EEUU: Obama bajo presión para permanecer en Iraq

La propuesta de que el presidente electo de Estados Unidos, Barack Obama, mantenga a Robert Gates como secretario (ministro) de Defensa parece un elemento clave de una amplia campaña para que abandone sus planes de retirar las tropas de Iraq en 16 meses.

La estrategia está impulsada por militares y sus aliados de la elite política y en los medios de prensa.

Pero, a pesar de las presiones, sutiles y no tan sutiles, es posible que Obama se aferre a su promesa de campaña respecto de la retirada de Iraq, según una fuente cercana al presidente electo.

A 24 horas del triunfo de Obama, la idea de mantener a Gates como secretario de Defensa —cargo que ocupa actualmente en el gobierno de George W. Bush— fue mencionada por el diario The New York Times. Informó que "columnistas" e "importantes legisladores" del Partido Demócrata consideraban que debía permanecer en el puesto "al menos interinamente, durante los primeros meses de la nueva presidencia".

El martes, el diario The Wall Street Journal señaló que dos asesores de Obama, a quienes no identificó, habían indicado que el presidente electo se "estaba inclinando" hacia Gates, aunque el artículo mencionó que existían otros candidatos.
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Asimismo, apuntó que Gates se oponía a cualquier tipo de cronograma para la retirada de Iraq, lo que podría significar que Obama dejara de lado se promesa de campaña de ordenar el retorno de la mayoría de las tropas para mediados de 2010.

Los asesores de Obama que apoyan la idea de retirar las tropas se han opuesto al nombramiento de Gates, ya que haría muy dificultoso para el nuevo presidente hacer valer su opinión sobre los militares.

Una fuente cercana al equipo de transición de Obama dijo el martes a IPS que las posibilidades de Gates eran de "alrededor de 10 por ciento". Señaló, asimismo, que el presidente electo se mantendría firme en su idea, a pesar de las presiones.

La oposición a la retirada de Iraq en un plazo de 16 meses es fuerte entre los militares y sus aliados políticos. La mayoría de los medios de prensa basaron su cobertura del tema en la idea de que ese plan tendrá que ser modificado para que resulte aceptable.

El diario The Washington Post publicó un artículo según el cual el almirante Michael Mullen, jefe del Estado Mayor Conjunto, considera que ese cronograma es "peligroso" y que las reducciones de tropas "deben depender de las condiciones en el terreno".

También señaló que comparten ese juicio el general David Petraeus, a cargo del Comando Central, con jurisdicción sobre Medio Oriente y algunos países asiáticos, y el general Ray Odierno, comandante de las fuerzas estadounidenses en Iraq.

The Washington Post citó a "expertos en defensa", quienes advirtieron que "si Obama presiona para retirar a dos brigadas por mes" el conflicto con los militares "sería inevitable".

Peter Feaver, ex funcionario del Consejo de Seguridad Nacional durante la presidencia de Bush, dijo que la propuesta de Obama precipitaría "una crisis entre civiles y militares", al no aceptar los argumentos de Mullen, Petraeus y Odierno.

La campaña se basa en la idea de que el planteo de Obama respondió a una motivación política durante la campaña electoral, y que el presidente electo no está necesariamente comprometido con su ejecución.

Feaver dijo a IPS que "es poco probable que haga lo que dijo que iba a hacer", y que Obama se dio a sí mismo "suficiente espacio de maniobra para modificar el plan".

Sin embargo, en el sitio de Internet del mandatario electo no se hace mención a ese "ajuste" del cronograma. En cambio, dice que "la retirada de tropas sería responsable y progresiva, dirigida por los comandantes militares en el terreno y realizada en consulta con el gobierno iraquí".

Asimismo, defiende la idea de retirar una o dos brigadas por mes y ofrece dejar una "fuerza residual" para "entrenamiento y apoyo de las tropas iraquíes, en la medida en que los líderes de ese país avancen hacia la reconciliación política y se alejen del sectarismo".

Cuando Obama se reunió en Bagdad, en julio, con Petraeus, el militar le presentó sus argumentos para una retirada basada en las condiciones en el terreno y le pidió la "máxima flexibilidad" en el tema, según la revista Time.

De acuerdo con ese artículo, Obama rehusó cambiar su posición. Le habría dicho a Petraeus que "su trabajo es tener éxito en los términos más favorables que se puedan obtener, pero el mío, como potencial comandante en jefe, es ver su asesoramiento e intereses a través del prisma de nuestra seguridad nacional", agregó Time.

Obama, indicó, habría defendido la idea de una retirada con fecha fija a la luz de la situación en Afganistán, los costos de la ocupación de Iraq y las exigencias que implica para las fuerzas armadas de Estados Unidos.

Quienes se oponen al plan del presidente electo parecen ignorar que la administración de Bush ya descartó la idea de un repliegue cuando lo exijan las condiciones del terreno, un planteo de los militares para responder a las demandas del gobierno iraquí de una retirada para fines de 2011.

Según Feaver, "si Washington accede a ese planteo, se preserva la flexibilidad que Petraeus y Odierno afirman necesitar".

Pero incluso ese pequeño margen de maniobra, permitiendo la extensión del plazo máximo de 2011 para una retirada, que figuraba en las primeras versiones del acuerdo, fue eliminado en el texto final, que el gobierno de Bush envió a las autoridades iraquíes la semana pasada, según la agencia de noticias Associated Press.

* Gareth Porter es historiador y experto en políticas de seguridad nacional de Estados Unidos. "Peligro de dominio: Desequilibrio de poder y el camino hacia la guerra en Vietnam", su último libro, fue publicado en junio de 2005 y reeditado en 2006.

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