La ruta interestatal 15, compuesta de dos delgadas franjas de asfalto que atraviesan el desierto de Mojave, conecta en Estados Unidos la ciudad de Los Angeles con la ciudad del pecado.
Una vez que se deja atrás la megalópolis sobre el océano Pacífico, tierras yermas salpicadas de artemisas se convierten en llanuras de sal. Ocasionalmente las interrumpen grupos dispersos de viejos remolques Jetstream, un bosquecillo de árboles de Josué y un par de halcones remontando las corrientes de aire caliente.
Varias torres de comunicaciones sobresalen sobre una colina, todas rodeadas por una cadena de rocas erosionadas que ostentan el color de los huesos y la sangre seca.
Esta tierra podría haber sido parte de Aztlán, patria mítica del pueblo azteca de México. El Mojave fue parte del estado mexicano de Alta California antes de 1847, cuando la marcha del Destino Manifiesto, que atravesó el continente, conquistó el desierto y gran parte de América del Norte, desde México, anexándola a Estados Unidos.
En los años 60, activistas chicanos invocaron a Aztlán como emblema de sus profundas raíces mexicanas aquí. Hoy, algunos activistas antiinmigración lo contemplan con alarma, de solo pensar en una inundación de inmigrantes mexicanos reclamando su antigua tierra.
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Es fácil imaginar a Aztlán en el desierto. Pero al llegar de noche al occidental estado de Nevada, se impone el brillo de los casinos y comercios. Mientras el día se apaga, la masa de luces de colores de Las Vegas se desparrama por el amplio valle, adentrándose en el cielo nocturno.
Hoy, la Ciudad del Pecado ha sido domesticada hasta convertirla en bastión del atrevimiento empaquetado, con marca registrada. Las Vegas se transformó en capital mundial de la industria del entretenimiento familiar.
Multitudes de todas las edades, hablando una enorme variedad de lenguas, pasean en la noche, muchos llevando a sus pequeños hijos en cochecitos infantiles, cautivados por la sobrecarga de sonidos y neones publicitarios.
Detrás de bambalinas, Las Vegas también es construida, operada y limpiada por trabajadores que, en su mayoría, llegaron desde algún otro lugar. Muchos son migrantes internos. Muchos otros vinieron desde México y más al sur.
De este modo, la población de la ciudad creció 32,8 por ciento desde 2000, a poco más de dos millones de habitantes. Casi un tercio eran ya entonces de origen latinoamericano.
Sin embargo, en vez de intentar recrear a Aztlán, los inmigrantes mexicanos y de América Central se han integrado a la economía mundial comprando el "sueño americano" de los años 50.
Es decir, consiguen un empleo por el que cobran lo suficiente para comprar una casa e inscribir a sus hijos en escuelas decentes.
Esta comunidad constituye una parte importante de la fuerza laboral en la industria de la construcción y en los monumentales hoteles-casino que abarrotan el bulevar Las Vegas, la franja adornada de neón que define a la ciudad.
También en la arena política, los latinoamericanos y otras comunidades de recién llegados a Las Vegas cambiaron el paisaje electoral de Nevada, que pasó de ser un reducto rural republicano a un sistema de gobierno demócrata, cada vez es más urbano y suburbano.
En 2004, los latinoamericanos que se mudaron a Nevada constituían 20 por ciento de los 2,6 millones de habitantes del estado. Hoy son alrededor de 24 por ciento.
En las elecciones presidenciales del martes, estos cambios demográficos desataron un temblor político. Nevada dio sus cinco votos en el Colegio Electoral estadounidense al demócrata Barack Obama, con un sorprendente margen de 12,4 puntos porcentuales encima del republicano John McCain.
El presidente George W. Bush le ganó a su rival demócrata John Kerry en 2004 por 2,6 puntos en Nevada. Para el martes pasado, las encuestas habían previsto una carrera mucho más pareja.
Hasta la semana final de esta campaña, Nevada, Colorado y Nuevo México eran considerados los tres estados occidentales disputados, donde los resultados eran tan parejos que era difícil hacer pronósticos.
