NAMIBIA: Compleja reforma agraria a paso lento

La reforma agraria de Namibia parece tener resultados positivos, pero la burocracia, la lenta transformación de la propiedad de la tierra y los difusos criterios de expropiación ensombrecen sus logros.

El gobierno tiene previsto destinar unos 370 millones de dólares en los próximos 12 años para la adquisición de 10,3 millones de hectáreas de tierras cultivables y reasentar a unas 6.730 familias hasta 2020.

Otras cinco millones de hectáreas comunales serán divididas en pequeños terrenos para entregarlas a personas marginadas por el régimen colonial y el apartheid (régimen de segregación racial impuesto por la mayoría blanca en detrimento de los negros).

Para ello se necesitarán otros 5,3 millones de dólares al año, según un informe del Ministerio de Tierras y Reasentamiento.

La agricultura representa alrededor de 6,5 por ciento del producto interno bruto de Namibia.

El Ministerio tiene una lista de 240.000 personas que aspiran a ser reubicadas, según cifras oficiales, pero su contenido nunca fue divulgado. Todo ciudadano, rico o pobre, que haya vivido en condiciones desfavorables, puede presentarse.

El gobierno compró 256 haciendas desde la independencia en 1990 y reubicó unas 2.000 familias. El presupuesto anual del Ministerio para este fin pasó de dos a cinco millones de dólares en 2003.

En el año fiscal 2007-2008, que terminó en marzo, se compraron 17 granjas por ocho millones de dólares. El precio de cada una se situó entre 100.000 y un millón de dólares.

"Esas cifras muestran que la partida de cinco millones de dólares al año para comprar tierras no alcanza", remarcó el ministro de Tierras, Alfeus Naruseb, en el parlamento.

Otra partida de tres millones de dólares al año para comprar haciendas fue creada gracias a un impuesto que comenzaron a tributar los terratenientes en 2005.

Namibia fue colonia alemana de 1884 a 1915, cuando a raíz de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) fue puesta bajo protectorado británico y administrada por Sudáfrica, que se independizó en 1961 e importó el régimen del apartheid a este país.

Namibia, actualmente con dos millones de habitantes, logró independizarse en 1990, bajo supervisión de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), pero heredó un sistema de distribución de tierras segregacionista.

De las 69,6 hectáreas de tierras cultivables que posee, 36,2 millones, o 52 por ciento, pertenecían en 1990 a agricultores blancos. Unas 33,4 hectáreas, o 48 por ciento, eran comunales y lugar de residencia de 70 por ciento de la población.

Esa cifra disminuyó a 65 por ciento por la migración campo ciudad.

El primer gobierno independiente realizó una conferencia nacional en 1991 para diseñar una reforma agraria, pero dejó claro que las tierras sustraídas a los indígenas durante los dos regímenes coloniales no podrían ser devueltas. Así se hicieron añicos las esperanzas de las distintas etnias de recuperar sus terrenos ancestrales.

La situación comenzó a cambiar en 1995, cuando se aprobó la Ley de Reforma Agraria, que habilitó al Estado a comprar haciendas a terratenientes blancos para reubicar a los ciudadanos que había vivido marginados.

Desde entonces, todo terrateniente que quiera vender su hacienda debe, primero, ofrecerla al Ministerio de Tierras, sobre la base del principio de "voluntad del vendedor, voluntad del comprador".

Tras una inspección, el Ministerio puede decidir comprar la granja a precio de mercado o, de lo contrario, emitir un certificado de exención, gracias al cual el propietario la puede ofertar libremente.

La Constitución de Namibia prevé la expropiación de tierras y otras propiedades "en el interés público, sujeta al pago de una compensación justa" y habilita al propietario a recurrir a un tribunal para tratar de obtener un resarcimiento.

Cinco terratenientes blancos fueron expropiados desde 2005. Otros tres logaron recusar la medida este año.

Desde el que se implementó la reforma, unos 30 propietarios blancos recibieron cartas del Ministerio instándolos a vender sus tierras al gobierno.

"Ya no hago más grande inversiones y bajé la producción de maíz y de trigo", dijo un agricultor a IPS. "Tengo miedo de que el Ministerio me mande una carta para que venda mi granja".

"Apoyamos la reforma agraria, pero el criterio de expropiación debe ser claro y el cambio de propietario no debe implicar una caída de la producción", señaló Sakkie Coetzee, director ejecutivo del Gremio de Agricultores de Namibia (NAU, por sus siglas en inglés), que representa a unos 4.0000 granjeros blancos.

"La mayoría de las personas reubicadas son de zonas rurales y no saben cómo comercializar la producción ni tienen dinero para mantener la infraestructura", apuntó.

El apoyo estatal posterior a la reubicación decae por falta de funcionarios en la cartera, que no pueden visitar con regularidad todas las granjas en un país tan extenso.

Las haciendas se dividen en tres o cuatro terrenos más pequeños, de un mínimo de 1.000 hectáreas, que se entregan a cada familia mediante un contrato de arrendamiento de 99 años, pero sin título de propiedad y, por lo tanto, no pueden pedir préstamos bancarios.

Otra forma de redistribución de tierras es mediante préstamos preferenciales del estatal AgriBank. Pero este sistema requiere que la persona interesada haga un depósito de 10 por ciento del precio total.

Desde que se instauró esa posibilidad en 1995, 755 haciendas, unas 3,4 millones de hectáreas, pasaron a manos de propietarios negros, y 271 fueron adquiridas por ellos mediante préstamos bancarios normales.

"Más de 1.000 haciendas pertenecen a la población negra y, en total, se distribuyeron seis millones de hectáreas, sumando las personas reubicadas por el gobierno", según Ryno van der Merwe, presidente del NAU.

"El objetivo de redistribuir 15 millones de hectáreas para 2020 parece realista", apuntó.

El NAU y Nafwe, una organización de agricultores negros, crearon un programa de dos años para apoyar a las nuevas granjas con un fondo de un millón de dólares, aportado por la Unión Europea (UE).

"El programa termina en mayo de 2009. Esperamos que la UE pueda seguir financiándolo", señaló el director Bertus Kruger. "Nos damos cuenta de que los beneficiaros necesitan urgente capacitación. Quizá en la próxima fase puedan ser contemplados".

Las familias reubicadas recibirán a partir del año que viene un único préstamo en efectivo de 4.000 dólares y una línea de crédito en el AgriBank para comprar animales e invertir en infraestructura, según Hannu Shipena, del Ministerio de Tierras.

El tercer pilar de la compleja reforma agraria de Namibia son las tierras comunales, que pertenecen al Estado, pero sobre las cuales sus habitantes tienen derechos tradicionales, otorgados por jefes tribales.

La mayoría de sus habitantes se mantienen en las mismas tierras que ocuparon sus ancestros hace varias generaciones y practican en ellas una agricultura de subsistencia.

El gobierno censó este año 236.000 parcelas, de unas 25 hectáreas cada una, y entregó certificados de propiedad.

"Ese trabajo debe realizarse en siete de las 13 regiones del país y costará unos 7,9 millones de dólares", según Richard Wittmer, asesor de registro del proyecto"

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