El gobierno maoísta de Nepal incrementó significativamente el presupuesto escolar para lograr el objetivo de «educación para todos» en 2015, pero una visita a la montañosa aldea centrooccidental de Limi deja en evidencia que la meta será difícil de alcanzar.
El presupuesto educativo de este año, de alrededor de 500 millones de dólares, muestra un incremento de 44,5 por ciento respecto de 2007.
Asimismo, para evitar la deserción escolar, el gobierno prevé reforzar el programa de alimentos para 170.000 alumnos en distritos que enfrentan escasez de alimentos, tienen un pobre acceso a la educación y la tasa de matriculación de las niñas es baja.
Limi, que se encuentra a cinco días de marcha de Simikot, la cabecera del distrito, queda totalmente aislada del resto del país durante el invierno.
Pero ese no es el único problema, dijo Barkha Bahadur Karki, funcionario local del Ministerio de Educación. "Los padres aquí son analfabetos e ignoran la importancia de enviar a sus hijos a la escuela. Ni siquiera los maestros se preocupan por asistir a clase", explicó.
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Aunque existen tres escuelas desde hace dos décadas, ninguno de sus alumnos ha logrado pasar del primer grado.
La falta de maestros y la tendencia de enviar a los niños a los monasterios para que aprendan la cultura budista han agravado el problema.
El gobierno asignó dos maestros a cada una de las escuelas, a las que asisten en forma temporaria. Este año la primaria de Bhrikuti tiene 39 alumnos, Sunakhani, 68 y a Himshikhar asisten 33 niños.
Raj Bahadur Aidi, uno de los maestros de Bhrikuti, afirmó con orgullo que, a diferencia de otros colegas, él y un maestro de Sunakhani efectivamente asisten a las escuelas que les fueron asignadas.
Pero admitió que no se imparten clases porque la concurrencia de alumnos es muy baja.
Aidi señaló que cuando fue asignado a su escuela, hace tres años, había apenas cinco niños inscriptos, por lo que inició una campaña puerta a puerta para animar a los padres a enviar a sus hijos a clase.
Con el apoyo de un maestro espiritual budista, reverenciado por la población local, la asistencia ha mejorado, pero impartir clases es otro asunto.
Aunque el gobierno tiene programas y recursos presupuestarios para mejorar la calidad de la educación, carece de un mecanismo de supervisión que asegure que los fondos se emplean correctamente.
"No hay inspectores escolares y no tenemos otra opción que pagar a los maestros sus salarios si sus documentos están en orden", señaló Karki.
"Incluso los padres han dejado de quejarse", agregó. La última vez que reclamaron que se impartiera clases regularmente, las autoridades educativas del distrito no encontraron razones para actuar.
"Para ser honesto, estamos tomando ventaja de la inocencia de los padres y los niños", afirmó Aidi. "Ahora que una organización no gubernamental británica está enviando maestros privados, todos nosotros nos enfrentamos con un desafío", agregó.
El experto en educación Bidyanath Koirala dijo que ya es tiempo de que los maestros asuman la responsabilidad de dar clases a los alumnos a su cargo.
"El gobierno no puede eludir su responsabilidad. Debe haber un severo mecanismo para controlar esa violación a la ley. Los incrementos de presupuesto no alcanzan por sí solos para lograr el objetivo de educación para todos", concluyó.