PLÁSTICA-CUBA: El laboratorio de la periferia

Un artista cubano y una curadora francesa se empeñan desde hace tres años en develar la identidad de un barrio periférico de la capital cubana y convertirlo en espacio de confluencia de creaciones internacionales y de otros rincones de esta isla caribeña.

El Laboratorio Artístico de San Agustín (LASA), coordinado por Carlos Ariel Candelario Luaces y Aurélie Sampeur, ha proyectado hasta 2010 una serie de intervenciones en el entorno urbano y varias acciones de comunicación que deben de reavivar la apagada existencia cultural de esta zona habanera.

"Un punto importante de LASA es la identidad y el sentido de pertenencia de los habitantes de San Agustín", dijo Candelario a IPS. Este artista de la plástica aspira a convertir el barrio "en el centro de visita de la gente para adquirir información o acceder a determinada expresión cultural."

Candelario reconoce, sin embargo, que no son pocos los obstáculos en su contra. Durante años este punto de la geografía habanera ha sido calificado de "barrio dormitorio", por la escasez de oportunidades de trabajo y de esparcimiento, que obligan a la mayoría de sus residentes a salir de allí para realizar actividades cotidianas.

Según el dossier de presentación preparado por LASA, la carencia de actividades culturales incitan "al ocio muchas veces acompañado de bebidas alcohólicas y música grabada de muy mala calidad", además de estimular "el materialismo y el pragmatismo".

Para revertir este panorama, el proyecto artístico ha diseñado intervenciones sobre las principales vías de comunicación, el transporte público, la policía y un documental para rescatar la historia de este asentamiento urbano.

Con la cooperación de la facultad de Arquitectura del Instituto Politécnico José Antonio Echeverría, ocho paradas de ómnibus serán reconstruidas siguiendo conceptos del arte contemporáneo. Esta acción adquiere una especial relevancia en un área donde el transporte público es parte esencial de la cotidianidad.

Orientarse en el laberinto de edificios idénticos y avenidas mal identificadas de San Agustín puede convertirse en una odisea. LASA lanzará un concurso abierto a las escuelas y la población local para rediseñar y construir artesanalmente los marcadores de las calles.

"En el Archivo Nacional no existen documentos sobre San Agustín", afirmó Candelario, quien ha vivido siempre en este suburbio habanero. "Las autoridades de La Lisa (municipio al cual pertenece) tampoco tienen ningún documento que diga cuándo surgió el barrio", agregó.

Según el artista, de 36 años, dos empresarios españoles compraron una finca en estas tierras hace más de cinco décadas, a la que llamaron San Agustín por el nombre de uno de ellos y por la virgen a la que se habían encomendado en su huida de la guerra civil en España.

LASA ha establecido vínculos con la Escuela Internacional de Cine de San Antonio de los Baños (EICTV) con el objetivo de salvar, mediante una serie de documentales, esta falta de información sobre los orígenes y la evolución del asentamiento, de unos 35.000 habitantes, al tiempo que recogerán la labor del proyecto.

La idea nació del encuentro de Candelario y Sampeur en la celebración en 2005 de Mehr Licht! (Más luz) en La Lisa. El proyecto, que incluye además a la ciudad alemana de Brandemburgo y la francesa Ivry-sur-Seine, experimenta un "modelo de cooperación descentralizado" en las artes y la cultura en zonas periféricas.

"Luego nos casamos y decidimos vivir aquí", relató Sampeur. "Queríamos hacerlo en San Agustín porque la relación con la gente es muy honesta y abierta, no como en el centro de la ciudad, donde un extranjero es visto como un turista con dinero", confesó.

De cierta manera, LASA vino a concretar también los sueños como artista de Candelario, que durante años había trabajado en el barrio con la anuencia del gobierno local, pero con una repercusión reducida.

El proyecto les ofrece a los artistas de la isla la posibilidad de expresarse libremente, intercambiar con creadores de otras latitudes e interactuar con un público ávido de productos culturales.

"Llevar el arte a la calle es algo bueno, porque convertimos este espacio en una galería y la gente se detiene al menos a preguntar qué sucede", dijo a IPS Osmany Caro, artista cubano que participó en el lanzamiento oficial de LASA el 18 de julio, con la primera fase de la muestra Ensayos Públicos dedicada al sentido del gusto.

"Me interesa que sea en un barrio periférico y no en el centro de la ciudad porque allí es donde va usualmente la elite de cualquier manifestación de las artes y yo quiero llegar al tipo de la calle que nunca ha ido a una galería", dijo Caro, de la provincia de Cienfuegos, más de 230 kilómetros al este de La Habana, autor de la instalación Mezclan-2 dedicada al hábito de tomar café.

LASA es financiado con los ingresos personales de Candelario y Sampeur, además de los artistas que participan en sus acciones. También tiene el apoyo de Mehr Licht! en Alemania, Lieux Communs Production en Francia, el gubernamental Centro Wilfredo Lam, el Consejo Nacional de las Artes Plásticas en Cuba y el gobierno local.

"Si el trabajo que hacemos favorece que la gente se sienta un poco más orgullosa de donde está, si permite que la gente conozca mejor el suelo que pisa, ya tenemos un gran paso de avance", señaló Candelario.

"Si los artistas se sienten estimulados a cambiar su obra a partir de su experiencia en LASA, como ha ocurrido ya con algunos, pues también es un gran paso", aseguró el creador.

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