Al finalizar la campaña electoral en Estados Unidos, expertos ya comienzan a pronosticar cómo sería un gobierno presidido por Barack Obama, el favorito para los comicios de este martes. Una importante señal es el equipo que lo ha rodeado hasta ahora.
Debido a la relativa inexperiencia de Obama en política exterior, es esa parte del equipo la que despierta más curiosidad. Allí se encuentra Dennis Ross, enviado especial a Medio Oriente del ex presidente Bill Clinton (1992-2001).
Ross tiene en su historial haber apoyado la campaña del conservador Proyecto para el Nuevo Siglo Estadounidense a favor de la guerra en Iraq y el haber sido consejero del Instituto Washington para Políticas de Medio Oriente (WINEP), bastión del pensamiento pro-israelí.
Generalmente considerado un político moderado que cuenta con el respeto tanto del gobernante Partido Republicano como del opositor Partido Demócrata, Ross, antiguo experto en la Unión Soviética, le ha dicho a amigos y a funcionarios de relaciones exteriores que espera ocupar un alto puesto en un futuro gobierno de Obama, uno que al menos se encargue de la política sobre Irán, sino sobre todo Medio Oriente.
Pero el pasado de Ross, hombre vinculado a los "halcones" (el ala más belicista en Washington) y promotor de una política de línea dura para con los vecinos árabes de Israel, ha despertado dudas de que sea el indicado para ocupar un cargo en un gobierno de Obama.
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Como le dijo un ex funcionario de Clinton a la revista Time a comienzos de este año, consultado sobre el papel de Ross en la campaña demócrata: "Si Obama quiere personificar algo nuevo que realmente pueda triunfar, no es sólo una diferenciación de (George W.) Bush lo que va a necesitar, sino de Clinton".
A pesar de cierto éxito como enviado de Clinton para articular acuerdos entre Israel y sus vecinos, los esfuerzos de Ross para lograr un fin del conflicto en Medio Oriente fueron un fracaso. En sus escritos, Ross atribuyó ese fracaso a la intransigencia palestina, en particular del ex presidente Yasser Arafat, pero nunca mencionó a Israel.
Otros participantes en esas negociaciones, en cambio, responsabilizaron a Ross. En su libro "Negociando la paz árabe-israelí", Daniel Kurtzer, también asesor de Obama, y Scott Lasensky citaron a varios funcionarios anónimos críticos de Ross.
"La percepción siempre era que Dennis (Ross) escuchaba lo que Israel quería y luego intentaba vendérselo a los árabes. Nunca fue visto como una figura mundial confiable ni como un mediador honesto", señaló un negociador árabe.
Asimismo, un ex representante de la administración de Clinton le dijo a los autores: "Al final, los palestinos no confiaban en Dennis. Pensaban que estaba demasiado inclinado a favor de los israelíes".
Ross tuvo su primer cargo importante acompañando a Paul Wolfowitz en el Departamento de Defensa durante la administración de Jimmy Carter (1977-1981). Wolfowitz —mejor conocido por su papel en promover la guerra en Iraq tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington y por su controvertida administración del Banco Mundialle pidió ayuda a Ross para redactar un estudio sobre las amenazas a los intereses de Estados Unidos en el Golfo Pérsico.
El trabajo, de 1979, titulado "Estudio de contingencia limitada", concluyó que, aparte de la Unión Soviética, una amenaza clave a los campos petrolíferos de la región era Iraq.
En su libro de 2004 "The Rise of the Vulcans" (El ascenso de los vulcanos), James Mann escribió que ese estudio "fue el primer examen completo de la necesidad de Estados Unidos de defender el Golfo Pérsico", y jugó un papel fundamental en el cambio de la política militar estadounidense hacia esa región.
Cuando Wolfowitz fue llamado a presidir el equipo de planificación de políticas del Departamento de Estado (cancillería) tras la elección de Ronald Reagan (1981-1989), incluyó a Ross entre sus asistentes, lo que, según Mann, pasó a conformar durante las dos décadas siguientes "en el corazón de una nueva red neoconservadora dentro de la burocracia de la política exterior".
Otros miembros del equipo de Wolfowitz eran Irwin Lewis Libby, consejero del vicepresidente Dick Cheney quien renunció tras ser acusado de revelar la identidad de una agente secreta de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), y James Roche, secretario de la Fuerza Aérea en la administración de Bush y quien también renunció tras irregularidades en un contrato de arrendamiento.
Además estaban Zalmay Khalilzad, embajador ante la Organización de las Naciones Unidas y luego en Iraq tras la invasión, Alan Keyes, eterno candidato en las internas republicanas, y Francis Fukuyama, teórico del "fin de la historia", —que pronosticaba el triunfo de la democracia liberal en el mundo tras la Guerra Fría— y fiel neoconservador que sin embargo criticó duramente a ese sector político por la guerra en Iraq.
La estrecha relación de Ross con los neoconservadores se fortaleció al pasar los años, y se hizo más pronunciada ante los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001. Apoyó la invasión a Iraq y, durante la actual campaña electoral, opinó junto a otros escritores de grupos como el American Enterprise Institute para promover políticas de línea dura contra Irán.
*Michael Flynn es el fundador del Proyecto de Detención Global en el Instituto de Posgrado de Estudios Internacionales y Desarrollo en Ginebra, Suiza.