PAKISTÁN: El artista no ofende ni teme

Más de 300 actores, músicos, bailarines y titiriteros extranjeros desoyeron las advertencias que desalentaban, por razones de seguridad, su participación en un festival internacional en esta ciudad de Pakistán.

Compañías de baile, teatro, y marionetas, músicos y cineastas pakistaníes y de otros países participan en el 12 Festival Mundial de Artes Performáticas que comenzó el día 13 y concluirá este domingo.

Este es el 26 festival internacional organizado por el Taller de Teatro Rafi Peer (TTRP), creado en Karachi a principios de los años 80 por los herederos de Rafi Peer, patriarca del teatro moderno pakistaní, educado en Alemania y fallecido en 1974.

Los dos hijos menores de Rafi Peer, los mellizos Faizaan y Sadaan, dieron sus primeros pasos en las artes performáticas con representaciones teatrales y de marionetas.

En 1992, los mellizos organizaron su primer festival internacional en Lahore, la ciudad donde nacieron, guiados por la pasión que las marionetas despertaban en Faisán. Asistieron titiriteros de todo el mundo.
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Desde entonces, los Peerzadas (los hijos de Peer), como se hacen llamar, han organizado hasta tres festivales internacionales de títeres, danza, música y teatro cada año.

El Festival Mundial de Artes Performáticas reúne todas esas disciplinas, y, además, el cine.

El problema de la seguridad hizo que la organización de este festival fuera la "más complicada de todas" a raíz del retiro de importantes patrocinadores, dijo IPS Faizaan, de 50 años.

"Antes, los gobiernos recomendaban a sus ciudadanos viajar a Pakistán sólo por negocios. Pero ahora les dicen, directamente, que no viajen", afirmó.

Como el apoyo del gobierno pakistaní es mínimo y se limita a la cesión de instalaciones y a los dispositivos de seguridad, la organización depende totalmente de patrocinadores privados para cubrir un presupuesto de medio millón de dólares.

"Por ejemplo, el Consejo Suizo de Relaciones Culturales solían financiar el traslado de los delegados franco y germano hablantes. Pero este año no lo hicieron", explicó Faizaan.

"Otras organizaciones nos dan una mano. Si cuesta 15.000 dólares traer a un grupo, nosotros sólo tenemos que pagar 3.000. Pero ahora Pakistán no es un país en el que quieran invertir. Nos perdimos la presencia de unos 250 artistas europeos por eso", apuntó.

"Hace dos años teníamos unos 800 artistas extranjeros. Los que están aquí vinieron por compromiso personal y gracias a nuestro gran esfuerzo. Les escribí a todos diciéndoles que en los buenos tiempos pueden viajar a donde quieran, pero es en los momentos duros cuando deben apoyarnos", añadió Faizaan.

Los extranjeros, que proceden de países cercanos como Afganistán, India e Irán, y lejanos como Alemania, Austria, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Holanda, Irlanda, Italia, Noruega y República Checa, se mezclan con los 700 artistas pakistaníes con el objetivo de reafirmar el concepto de que el lenguaje del arte y la cultura no tienen barreras.

En el recinto circular de ladrillos rojos, que tiene un teatro al aire libre cubierto con un toldo, es fácil identificar a los participantes extranjeros.

Adriano, del Teatro ítalo-germano Jack y Joe, participa en el festival desde 2005.

"Pakistán parece muy peligroso", reconoció. "Pero no nos importa", dijo a IPS gesticulando hacia sus compañeros que siguieron caminando hacia la oficinas para acreditarse. "Los organizadores son muy buena gente y el ambiente es muy bueno. Podemos conocer artistas de otros países. Es un placer estar aquí."

Esta es la quinta vez que viene Guillaume de Remusat, director y productor francés. "Los Peerzadas son mi familia pakistaní", dijo a IPS en medio de la multitud que se agolpaba en la oficina para obtener sus acreditaciones y definir el complicado cronograma.

