PAKISTÁN: Inflación y violencia afectan ventas de Ramadán

Cuando el mes sagrado musulmán de Ramadán se acerca a su fin, las ventas por lo general se incrementan en Pakistán de cara a la festividad de Eid al Fitr, que cierra el periodo de ayunos.

Pero, este año, los preparativos en este país de Asia meridional predominantemente islámico han estado afectados por dos monstruos gemelos que parecen crecer en forma acelerada: la inflación y la violencia.

La inflación de 25 por ciento, la máxima registrada en este país, ha impactado definitivamente en el gasto durante Eid. Una joven de casi 30 años, tras una excursión de compras toda la noche con su esposo en Karachi, dijo a IPS que por lo general ella tenía tres o cuatro vestidos para las fiestas. "Este año, sólo compré dos. He reducido mis compras de Eid a la mitad, debido a la inflación", señaló.

El Ramadán es el noveno mes del calendario musulmán, y en él se realiza un ayuno diario desde el alba hasta que se pone el sol. Las cenas de rompimiento del ayuno ("Iftar") son una celebración comunitaria, y la demanda de alimentos crece en esos días.

El "hilal", o primer haz de la luna creciente que marca el fin del mes sagrado, fue avistado el lunes en Indonesia, el país con mayor número de musulmanes, por lo que se dio inicio a la festividad de Eid, que cierra el Ramadán y que se celebra con banquetes, visitas a familiares y amigos, regalos y estreno de ropa nueva.
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Sin embargo, otras naciones de mayoría islámica aún no han determinado el fin del mes de ayuno, ya que se rigen por otros factores, políticos o religiosos.

"El gasto de una familia se duplicó durante los últimos seis meses", dijo a IPS un profesor retirado de Karachi. "Pero mis fondos de retiro son los mismos que antes. Ni me planteo comprar nuevas cortinas este año", señaló.

Según informes en todo el país, hay una caída de entre 30 y 40 por ciento respecto del año pasado en las ventas de productos básicos relacionados con el Eid, principalmente ropa y zapatos, y en segundo lugar artículos para revestir las casas. Las ventas de muebles, las cortinas y las alfombras cayeron entre 50 y 60 por ciento respecto del año pasado.

Durante el Ramadán, los comercios suelen permanecer abiertos hasta tarde en las principales ciudades de las llanuras del sur, como Lahore y Karachi. Con frecuencia, el ajetreo y el bullicio continúan hasta la madrugada, y en algunas zonas hasta el "sheri", la comida previa al amanecer.

Conforme se acerca el Eid, las compras se hacen más frenéticas, y los mercados se vuelven más concurridos después de la cena de Iftar. Hay tanto comercios tradicionales como modernos, con aire acondicionado. Cuando se produce alguno de los habituales cortes de luz, el ruido de los generadores se mezcla con las conversaciones de los comerciantes con sus clientes, por lo general mujeres que se quejan de los altos precios.

"Las cosas están 50 por ciento más caras", dijo una joven, una de los cientos de comerciantes que instalan puestos temporales en las calles cada Ramadán para vender un artículo esencial para el Eid: pulseras coloridas y transparentes que las mujeres combinan con sus nuevos vestidos.

Normalmente, esos comercios estarían saturados de clientes hasta las últimas horas. Ahora, las bombillas de luz iluminan sólo a los brazaletes, que brillan en sus cajas de cartón mientras los vendedores están sentados a un lado esperando que llegue algún comprador. "Las cosas están más caras, y nuestros clientes disminuyeron a casi la mitad", dijo un joven comerciante.

Muchos otros que hablaron con IPS también dijeron que las ventas se redujeron a la mitad, pero de todas formas afirmaron esperar ganancias.

Faisal vende joyería artificial en un pequeño comercio con escaso espacio para los clientes, en un pasaje muy concurrido de una plaza comercial. Él alquila ese lugar por 130 dólares al mes. "Ahora hay más personas que sólo vienen y miran sin comprar, pero estaré bien", dijo mientras ofrecía a una joven un brazalete de imitación plata con perlas, por dos dólares.

Consultado sobre cómo se siente trabajando en ese pasaje con escasa ventilación y sin salidas rápidas en caso de emergencia, él sonrió y encogió los hombros al responder: "Simplemente, todo tiene que continuar. Depende de Alá, al igual que este país".

Mientras, las ventas en Islamabad se vieron severamente afectadas por el ataque con bomba del 20 de septiembre contra el Hotel Marriot.

"Creo que es una combinación de la inflación y la situación de seguridad", dijo Adam, el joven que administra un comercio de venta de papas fritas condimentadas con especias.

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