SRI LANKA: Rebeldes tamiles reinician ataques suicidas

Los rebeldes Tigres para la Liberación de la Patria Tamil (LTTE) respondieron este lunes al ejército de Sri Lanka con el arma más mortal de su arsenal: el atacante suicida.

En el atentado, perpetrado en Kilinochchi, baluarte norteño de los Tigres, murió un ex jefe del ejército y otras 24 personas. El mayor general retirado Janaka Perera, uno de los comandantes militares más populares y condecorados del país, fue asesinado mientras inauguraba las nuevas oficinas del Partido Unido Nacional (UNP), el principal de la oposición, del cual él era líder local. Su esposa estaba entre las víctimas fatales.

En los últimos meses, el LTTE perdió considerables franjas de territorio y ahora enfrenta a las brigadas de vanguardia del ejército a las puertas de Kilinochchi, centro neurálgico de sus actividades políticas.

Desde inicios de los años 90, los cuadros suicidas del LTTE, llamados Tigres Negros, han sido responsables de las muertes de un presidente, por lo menos cuatro ministros y un comandante de la armada, además de un ex primer ministro indio.

El ex presidente Chandrika Kumaratunga (1994-2005) escapó por poco de un ataque suicida en 1999, pero perdió un ojo.
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El actual comandante del ejército, teniente general Sarath Fonseka, y el secretario de Defensa, Gottabaya Rajapakse, quienes lideran la ofensiva dentro del territorio dominado por los Tigres en el norte, también sobrevivieron a ataques suicidas.

A Perera, jefe del ejército entre 2000 y 2001, se le atribuye haber desbaratado un ataque del LTTE en la septentrional península de Jaffna en 2000.

Tras retirarse de las filas castrenses, se desempeñó como enviado de su país en Indonesia y Australia antes de regresar a Sri Lanka para integrarse a la vida política en representación del UNP.

«Las investigaciones iniciales indican que el Tigre que fue atacante suicida, disfrazado de adherente al partido, se había mezclado con otros civiles en el complejo, minutos antes de la llegada del militar retirado y de otros invitados para la apertura de la nueva oficina del líder de la oposición en la Provincia Norcentral», declaró el ejército de Sri Lanka.

El Ministerio de Defensa dijo que el atacante se había infiltrado en la multitud reunida para la ceremonia y había detonado los explosivos. El estallido esparció cadáveres y miembros de cuerpos humanos a la entrada al edificio.

Hace apenas dos días, cuando Fonseka asistía a las ceremonias de celebración del 59 Día del Ejército en Anuradhapura, en la Provincia Central del Norte, anunció que sus tropas se encontraban a dos kilómetros del centro de Kilinochchi.

En una entrevista con el Sunday Observer, periódico estatal que se publica en inglés, Fonseka urgió a los Tigres a rendirse ante las fuerzas que avanzaban, en vez de arriesgarse a combatir.

Las fuerzas del gobierno perdieron control ante el LTTE sobre el pueblo de Kilinochchi en septiembre de 1998. La organización rebelde lucha para obtener una patria separada para la etnia tamil en el norte y este de la nación insular.

Los tamiles constituyen 11,9 por ciento de los 20 millones de habitantes de Sri Lanka, y los cingaleses casi 74 por ciento.

El Ministerio de Defensa dijo que en el fin de semana se reportaron enfrentamientos al sur de Kilinochchi y que la fuerza aérea había llevado a cabo bombardeos también este lunes.

«Fuentes de defensa en la primera línea revelan que los soldados asesinados durante las operaciones de ayer mantuvieron el impulso de su avance en el sur de Kilinochchi y el occidente de Mankulam (al sur de Kilinochchi) pese a la fuerte resistencia del LTTE», indicó el Ministerio.

Fonseka dijo que el ejército permitiría escapar a las decenas de miles de civiles atrapados en las áreas norteña y oriental del pueblo hacia zonas demarcadas más seguras.

Según las últimas actualizaciones humanitarias de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), unos 220.000 desplazados permanecen en las áreas norte y este de Kilinochchi.

El gobierno y varias agencias humanitarias han acusado al LTTE de impedir que los civiles se trasladen a áreas controladas por el gobierno.

El UNP de Perera dijo que el gobierno debería asumir la responsabilidad por el asesinato, y lo acusó de hacer poco pese a ser consciente de la amenaza que se cernía sobre la vida del ex general.

«De hecho, un alto oficial de policía le había informado» a Perera sobre esa amenaza, declaró a los medios el secretario general del UNP, Tissa Attanayake.

«El gobierno venía realizando operaciones de búsqueda, también en Anuradhapura, varios días antes del asesinato. ¿Cómo puede explicar la presencia de un cuadro suicida?», planteó.

John Amaratunga, alto miembro del UNP, dijo a los medios que todavía no está claro quién realizó el ataque.

Pero el presidente Mahinda Rajapakse responsabilizó directamente a los Tigres, y señaló que el ataque fue un recordatorio más de que el país debe unirse para derrotar a la organización insurgente.

«Hemos perdido tantas vidas a manos del terrorismo que es tiempo de que nos unamos para vencer a esta maldición», dijo, mientras se dirigía a un acto en el sur del país.

 

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