Estados Unidos recibe cada vez mayor cantidad de refugiados iraquíes, pero expertos y organizaciones humanitarias le reclaman abrir aun más las puertas. Regresar a casa es, para muchos, una condena a muerte.
Washington cumplió su objetivo de admitir a 12.000 refugiados iraquíes para el año fiscal 2008, que terminó el 30 de septiembre, y promete admitir a más de 17.000 el 2009, además de otros 5.000 bajo un programa especial de visas.
Aproximadamente 1,5 millones de refugiados iraquíes viven en Siria, Jordania y otros países vecinos. Entre ellos, 9.000 buscan reasentarse en Estados Unidos, según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur).
Organizaciones humanitarias especializadas aplaudieron el aumento del flujo de refugiados iraquíes que se radican en Estados Unidos. Pero considerando la gran cantidad que otros en situación de alta vulnerabilidad que intentan la odisea, Washington tal vez no está haciendo lo suficiente.
"Por cierto, Estados Unidos cumplió su objetivo para este año. Pero el del año próximo es mucho menor de lo que se necesita", opinó Kristèle Younès, de Refugees International.
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La cantidad de iraquíes acogidos por este país en el pasado año fiscal "representa un logro significativo", reconoció Bob Carey, vicepresidente de programas de reasentamiento de refugiados del Comité Internacional de Rescate (IRC, por sus siglas en inglés).
"Pero, para empezar, ese objetivo era demasiado bajo. Y un aumento de apenas 5.000 el año próximo parece particularmente magro", agregó Carey.
Muchas organizaciones de defensa de los refugiados y de los derechos humanos enfatizan en el hecho de que Washington es responsable de la guerra que dio pie a la crisis.
El Departamento de Estado (cancillería) anunció en septiembre que este país había superado el umbral de 12.000 iraquíes admitidos.
"Creo que en el curso del año fiscal 2009 Estados Unidos admitirá a decenas de miles de iraquíes en Estados Unidos", dijo a la prensa el embajador James Foley, a quien la secretaria de Estados (canciller) Condoleezza Rice encargó en 2007 la tarea de coordinar el flujo de refugiados de esa procedencia.
Expertos en asuntos iraquíes y organizaciones de derechos humanos están preocupados por el regreso de refugiados a sus hogares en ese país del golfo Pérsico o Arábigo.
"Iraq es hoy mucho más seguro que antes, sin dudas. Está tranquilo. Parece haber mejorado mucho", dijo a IPS Phebe Marr, autora de "The Modern History of Iraq" ("La historia moderna de Iraq").
Pero también advirtió que las familias exiliadas podrían encontrar dificultades al regresar a Iraq. Algunas que lo han hecho encontraron sus hogares han sido ocupados por otros y pocas oportunidades laborales, señaló.
Michael Kocher, quien supervisa los programas de asistencia internacional del IRC, observó consecuencias potencialmente aun más serias para los retornados.
"Para muchos civiles iraquíes, volver equivale a una condena a muerte. Una fracción diminuta de los que regresan se han quedado, pues saben que sus barrios todavía son violentos, inseguros, y carecen de servicios básicos. Alentar el regreso en esta etapa es irresponsable", sostuvo.
Al acercarse las elecciones de noviembre en Estados Unidos y la investidura de un nuevo presidente en enero, IRC urgió al próximo gobierno a reconocer su obligación de asistir a los iraquíes vulnerables, a quienes regresan y a aumentar la ayuda humanitaria en la región.
En una declaración, IRC también exigió presionar al gobierno iraquí y a otros para abordar de modo adecuado la crisis de refugiados, así como establecer criterios internacionales para acogerlos, especialmente cuando están en peligro y se han agotado otras opciones.
El Departamento de Estado también fue crítico del gobierno iraquí por su insuficiente ayuda a sus refugiados.
"La falta de disposición del gobierno iraquí a compartir la carga internacional de asistir a los refugiados se volvería más comprensible si estuviera asumiendo un esfuerzo serio y creíble para preparar un retorno a gran escala", dijo Foley en la conferencia de prensa de septiembre.
Refugees International sostuvo que el gobierno de Iraq, a pesar de su enorme presupuesto —posible gracias a las ganancias petroleras—, ha "ignorado el bienestar de cuatro millones de iraquíes desplazados", al negarse a acceder este año a tres pedidos de financiamiento formulados por un comité parlamentario especializado.
El presupuesto de Iraq será de casi 80.000 millones de dólares, de los cuales el comité requirió 4.000 millones.
"No hay excusas para la pobre respuesta del gobierno de Iraq a los desplazados", dijo Younès en la declaración de Refugees International. "El gobierno tiene los recursos para ayudar a los desarraigados de sus hogares."
"Para estabilizar a Iraq, sus necesidades deben satisfacerse en los lugares donde viven ahora", expresó.
Refugees International sostiene que Iraq sigue siendo un lugar peligroso para las familias que retornan. En los últimos dos años se redujo la violencia, pero "la situación dista de ser estable y muchos hogares son dañados u ocupados por insurgentes o por otras familias", advierte el comunicado.
Regresar a esos lugares podría conducir a nuevos desplazamientos, opinó Younès.
"La mayoría de los refugiados creen que nunca podrán volver a casa, pues han sido amenazados directamente y sus hogares son ocupados. En vez de presionar a civiles desplazados para que regresen al peligro y el caos, es momento de que el gobierno de Iraq los asista en sus áreas de asilo", concluyó.