IRAQ: Países árabes recomponen vínculo por presión de EEUU

Más de cinco años después de la invasión y ocupación de Iraq, los gobiernos árabes comienzan a enviar embajadores a ese país. Analistas egipcios ponen en duda la oportunidad de ese flujo, que atribuyen a la presión de Estados Unidos.

"Los gobiernos árabes querían al principio la retirada total de las fuerzas extranjeras de Iraq y un entorno de seguridad estable antes de enviar embajadores", dijo a IPS Ahmed Thabet, profesor de ciencia política en la Universidad de El Cairo.

"Además, el acuerdo de seguridad pendiente entre Estados Unidos e Iraq promete convertir la actual ocupación militar en una ocupación constitucionalmente aprobada", agregó Thabet.

A comienzos de octubre, el ministro de Relaciones Exteriores de Egipto, Ahmed Aboul-Gheit, y el de Petróleo, Sameh Fahmi, visitaron Bagdad con el objetivo de mejorar las relaciones bilaterales entre ambos países, estancadas durante mucho tiempo.

El viaje fue el primero de un canciller egipcio desde 1990, cuando El Cairo rompió relaciones diplomáticas con el Iraq de Saddam Hussein (1979-2003), a raíz de la invasión de Kuwait.
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En una conferencia de prensa conjunta con su par iraquí Hoshiyar Zebari, Aboul-Gheit anunció sus planes de restablecer relaciones diplomáticas plenas y de enviar pronto a un embajador.

Egipto también prevé afianzar la cooperación económica con Iraq, particularmente en la reconstrucción del sector energético de ese país, devastados por la guerra, agregó.

"Egipto ratifica su aspiración de construir una relación fuerte y activa", dijo Aboul-Gheit a la presna.

El 14 de octubre, el canciller reiteró ese objetivo, y anunció que la construcción de la nueva embajada egipcia en Bagdad, a orillas del río Tigris, estaba casi terminada.

"La situación en Iraq se está estabilizando gradualmente, y demanda que un país como Egipto, que tiene intereses en Iraq, comience a darse a sí mismo una presencia en el lugar", declaró Aboul-Gheit a la agencia oficial de noticias MENA.

Sin embargo, esas relaciones diplomáticas plenas "no se reanudarán de la noche a la mañana", agregó.

Ya desde la invasión y ocupación de Iraq, en 2003, Washington urgió a los estados árabes sunitas a normalizar relaciones diplomáticas con Bagdad. Pero hasta hace poco, los gobiernos árabes —desconfiados del gobierno iraquí, liderado por chiitas y amigo de Irán— fueron reticentes a cumplir esto.

Los gobiernos árabes también intentaron condicionar el envío de sus embajadores a un mejor equilibrio de poder, hoy sesgado a favor de la comunidad musulmana chiita en perjuicio de la sunita, y a la retirada de las tropas extranjeras.

Ninguna de estas condiciones se cumplió.

Los gobiernos árabes expresaron preocupación por la seguridad de sus diplomáticos. En 2005, el egipcio Ihab al-Sherif —considerado posible embajador de Egipto en Iraq— fue secuestrado y, se presume, asesinado.

A pesar de esos escollos, El Cairo no es el único gobierno árabe en abrirse hacia Bagdad.

En agosto, Bahrein designó a su primer embajador en Iraq desde 2003, seguido un mes después por Emiratos Árabes Unidos. Kuwait envió a Bagdad a fines de octubre a su primer embajador desde la invasión iraquí de 1990 a Kuwait.

También Jordania nombró hace poco a su representante, quien todavía no asumió el cargo, y Arabia Saudita declaró su intención de abrir la embajada en el futuro cercano.

A mediados de octubre, incluso Siria —frecuentemente acusada por Washington de permanecer impávida ente el flujo de insurgentes hacia Iraq por su territorio— envió a Bagdad a su primer embajador allí en décadas.

Las relaciones entre Siria e Iraq estuvieron congeladas la mayor parte del tiempo del régimen de Saddam Hussein, quien asumió la presidencia en 1979.

Según analistas egipcios, el renovado entusiasmo árabe por instalar embajadas en Iraq puede atribuirse, principalmente, a la presión de Estados Unidos.

"La prisa por enviar embajadores sobreviene como resultado de dictados estadounidenses", dijo a IPS Abdel-Halim Kandil, analista político y editor en jefe del semanario independiente Sout Al-Umma.

Agregó que la secretaria de Estado (canciller) de Estados Unidos, Condoleezza Rice, "ha presionado constantemente a sus aliados árabes en la región (Egipto, Jordania y los estados del Golfo Pérsico o Arábigo) para que instalen embajadas en Bagdad con el objetivo declarado de 'contrarrestar la influencia iraní' en Iraq".

Irán —una potencia persa-chiita, contrapuesta a la árabe-sunita— se enorgullece de sus fuertes vínculos con el Iraq actual, que incluyen una enorme embajada plenamente operativa en Bagdad, luego de decenios de enfrentamiento que incluyeron una guerra durante todos los años 80.

"A diferencia de los estados árabes, Irán ya tiene una tremenda presencia en Iraq, incluidas alianzas con partidos políticos, movimientos religiosos y grupos armados, además de un enorme comercio bilateral", dijo Kandil.

"Desde la invasión estadounidense, Iraq pasó de ser un competidor de Irán a ser parte de su esfera de influencia", añadió.

La intención declarada del giro diplomático de los países árabes hacia Bagdad es preservar la "identidad árabe", una estrategia que este experto cuestiona.

"Me temo que es demasiado tarde para eso", se lamentó. "La nueva constitución establece que Iraq es un país musulmán, no árabe. También se refiere a la población iraquí sunita y musulmana, no a Iraq como nación, como parte del mundo árabe."

"Para colmo, la Liga Árabe abrió una oficina de representación en Bagdad, algo que sólo hace en países no árabes", agregó.

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