"Siempre encontré aquí gente amigable, educada y dispuesta a conocer otras culturas y personas. No tengo miedo. Me siento bien, pese a todos los problemas. Pero no siempre es fácil convencer a otros de que me sigan, porque suelen estar acostumbradas a otro grado de seguridad y calidad de alojamiento", relató.

Igual lograba ingeniárselas para traer a varios artistas, pero este año sólo concurrió con dos grupos de Francia: Abaji, un multi-instrumentista de origen libanés, y Mano Santa, un grupo musical argentino, ambos por primera vez en Pakistán.

"Difundo el espíritu del festival en Europa", afirmó De Remusat. Este artista procura vincular como "festivales hermanos" a éste con el de Les Suds à Arles, realizado todos los años en julio en el sur de Francia.

"Todo el mundo es amistoso", dijo a IPS Marcho Jabea, bajista de Mano Santo, en su inglés afrancesado. "Es muy importante venir aquí y conocer artistas de otros países."

A Abaji le gusta viajar por el mundo y conocer a otros músicos. En Lahore, se siente "como en casa" y está muy entusiasmado con su colaboración con Sania Noor, una cantante popular pakistaní.

"Nos acabamos de conocer y es como si fuéramos amigos íntimos. Ensayamos e improvisamos. Ella cantó en urdu sobre una música mía. Fue fantástico", dijo.

La compositora y tecladista noruega Ingrid Kindem vino a Pakistán por tercera vez. Hace tres años, la compañía de celulares de su país, Telenor, la trajo para su lanzamiento, oportunidad en la que colaboró con el popular grupo pakistaní Fuzon.

"Volví al año siguiente y grabé con ellos. Los músicos y la música de aquí son muy inspiradores", relató. "Es maravilloso trabajar con ellos. Me gusta cómo cantan… es todo muy original, aunque tradicional, y se preocupan por integrar música de otros lugares."

No le preocupó la cuestión de la seguridad. "Me siento totalmente segura. Mucha gente me dijo que no viniera. La prensa nos muestra un país muy diferente. Nunca vi gente violenta aquí", señaló.

"Mira, hay cosas que pueden pasar en cualquier lado", apuntó. "Me gusta mucho venir aquí. Es impresionante lo amistosa que es la gente. Me tratan como si fuera un regalo de Dios".

Kinden contó que trató de llevar músicos pakistaníes a Noruega, pero que siempre hay algún problema con la visa. "Es muy injusto porque cuando tengo que tramitar una para Pakistán, me la dan en tres días."

El cómico estadounidense Azhar Usman, un abogado de profesión que participó en el espectáculo "Alá me hizo gracioso", junto con otros conciudadanos musulmanes, coincidió con Kinden.

"Hay un gran despliegue mediático negativo sobre Pakistán. Es como un programa fabricado para la televisión. No le presto atención a toda esa basura. Hay locos en todos lados", señaló Usman.

La única dificultad que tuvo al tramitar la visa se debió a que sus padres son de India, al igual que los más de 150 participantes que vinieron desde el país vecino debido a la burocracia existente por la animadversión tradicional en el sur de Asia.

La conocida humorista británica Shazia Mirza, cuyos padres nacieron en Pakistán, fue muy aplaudida por su incorrección política y por su guión subido de tono, que ella hila con confianza y sin inmutarse.

Ya había estado en este país, pero es la primera vez que viene a actuar.

Mirza reconoció que tenía miedo de viajar a Pakistán, pero todos sus temores fueron infundados. "También me preocupaba que pudieran reirse de sí mismos. Me quedé muy sorprendida. Ha sido una experiencia fantástica. Entendieron todas las referencias, se rieron y no se ofendieron".

El enorme dispositivo de seguridad existente le complicó un poco la vida cotidiana a los participantes locales.

"Daba mucho miedo", señaló Alefia T. Hussain, quien llevó a su hija y a dos amigas a ver el espectáculo de marionetas checas. "Tuvimos que estacionar muy lejos y me revisaron el bolso unas tres veces. Pero es bueno que tomen muchas precauciones."

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