista en opinión pública y prensa árabes.

"Una represalia sangrienta contra los israelíes es altamente probable, y, si Abbas se muestra favorable a la ofensiva de Israel contra sus rivales políticos, Hamás puede salir fortalecido", escribió en su popular blog abuaardvark.com.

"Es muy difícil que con este ataque logren deshacerse de Hamás, en cambio dejará un ambiente regional más envenenado, polarizado y tóxico para el nuevo presidente estadounidense, que prometió relanzar el proceso de paz", añadió Lynch.

Lynch y Cook, entre otros, sostienen que de continuar el actual ataque contra Gaza se reabrirá y ampliará la brecha entre los regímenes árabes aliados de Estados Unidos y su población, como ya quedó claro tras la guerra de 2006 contra Hezbolá, en beneficio de Irán y sus aliados regionales, sin mencionar las fuerzas sunitas radicales, incluida la red extremista Al Qaeda.

El hecho de que el jefe de Hezbolá, Hassan Nasrallah, haya llamado a los árabes y musulmanes a lanzar un "levantamiento" en apoyo de Gaza "debe ser motivo de preocupación", según Cook. El catalizador de la guerra de 2006 fue un ataque contra una patrulla israelí, diseñado para distraerlos de las operaciones militares que realizaban en ese territorio palestino.

"Obama adhirió escrupulosamente a la fórmula ‘un presidente a la vez’ en materia de política exterior", escribió Lynch, "pero cabe preguntarse cuánto tiempo puede observar sentado las perspectivas de cambios significativos en la atribulada región mientras el gobierno observa y aplaude".

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