En los comicios presidenciales de Estados Unidos, el ganador no se determina por voto popular sino por la mayoría de escaños en el Colegio Electoral. El candidato ganador en cada estado obtiene todos los votos en el órgano correspondientes a esa jurisdicción.
El gobernador de Nuevo México, Bill Richardson, él mismo de origen mexicano, calificó el viraje hacia su Partido Demócrata en los estados del oeste con gran población de origen latinoamericano como "la noticia decisiva en estas elecciones".
Los votantes latinoamericanos, que constituyen 16 por ciento del electorado de Nevada, contribuyeron fuertemente con la victoria demócrata, pues se inclinaron a Obama por sobre McCain por 78 a 20 por ciento.
Esto representó un viraje de 37 puntos porcentuales hacia los demócratas desde 2004.
Las encuestas nacionales a boca de urna concluyeron que los votantes de origen latinoamericano apoyaron a Obama por sobre McCain en una relación de 66 a 31 por ciento. En 2004, la campaña de Bush atrajo a 40 por ciento del electorado latinoamericano.
En el plano nacional, los latinoamericanos representan 8,7 por ciento de los ciudadanos habilitados para votar.
María Teresa Petersen, de la organización Voto Latino, propuso en el canal televisivo de noticias MSNBC que el Partido Demócrata podría reconstruir una versión moderna de "la coalición del New Deal del último siglo".
El New Deal (nuevo trato) fue el programa de desarrollo económico y social aplicado en los años 30 por el entonces presidente Franklin Delano Roosevelt (1933-1945) para sacar a su país de la Gran Depresión causada por el colapso de la Bolsa de Valores en 1929.
"No hubo una estrategia real para captar votantes latinos. Hemos intentado llevar un mensaje real de cambio a los habitantes de Nevada, independientemente de su origen", dijo a IPS el portavoz del Partido Demócrata de ese estado, Paul Kincaid.
La crisis económica fue un factor importante del triunfo de Obama en Nevada, pues golpeó al estado de un modo particularmente duro. Las encuestas nacionales indican que los votantes confiaron en Obama más que en McCain, y por un amplio margen, a la hora de tratar con ese problema en particular.
El desempleo en Nevada llegó a 7,3 por ciento en septiembre. Es uno de los seis estados en peor situación en la materia. Las ganancias producidas por los juegos de azar, los restaurantes y el turismo bajaron 30 por ciento.
El valor promedio de las viviendas de Las Vegas cayó más de 36 por ciento, la segunda peor reducción en todo el país, señaló a IPS el economista Jeffrey Waddoups, de la Universidad de Nevada en Las Vegas (UNLV). Las ejecuciones de hogares han sido las mayores del país durante un año y medio.
La comunidad de origen latinoamericana se vio particularmente golpeada, tanto por las ejecuciones como por la pérdida de empleos. La construcción de viviendas, que contrataba a grandes cantidades de inmigrantes de ese sector, "cayó al precipicio", según Waddoups.
Encima de las presiones económicas, muchos ciudadanos de origen latinoamericano, junto con inmigrantes documentados e indocumentados, fueron intimidados con agresiones.
Según Ángela Morrison, directora del Proyecto de Recursos sobre Inmigrantes de Nevada, los inmigrantes tienen mucho temor por las redadas en lugares de trabajo que se registran en el resto del país, aunque no todavía a nivel local.
McCain había copatrocinado una fallida reforma inmigratoria en 2006, que habría asignado beneficios a los inmigrantes. Pero una vez que obtuvo la candidatura a la presidencia, renegó de su propio proyecto y adoptó algunas posiciones de línea dura contra los inmigrantes para atraer votos republicanos. ***** +Otro color para la Casa Blanca: Cobertura especial de IPS Noticias (https://www.ipsnoticias.net/_focus/bush/index.asp) +Migraciones, puentes y muros: Cobertura especial de IPS Noticias (https://www.ipsnoticias.net/_focus/migracion/)
